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¿Qué son los protocolos de lucha contra el ébola?

Los hábitos de higiene de la población local determinan en gran medida la propagación (AFP/Pius Utomi Ekpei)
Los hábitos de higiene de la población local determinan en gran medida la propagación (AFP/Pius Utomi Ekpei)

Hay que lavarse las manos. Esa recomendación tan sencilla marca una enorme diferencia en el control al virus del ébola, según el más reciente protocolo publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El sentido común detrás de cada medida sanitaria podría reducir la ansiedad de quienes ignoran las interioridades de la epidemiología, una especialidad que suele aparecer en la prensa como eco de catástrofes humanas en remotas regiones.

La OMS repite 38 veces la frase “higiene de las manos” (hand hygiene) en su guía de “Orientación provisional para la prevención y el control de infecciones en la atención de pacientes con fiebre hemorrágica por filovirus presunta o confirmada en entornos de atención de salud, con énfasis en el virus del ébola”, actualizada en septiembre pasado. Este documento e instrucciones similares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) abren una ventana a los procedimientos que, de cumplirse con rigor, evitarán la propagación global de la enfermedad.

Del cine a la realidad

Las imágenes que llegan hoy de África occidental nos recuerdan una película de 1995: Epidemia. El personal médico, ataviado con herméticos uniformes, hace creer a muchos que el ébola puede contagiarse fácilmente, por el aire. La más mínima grieta resulta, entonces, fatal.

Una enfermera muestra cómo usar los elementos de protección del virus del ébola, el 21 de octubre de 2014. (GETTY IMAGES/Andrew Burton)
Una enfermera muestra cómo usar los elementos de protección del virus del ébola, el 21 de octubre de 2014. (GETTY IMAGES/Andrew Burton)

Los equipos de protección personal (PPE) prácticamente garantizan la inmunidad de los profesionales de la salud en las áreas donde han ocurrido los brotes. Pero esas “escafandras” responden a precauciones normales en una zona de alto riesgo. Los guantes, las batas impermeables, las mascarillas médicas con protección ocular y las botas cerradas e impermeables impiden el contacto de la piel con los fluidos contaminados de los pacientes, la única vía conocida de contagio entre humanos.

Sin embargo, los PPE no bastan para erradicar la posibilidad de contaminación fuera de las habitaciones donde, en condiciones ideales, enfermos y casos en observación permanecen aislados unos de otros y del entorno. La OMS ha establecido una guía pormenorizada para el tratamiento de los pacientes, la limpieza del equipamiento médico y la eliminación de los desechos. El lavado de las manos, que debe durar unos 60 segundos, es una etapa obligada antes, durante y después del contacto físico con personas afectadas.

Los PPE reducen el riesgo de contacto con fluidos humanos contaminados con el virus (EFE/STR)
Los PPE reducen el riesgo de contacto con fluidos humanos contaminados con el virus (EFE/STR)

Las recomendaciones de la OMS sorprenden por los detalles que pasarían desapercibidos al observador ajeno a la epidemiología. Por ejemplo, en la limpieza de pisos y superficies de trabajo deben usarse paños húmedos, partiendo de las zonas limpias. En cambio, las escobas u otros utensilios que remueven el polvo nunca deben utilizarse, para impedir la contaminación del aire. En cuanto a la ropa de cama, cuando no existen lavanderías o facilidades seguras para la desinfección, la OMS aconseja quemarla.

Héroes en peligro

El contagio de dos enfermeras estadounidenses en Dallas, Texas, ha obligado a los CDC a reforzar los protocolos de prevención y tratamiento del ébola. En especial el gobierno federal aspira a establecer procedimientos rigurosos para el uso de los PPE que reduzcan al mínimo las posibilidades de propagación de la enfermedad a través del personal médico.

De acuerdo con el protocolo de los CDC, un profesional de la salud que presenta los síntomas característicos del ébola, después de haberse expuesto al virus sin la protección adecuada, deberá dejar su trabajo, notificar a su supervisor y a las autoridades de salud, e iniciar exámenes inmediatos para confirmar el diagnóstico. Incluso quienes permanecen asintomáticos son sometidos a un monitoreo regular durante 21 días desde el último contacto con el virus.

Más de 4.500 personas han muerto desde el comienzo del actual brote de ébola (AP Foto/Abbas Dulleh)
Más de 4.500 personas han muerto desde el comienzo del actual brote de ébola (AP Foto/Abbas Dulleh)

Más de 400 trabajadores sanitarios han enfermado desde el inicio del actual brote de ébola. De ellos al menos 232 han fallecido.

Después de la muerte

La epidemia ha alterado el ritmo regular de la muerte en el África occidental. Los equipos médicos desplegados en las áreas del brote han tenido que dialogar con las familias para suspender ciertas costumbres, como el lavado de los cuerpos antes del enterramiento.

La OMS recomienda la inhumación expedita de los restos humanos, que se colocan en una bolsa hermética desinfectada y con una alerta sobre su contenido altamente infeccioso. Solo el personal protegido con los PPE participa en la manipulación final de los cadáveres, desde el lugar del deceso hasta el sitio donde serán enterrados.

Aunque los protocolos de la OMS, los CDC y otros organismos nacionales de salud pública permiten cierta tranquilidad, el resultado de esas medidas dependerá de quienes la apliquen, y las condiciones de cada sitio. La prevención puede funcionar como un reloj suizo en Europa y Norteamérica –o no—pero será más difícil ejecutar cada paso al pie de la letra en países contagiados, además, por el caos como Liberia y Sierra Leona.