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Quiénes son los elegidos por los extraterrestres

"Encuentros cercanos del tercer tipo". Nave en La Torre del Diablo (Wyoming, EE.UU.)
"Encuentros cercanos del tercer tipo". Nave en La Torre del Diablo (Wyoming, EE.UU.)

Hace décadas que la controversia ovni trascendió la cuestión de su credibilidad. Ya es un movimiento religioso donde el cuerpo central de la fe no pasa sólo por supuestas naves estrelladas en Roswell, fotos borrosas o el relato contradictorio de un automovilista inseguro sobre lo que vio. Hoy la escena es ocupada por personas que aseguran estar directamente comunicadas con seres de otros mundos. Señoras y señores, pero también niños índigo, que dicen mantener una cercana relación con criaturas que no son de la Tierra, habitan ciudades subterráneas o universos alternos, vecinos de aquí nomás pero en otra región del espectro visible. Invisibles, e incluso intangibles a todos los efectos, salvo para unos pocos; los elegidos, los que siguen el lema según el cual hay que creer para ver.

"Los elegidos" no están locos ni son sectarios en busca de promoción, o gente ávida por reclutar mano de obra barata. Hay un mercado de la fe, sin duda, pero la lógica del intercambio ("te ofrezco una experiencia asombrosa a cambio de que contribuyas con mi manutención") no necesariamente les resta honestidad; en su inmensa mayoría son personas curtidas en el arte de esperar. Afirman haber sido contactadas por alguna de las diversas razas extraterrestres que, según creen, visitan la Tierra desde hace milenios. Pregonan que la consciencia de una parte de la humanidad está madura para un cambio. Estos tiempos, aseguran, son cruciales. Y ellos, los elegidos, van a cumplir un papel protagónico en el plan divino, donde algunos ascenderán a naves para ser evacuados, otros permanecerán en el planeta y muchos, muchísimos otros desencarnarán.

Ceremonia en las 7 Luminarias
Ceremonia en las 7 Luminarias

Nat Geo realizó una producción sin precedentes sobre este asombroso fenómeno social. La serie, que comienza el Domingo 9 de diciembre a las 21.30 horas, documenta mito y actualidad de los contactados, un movimiento cultural originado a mediados del siglo XX y enraizado en las religiones esotéricas del siglo anterior, en la voz de quienes viven la experiencia con mayor intensidad y en los sitios donde ejecutan sus acciones más trascendentes.

Los buscadores del contacto afirman dialogar con estas "inteligencias", parte de un escalafón galáctico presidido por Jesucristo, y peregrinan hacia zonas geográficas asombrosas por su peculiar orografía, como Las 7 Luminarias en Guanajuato, o por su singular belleza, como Sierra de Roncador en Brasil, donde ofician rituales específicos para sanar a sus fieles, aplican técnicas para "hacer contacto" o mejorar la vida en la Tierra.

Abrazo cosmico en Huaika
Abrazo cosmico en Huaika

Filmados en Estados Unidos, México, Colombia, Brasil y Argentina, Nat Geo emitirá en las vísperas del legendario 21 de Diciembre de 2012 tres capítulos donde presenta a personas que aseguran haber sido "llamadas" a establecerse y utilizar como centro ceremonial sitios considerados sagrados por culturas preexistentes, donde "los elegidos" convocan a seres afines, dispuestos a ser beneficiados por poderes, artes y tecnologías confiadas por los extraterrestres.

ZONAS DE CONTACTO
La serie explora cinco fascinantes santuarios alienígenas de nuestra América: Monte Shasta (EE.UU.), Valle de Santiago (México), la peña de Huaika o Juaica y Laguna de Guatavita (Colombia), Sierra del Roncador (Brasil) y Cerro Uritorco (Argentina).

Según los creyentes, estos lugares de existencia mágico-religiosa están habitados por miles y hasta millones de almas, no siempre están en un plano físico, y sólo son accesibles para los iniciados: para ingresar en ellas hay que fijar la mente en un estado especial de consciencia.

Myriam Dietrich en su sillon comechingon
Myriam Dietrich en su sillon comechingon

La investigación demuestra que estas regiones están conectadas por una galería de vasos comunicantes. En dos sentidos: por un lado, muchos creen que cada geografía sagrada esconde "ciudades" interconectadas bajo la tierra de una América-gruyere; por el otro, la subcultura extraterrestre echa raíces en mitos fuertemente entrelazados, que tuvieron una fuerte expansión entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX. Grupos mágico-religiosos como la Sociedad Teosófica, los Rosacruces, los Gnósticos y el Espiritismo creían, antes de 1947, año del "primer platillo volador", en una imaginería que reaparece en el relato de los contactados. A veces, los Maestros Ascendidos transfiguran en Hermanos del Espacio; en otros, los médiums devienen "antenas" de otro mundo. Pero no es el mismo movimiento que continúa en una versión tecnificada: la evolución del concepto lo vuelve más complejo y colmado de vericuetos.

