Explican por qué hay más casos de gripe en invierno

Existe una cuestión que lleva mucho tiempo pendiente de resolverse por parte de los virólogos, los científicos especialistas en virus y organismos afines. Se trata de la estacionalidad de uno de los virus infecciosos más comunes, el de la gripe. Es decir, ¿por qué se dan muchos más casos de gripe durante el final del otoño y el invierno que el resto del año en las zonas templadas, y durante la época de lluvia en los trópicos? Y un reciente estudio parece haber dado con la respuesta.

[Relacionado: Temporada de gripe se adelanta en EEUU]

Hasta ahora la estacionalidad de estas infecciones se explicaba por dos factores. Por una parte estaba la vuelta de los alumnos a los colegios.

Los niños suelen ser más descuidados en temas de higiene y salud que los adultos, y al volver a juntarse en clase suponían un vehículo perfecto para extender la enfermedad.

El segundo factor es la cantidad de tiempo que pasamos en el interior de nuestras casas en  invierno. Cuando termina el verano comenzamos a pasar más tiempo encerrados dentro de edificios, bien en el trabajo o en casa. Debido a esto, una persona infectada por la gripe pasa más tiempo en contacto con otras personas. El ambiente cerrado ayuda a que los virus se mantengan más tiempo en el ambiente.

La explicación que proponen en este trabajo para la estacionalidad tiene que ver con la humedad  relativa.

Según han podido demostrar, el virus es capaz de sobrevivir mucho mejor  cuando la humedad relativa, la cantidad de vapor de agua en el ambiente, es muy baja. Pero en estas condiciones no se desarrolla y pierde capacidad infecciosa.

En condiciones de alta humedad el virus se desarrolla muy rápidamente, y aumentan las posibilidades de infección.

Estas condiciones serían las idóneas para ellos, sin importar tanto la temperatura. En cambio, cuando se dan niveles de humedad medios el virus queda más expuesto a químicos que puedan afectarle.

En las regiones templadas los veranos son cálidos y secos. Durante esta época el virus se queda latente. Es decir, sobrevive pero con una capacidad infecciosa muy baja. Al llegar el otoño la humedad relativa va subiendo, lo que hace que el virus se enfrente a más sustancias tóxicas para él.

Es durante el invierno cuando se dan las condiciones más apropiadas para el virus. Dentro de los hogares, y debido a los sistemas de calefacción, la humedad relativa es muy baja.

Esto hace que el virus entre en latencia y pueda extenderse entre la población. Y de puertas para afuera encuentra la mejor de las situaciones para comenzar su ciclo infeccioso.

Pero, ¿por qué durante los primeros meses de la primavera se dan menos casos? La respuesta tiene que ver con las cepas de los virus, con su capacidad para mutar, y con la capacidad del sistema inmune para evitar las infecciones recurrentes.

Cuando sufrimos un episodio de gripe quedamos inmunizados para esa determinada cepa. El virus de la gripe tiene una asombrosa capacidad para mutar, y por eso todos los años aparecen nuevas cepas que pueden infectarnos. Esta es la razón por la que las vacunas de la gripe solo sirven para el año en que se crean, y no sean efectivas al 100%.

Las tasas de mutación más altas, el momento en que aparecen más cepas distintas, se da en verano. A lo largo del otoño y el invierno una gran cantidad de personas se infectan y quedan inmunizadas para esas cepas. Al llegar la primavera un porcentaje muy mayoritario de la población es inmune a las variedades de ese año, y el virus necesita pasar por otra época de intensa mutación para volver a tener plenas capacidades para infectarnos.

Fuente: Yahoo! España
Explican por qué hay más casos de gripe en invierno