Cacahuete: una historia demoledora de lo que la basura puede hacerle a un animal

La icónica imagen de esta tortuga, ejemplo claro de lo que la contaminación y la basura puede hacerle a la fauna

Foto de Cacahuete cuando fue encontrada, con el plástico aún rodeando su cuerpo./Crédito: Missouri Department of Conservation
Foto de Cacahuete cuando fue encontrada, con el plástico aún rodeando su cuerpo./Crédito: Missouri Department of Conservation

Una imagen vale más que mil palabras. Eso se tiene claro en Biología de la Conservación desde hace mucho tiempo. Es el motivo por el que se utilizan fotos de cachorros de lince o de oseznos en lugar de arañas o copépodos. Por eso os presento a Cacahuete, una tortuga que puede hacer más por nuestros lagos y ríos que cien batallones de voluntarios.

Porque si la historia que acompaña a la foto es buena, la mayor parte del trabajo está hecho. Ese es precisamente el caso de Cacahuete, el nombre cariñoso que se ha puesto a un ejemplar de jicotea elegante (Trachemys scripta elegans), también conocida como galápago de Florida*.

Como cualquier miembro de su especie, Cacahuete es capaz de merodear por tierra e igualmente nadar en lagunas o en zonas remansadas de ríos. Vaya, que es un animal semi-acuático, que pasa de tierra firme al agua y vuelta otra vez.

Pero en las fotos se puede ver que tiene una forma “rara”. Un perfil como de reloj de arena, o de cacahuete– y por ello el nombre. La culpa la tiene la basura dejada por algún desalmado. Cuando era pequeña, se quedó atrapada en un plástico de los que se usan para mantener juntas las latas de cerveza.

Al ir creciendo con un corsé, su cuerpo se tuvo que adaptar. El problema es que esto la hacía muy vulnerable a los depredadores. Si las tortugas no se caracterizan precisamente por su velocidad, peor aún si les cambiamos la forma. Sobre todo a la hora de nadar, ya que un reloj de arena no es especialmente hidrodinámico.

Una vez que quitaron el plástico, los científicos comprobaron que los daños eran permanentes/Crédito: Missouri Department of Conservation
Una vez que quitaron el plástico, los científicos comprobaron que los daños eran permanentes/Crédito: Missouri Department of Conservation

Por suerte, Cacahuete fue encontrada a principios de la década de los noventa. Y desde entonces vive en un acuario, lejos de los problemas que encontraría en su hábitat natural. Aunque se le pudo quitar el plástico, el daño ya estaba hecho y se quedó con esta forma para siempre.

Ahora tiene un papel muy distinto. Sirve como ejemplo clarísimo del daño que dejar la basura tirada en mitad de la naturaleza puede tener. La imagen que vale más de mil palabras para conservar ríos, lagos, mares y océanos. Y el icono de una iniciativa, la “No More Trash campaing”, para concienciar del problema en su estado natal, Missouri.

Y lo seguirá siendo por mucho tiempo. Como cualquier animal, algún día Cacahuete morirá. Pero su capacidad para concienciar y convencer de la importancia del respeto a la naturaleza la sobrevivirá.

Me enteré leyendo aquí.

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