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Explican el truco que permite a un caracol marino vivir como una planta

Ejemplar de Elysia chloritica en su medio ambiente. (Crédito imagen: LiveScience.com).
Ejemplar de Elysia chloritica en su medio ambiente. (Crédito imagen: LiveScience.com).

Hace unos años oí hablar de un animal absolutamente peculiar, el único del que sabemos que es capaz de alimentarse a la manera de las plantas cuando llegan épocas de escasez, un caracol verde esmeralda llamado Elysis chlorótica. La peculiaridad de este molusco es que es capaz de sustraer los cloroplastos (o plastos) - las fábricas de energía de las plantas - de las algas de las que se alimenta, e incorporarlos a su propio metabolismo para que prosigan realizando la fotosíntesis en su propio beneficio.

Los científicos están muy interesados en entender este mecanismo de transferencia horizontal de genes entre especies distintas. De hecho si fuéramos capaces de obrar el mismo truco, podríamos incorporar a nuestro genoma (por ejemplo) los genes que permiten que una salamandra regenere un miembro perdido, y de ese modo permitir que nuestros amputados pudieran hacer brotar un nuevo brazo de su muñón. Aún queda un largo trecho hasta lograr algo así, pero para empezar, un nuevo estudio sobre el caracol esmeralda ha desvelado el secreto de su truco.

Lo asombroso del E chorótica no es solo que sea capaz de robar los cloroplastos de la especie de alga de la que se alimenta, Vaucheria litorea, sino que ha adaptado su genoma para que estas estructuras no perezcan en su interior. El truco funciona tan bien, que de hecho los cloroplastos sobreviven en su interior una media de 9 meses, más de lo que lo haría dentro de la planta de la que fueron robados, en un proceso llamado "cleptoplastia". Gracias a este logro, el caracol es capaz de sobrevivir solo a base de sol, al igual que una planta, cuando las algas u otros alimentos escasean.

Ahora, un trabajo del cual es coautor Sidney K. Pierce, profesor emérito en la Universidad del Sur de Florida, presenta la primera evidencia directa de que los cromosomas del caracol verde esmeralda poseen también algunos genes provenientes de las algas de las que sustraen los cloroplastos. Estos genes ayudan a que el molusco pueda sostener en el tiempo los procesos fotosintéticos llevados a cabo por los cloroplastos, que le sirven de alimento "solar".

La coloración verde esmeralda del caracol se debe de hecho a los cloroplastos, que siguen realizando la fotosíntesis en el interior del molusco una vez robados de las algas que los produjeron. (Crédito imagen Zenfs.com).
La coloración verde esmeralda del caracol se debe de hecho a los cloroplastos, que siguen realizando la fotosíntesis en el interior del molusco una vez robados de las algas que los produjeron. (Crédito imagen Zenfs.com).

Para confirmar que algunos genes del alga V. litorea estaban presentes en los cromosomas del E. chlorotica, se empleó una técnica de visionado avanzada. Fue así como se confirmó que los genes "robados" por el caracol de la planta, son precisamente los responsables de producir una enzima de importancia crítica para el buen funcionamiento de los cloroplastos.

Se sabía desde la década de 1970 que este caracol robaba cloroplastos de la V. litorea y los incorporaba a sus propias células digestivas, pero hasta ahora no se tenía conocimiento de cómo el molusco lograba hacerles sobrevivir durante tanto tiempo. Ahora los científicos saben que los genes encargados de generar la enzima vital para que los cloroplastos prosperen en el interior del caracol ya está incorporados a su genoma, y que se transmiten de una generación a la siguiente. De ese modo, los caracoles recién nacidos ya están preparados para "vivir del sol" en cuanto comienzan a alimentarse de sus algas favoritas y a robarles sus fábricas fotosintéticas.

Probablemente este caracol no sea un buen modelo biológico para intentar terapias con humanos, pero de todos modos sería tremendamente instructivo que lográsemos entender el mecanismo por el que algo así - el intercambio de genes entre animales y plantas multicelulares - ha podido ocurrir de forma natural. Podríamos aplicar ese conocimiento en nuestro propio beneficio: lograr terapias génicas que nos ayuden a combatir las enfermedades hereditarias.

El trabajo acaba de publicarse en la revista The Biological Bulletin.

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Historia original: Yahoo España