Las primeras comunidades convencidas de que astronautas alienígenas podrían haber sido confundidos con dioses, o haber jugado un papel en la génesis de la Humanidad, surgieron a mediados del siglo XX. Como cuenta en "Para entender a los extraterrestres" el etnólogo francés Wiktor Stoczkowski, estos grupos son descendientes directos de movimientos esotéricos que ya creían en la existencia de continentes perdidos como la Atlántida, Mu o Lemuria y en leyendas de ciudades ocultas en regiones selváticas como Roncador, donde en 1925 se le perdió el rastro al coronel británico Percy Fawcett, llanuras inaccesibles como la Meseta de Marcahuasi o pueblos alejados de grandes centros urbanos, como el Valle de Santiago. Por otra parte, muchos sitios que en los sesenta comenzaron a ser señalados como "bases de ovnis" sufrieron una transformación: los "cosmódromos" pasaron a ser énclaves donde la evanescencia de las "energías sutiles" relevaron a la fantástica imaginería de la tecnología de punta intergaláctica. Y ciudades intraterrenas tardías, como Isidris (cerro Arco, Mendoza), que surgió desprovista de una tradición indígena o mística local, tienden a desaparecer.

El arquitecto Lechuga en su espacio Metatron
El arquitecto Lechuga en su espacio Metatron

Las historias de Los Elegidos suceden dentro de grupos que dicen estar en contacto con extraterrestres establecidos en diversas "tierras prometidas". Allí celebran ritos que recuperan el sentido que poseían en otros tiempos. Así, los "elegidos" de Monte Shasta, el famoso volcán extinguido ubicado en California, renacen como la reencarnación de sobreviventes de la mítica Lemuria. Otros aseguran poseer conocimientos revelados extraordinarios. Los herederos de la Academia de Ciencias Unarius, por ejemplo, mantienen en El Cajón, California, la estructura fundada por el matrimonio extraterrestre formado por Ernest y Ruth Norman en 1954. Otros místicos contemporáneos, como el arquitecto mexicano Leonel Lechuga, son creadores de "tecnología creada bajo inspiración alienígena". En su Espacio Metatrón el contactado ofrece servicios de otro mundo que pueden servir tanto para combatir un resfrío como para contrarrestar un terremoto, motivo por el cual Nat Geo debió consultar tanto a médicos como a sismólogos.

SANACIÓN CÓSMICA
Ahora bien, ¿por qué hay quienes deciden abandonar un entorno previsible para buscar otro incierto, o poco comprendido por quienes no están inmersos en esta subcultura, corriendo incluso el riesgo de ser confundidos con locos o alucinados? ¿Qué experiencias dejan antes de emprender el camino de una trascendencia cósmica? ¿Qué esperan encontrar? Un poder, que puede estar en el don sobrenatural del contactado como en un artefacto que hace las veces de muletilla para que suceda la pretendida sanación.

Comunidad de Urandir Proyecto Portal
Comunidad de Urandir Proyecto Portal

Ese poder también está en técnicas, rituales u objetos. En Monte Shasta, la mexicana Aída Amore, intermediaria de los lemurianos de la ciudad intraterrestre de Telos con la Humanidad, se prepara para cambios inminentes. Sus discípulos usan una silla que "hace que átomos y electrones vibren a una frecuencia mayor". La contactada residente en el cerro Uritorco, Miryam Dietrich, sienta sus reales sobre un antiguo trono atribuido a los comechingones. Más llamativo es el llamado "vórtex" de Sedona, administrado por esoteristas como el biólogo holandés Japp Van Etten, fundador del centro Lemurantis, que usa más de 200 calaveras de cristal para celebrar rituales de conexión con "energías foráneas". Cansada de la escolarización, una mujer, Jannete, llevó a sus hijas allí para que crecieran en contacto con la realidad en la que ella cree, que es la de los reinos extraterrestres "conectados con la divinidad".

¿Acaso Nat Geo está tocando, en forma indirecta, el pavoroso mundo de las "sectas"? Sobran razones para no verlo así. El antropólogo Carlos Garma Navarro considera que estos movimientos son impulsados por personas que buscan experiencias religiosas, no instituciones. "Lo importante, más que la meta, es el viaje", explica.

Como quien escribe estas líneas asesoró esta realización, anticipo que será un viaje donde los aventureros atravesarán conocimientos ancestrales, temores atávicos que son herencia del siglo de la era nuclear y fascinantes mitos procedentes de la imaginación técnico-científica, religiosa y literaria de cada época.

Los iniciados en saberes esotéricos, los turistas místicos, los exploradores de misterios que son atraídos por luces y sombras de la tradición ufológica y los simples curiosos —escépticos o creyentes de la agenda apocalíptica de los contactados—, son convocados para un ciclo que presenta por primera vez por televisión la fuerza mítica de una religión en formación.

Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4
@AleAgostinelli