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Descubren al animal vivo más viejo del mundo…hasta que los científicos lo matan

En algunas ocasiones las mejores intenciones de los científicos – junto con ideas que después se demuestran erróneas – acaban en situaciones tristes. Este es el caso del animal vivo más viejo del mundo que se ha descubierto hasta el momento: para comprobar que lo era, los científicos tuvieron que matarlo. Y pasados unos años se ha sabido que se equivocaron al dar su edad, y que lo podrían haber hecho sin dañarlo.

El animal en cuestión es un bivalvo, en concreto un tipo de almeja de la especie Arctica islandica. En 2006, durante una expedición científica, este ejemplar y muchos otros fueron sacados del mar.

La idea con la que se llevó a cabo el proyecto era sencilla. En Islandia, lugar en el que se pescaron estas almejas, se dan animales muy longevos. Especialmente en esta especie, que mantiene el récord desde hace décadas. Y como la concha de estos animales guarda mucha información ambiental, gracias a animales de tantísima edad se puede saber cómo era nuestro planeta hace cientos de años.

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Para saber qué edad tiene una almeja sólo hace falta contar sus anillos de crecimiento. Ocurre igual que con los árboles: cada año que pasa suman un anillo, así que si los cuentas obtienes la edad del animal. La mala suerte hizo que esta almeja fuese capturada cuando todavía se pensaba que contar las líneas internas daba una mejor estimación que las externas. Al abrirlo acabaron con su vida.

No sólo eso. Resulta que la primera cifra que dieron fue de 400 años, lo que lo convertía en un récord de edad. Le dieron el nombre de almeja Ming por la dinastía china que gobernaba en aquella época. Y menos mal, porque gracias a que los Ming gobernaron más de 300 años, no han tenido que cambiarle el nombre.

Hace unos meses, los investigadores volvieron a contar los anillos, pero esta vez los de la zona exterior. Antes se contaban los interiores porque sufren menos desgaste por las mareas y otros factores ambiental, y no se desdibujan tanto. De hecho, se buscan en la zona del ligamento, el pequeño abultamiento que tienen los bivalvos en la zona de unión de las dos conchas, donde están más protegidos.

Pero ahí son muy pequeños. Cuando la almeja ha vivido unas décadas, es fácil contarlas. Pero si son cientos de años, la probabilidad de error se hace cada vez mayor. En este caso, se equivocaron en más de cien años. Con el nuevo conteo ha pasado de 400 a 507 años, año arriba año abajo. Y la edad se ha confirmado por otros métodos, como el carbono-14.

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Ya se ha dicho que hay una buena razón para estudiar a estos animales. Un motivo que justifica sacarlos de su hábitat y contar su edad. Incluso abrirlos cuando esa era la técnica aceptada.

La concha de estos animales la produce el animal. Y como cualquier estructura biológica, refleja las condiciones del ambiente en que viven. Por ejemplo, la temperatura de los océanos. Y no sólo porque los años en los que se dan mejores condiciones los anillos sean más anchos.

Para fabricar su concha, las almejas y otros bivalvos utilizan oxígeno. Como otros muchos átomos, el oxígeno puede “venir en variedades” que sólo se diferencian por su peso. Y dependiendo de la temperatura del agua, los distintos isótopos estables – que es como se llaman las variedades – se disuelven mejor o peor. Si se conocen las proporciones entre unos y otros, se puede calcular la temperatura del agua en ese año.

Fuente:Yahoo! España
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