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El neurocientífico que quiere reinventar el concepto de anestesia

Emery Brown ha comprobado que si monitoriza la señal del cerebro necesita mucha menos anestesia para realizar operaciones. Su técnica puede mejorar la calidad de millones de operaciones.

Imagen: Len Rubenstein (MIT News)
Imagen: Len Rubenstein (MIT News)

Cada día miles de personas en el mundo se someten a las más diversas cirugías bajo los efectos de la anestesia. Por increíble que parezca, este método se ha utilizado en los últimos 160 años sin que los médicos y los científicos sepan a ciencia cierta cómo funciona. Durante cualquier operación con anestesia general, el paciente está controlado en todos los aspectos: se mide su presión arterial, su ritmo cardíaco, su respiración, temperatura... Pero nadie monitoriza el cerebro, que es el órgano que está recibiendo directamente los efectos de la droga.

El neurocientífico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Emery Brown lleva varios años trabajando en comprender qué pasa exactamente en el cerebro durante la anestesia. Y cuando opera como anestesista en el Hospital general de Massachusetts él si monitoriza la señal cerebral de sus pacientes. Mediante electroencefalograma (EEG), Brown y su equipo controlan mediante un programa diseñado por ellos si la anestesia está haciendo efecto y reducen la dosis a lo justo y necesario, sin poner más cantidad de la que hace falta.

Lo que han visto, explican, es que puede emplear entre un 50 y un 75% menos anestesia para una operación, especialmente en el caso de personas mayores. "Nunca me atrevería a hacerlo sin monitorización porque la cantidad de droga que necesitan es tan pequeña que temería que el paciente despertara", asegura. "Pero con el EEG, puedo estar seguro de que la cantidad es apropiada".

La última vez que hablé con Emery Brown, hace un par de años, acababa de presentar un estudio en el que describía por primera vez "cómo se comportan las neuronas del cerebro humano en el momento en que los pacientes pierden la conciencia bajo anestesia general". Lo que muestran las lecturas del electroencefalograma (EEG) muestran ondas de baja frecuencia de alrededor de un ciclo por segundo, mientras que las neuronas individuales se activaban y desactivaban rítmicamente durante unos milisegundos creando una oscilación.

Porque la clave de la pérdida de conciencia está precisamente en esta oscilación rítmica que induce la anestesia. "Cuando una persona pierde la conciencia", explica Xurxo Mariño desde el Grupo de Neurociencia de la Universidad de La Coruña, "sus neuronas se ponen todas a hacer la ola, a bailar conjuntamente con una oscilación rítmica de una frecuencia baja. Es decir, si todas hacen la ola, no hay mente". "Para estar consciente", asegura Brown, "el cerebro necesita ser capaz de hacer muchas cosas. Una de ellas es transmitir información entre diversas áreas. Si esta transmisión está bloqueada, porque los circuitos están cerrados u oscilando, entonces no se puede mantener la conciencia".

Lo que reivindica ahora Brown es que, con estos nuevos conocimientos, debemos reinventar el modo en que se aplica la anestesia y usarla de una manera más moderada con los pacientes en la medida en que las mediciones de la señal cerebral lo permitan. "Estamos dando un paso atrás y decimos: ahora que entendemos cómo funciona, ¿cómo podemos diseñar nuevas estrategias para la anestesia?", asegura. Un cambio estas características ahorraría muchísimos efectos secundarios a los pacientes, como la confusión tras una cirugía. Y eso sería un gran avance para todos.

Fuentes: New strategies for anesthesia (MIT) | Anestesia y sueño: así se apaga y se reinicia la conciencia (lainformacion.com)