Crean un ranking de los pájaros más “raritos” para protegerlos

Si los recursos a su disposición fuesen infinitos, el trabajo de los biólogos de la conservación sería mucho más sencillo. Si contasen con más dinero del que pudiesen gastar, todo el personal que necesitasen para contratar y la total implicación de políticos y la sociedad en general, el enfoque de esta disciplina sería completamente distinta. Consistiría en conservar y proteger a todas las especies del planeta.

Por desgracia, esto no es así. Y por eso la base de la Biología de la Conservación es determinar en qué especies centrarse y a cuáles prestar menos atención. Hay muchos enfoques distintos sobre cómo tomar esta decisión. El de las especies carismáticas, que despiertan la simpatía de la gente. O centrarse en las especies clave – las que resultan fundamentales para los procesos ecológicos – o las especies “paraguas”, las que presentan requisitos muy amplios de manera que permiten proteger al mismo tiempo a otras muchas.

En un artículo reciente se ofrece otra visión más. Si hay que elegir qué especies conservar, ¿por qué no esforzarse en aquellas que ofrecen mayores diferencias evolutivas? O dicho de manera simple: si se protegen las especies más “raritas” se conservarán las alternativas evolutivas más peculiares, haciendo que el esfuerzo sea más global.

Para explicar su propuesta, los científicos se han centrado en un grupo biológico, el de las aves. Principalmente porque son representativas – lo que quiere decir que los patrones para elegir especies peculiares se pueden luego exportar a otros grupos – y por ser de los mejor estudiados.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “especies raritas”? El término técnico que han creado es el de “evolutivamente peculiares”, en inglés evolutionary distinctive species. Pero lo mejor será poner un par de ejemplos para entender a qué se refieren.

Los investigadores han realizado un ránking, ordenando las especies por su diferencia con el resto. Y en primera posición está el guácharo o pájaro aceitoso (Steatornis caripensis). Este pájaro vive en cuevas muy profundas, y gran parte del tiempo lo ocupa entrando y saliendo de oquedades en la roca. Para lograrlo, recubre su cuerpo de una gran cantidad de aceite o grasa que él mismo produce. Y es tanta la cantidad que podría emplearse como una de las antiguas lámparas de aceite.

En tercer lugar se encuentra el hoacín (Opisthocomus hoazin), un ave tropical. Entre sus muchas peculiaridades, tiene garras en las alas que le sirven para agarrarse a las ramas y trepar. Pero lo más sorprendente es su sistema digestivo. Se alimenta igual que un rumiante. El estómago está dividido en varias cámaras. El ave traga hojas y frutos, que pasan a la primera cámara. Ahí son digeridas por las bacterias – fermentación bacteriana – y son éstos microorganismos los que luego consume el pájaro. Este caso es único entre las aves.

La lista tiene más de 9.900 entradas, ordenadas según lo distinto que sea su ADN del resto de pájaros del planeta. Gracias a esta lista se puede saber no sólo quiénes son los pájaros más peculiares. Cruzando estos datos con los de distribución, se conoce también en qué lugares se acumulan estas especies tan distintas, y por lo tanto dónde centrar los esfuerzos. No es ninguna sorpresa que estas regiones sean, principalmente, Nueva Zelanda, Australia e Indonesia.

Tanto con el ránking como con los mapas de distribución se ha puesto en marcha un programa por parte del Parque Zoológico de Londres, para llevar a cabo acciones de conservación de estas especies tan interesantes evolutivamente. El programa se denomina Edge of Existence, y ya ha servido para ayudar a otra especie curiosa: el águila monera (Pithecophaga jefferyi), un ave rapaz que se alimenta, obviamente, cazando monos.

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR:

Fuente: Yahoo España
Crean un ránking de los pájaros más “raritos” para protegerlos