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Por qué la Tercera Guerra Mundial no estallará mañana

El derribo del Su-24 ruso no será el incidente que inicie una guerra mundial (AP/Vladimir Isachenkov, archivo)
El derribo del Su-24 ruso no será el incidente que inicie una guerra mundial (AP/Vladimir Isachenkov, archivo)

El derribo de un avión militar ruso en la frontera entre Siria y Turquía no será el incidente que desencadene la próxima guerra mundial. Porque en Moscú, Washington y Bruselas (sede la OTAN) nadie quiere un conflicto de esa envergadura. No en el Medio Oriente. No ahora. Pero las tensiones entre los viejos enemigos de la Guerra Fría auguran lo peor.

El futuro escenario de una conflagración global podría también trasladarse al Lejano Oriente. China ha incrementado su poderío militar. En Beijing sueñan con una nueva era, cuando el Gigante Asiático remplazará a Estados Unidos como potencia dominante. Las primeras escaramuzas de ese enfrentamiento ya han comenzado en los mares del Este y Sur de China.

Calma, pide la OTAN

Turquía pertenece a la Organización del Atlántico Norte (OTAN). Si Vladimir Putin decidiera atacar objetivos militares turcos en venganza, Ankara pediría auxilio a sus aliados. Y entonces, el caos en Siria se transformaría en una guerra mundial. Quizás la última.

Sin embargo, en Bruselas el secretario general Jens Stoltenberg ha pedido calma a los enemistados vecinos. Algunos países de la alianza han sugerido que aviones turcos podrían haber escoltado a la aeronave rusa. No es la primera vez que cazas o bombarderos rusos sobrevuelan el espacio aéreo de la OTAN. Hasta ahora la sangre no había llegado al río.

Solo Putin pueden convencer a Assad de aceptar una transición política (Alexei Druzhinin, RIA-Novosti, Kremlin Pool Photo vía AP, Archivo)
Solo Putin pueden convencer a Assad de aceptar una transición política (Alexei Druzhinin, RIA-Novosti, Kremlin Pool Photo vía AP, Archivo)

A Estados Unidos y Europa les interesa el apoyo de Rusia para derrotar al Estado Islámico. Después de los atentados en París, los altos mandos militares ruso y francés dialogaron para concertar sus vuelos sobre Siria. Además, la salida política a la crisis en ese país pasa por Moscú, el principal aliado de Bashar al Assad.

En el tablero geopolítico, Siria no ocupa casillas centrales. Aunque ocurran otros incidentes como el derribo del Su-24, Rusia y la OTAN no se lanzarán a una contienda frontal. En cambio, en Europa del Este los tambores de la guerra afinan su repique.

Candente Báltico

Después de la anexión de Crimea en 2014 y la intervención rusa en Ucrania, la OTAN reforzó su presencia en los países del Báltico: Letonia, Lituania y Estonia. Los gobiernos de estas pequeñas naciones temen una agresión militar de Moscú.

Rusia, por su parte, se siente amenazada por la expansión de la OTAN hacia el Este. Antiguos miembros del Pacto de Varsovia, la alianza dirigida por la URSS, ahora pertenecen al pacto militar de Europa Occidental y Norteamérica. En particular el Kremlin considera en peligro a Kaliningrado, un territorio rodeado por Lituania y Polonia.

En esa zona un pequeño incidente sí podría encender la mecha de una guerra. Entrevistado por Vox, el editor de la revista 'Russia in Global Affairs', Fyodor Lukyanov, ha alertado sobre el deterioro de los mecanismos que permitían la comunicación entre los altos mandos militares de Rusia y la OTAN. El experto se refiere a vías para impedir que un malentendido terminase en exterminio nuclear, creadas tras la Crisis de los Misiles en Cuba, en 1962.

La catástrofe nuclear no parece ya un escenario tan descabellado. “Hay una creencia bastante generalizada de que la única garantía de la seguridad de Rusia, si no de la soberanía y de su propia existencia, es la disuasión nuclear”, señaló Lukyanov. Putin, que no tiene una pizca de tonto o de loco, ha amenazado con usar estas armas para derrotar rápidamente una invasión. Pero si esto sucediera, ¿las potencias nucleares de la OTAN no responderían proporcionalmente?  

La tensión entre Japón y China en torno a las islas Senkaku hace temer el estallido de una guerra (Foto AP/Kyodo News)
La tensión entre Japón y China en torno a las islas Senkaku hace temer el estallido de una guerra (Foto AP/Kyodo News)

Una trampa en la historia

El ascenso de China como nueva potencia económica y militar reta la hegemonía global que ha ejercido Estados Unidos desde la primera mitad del siglo XX. Beijing ha invertido sumas colosales en sus fuerzas armadas. Los países vecinos, en particular Vietnam y Japón, han comenzado a sentir el aliento del expansionismo chino en el mar.

China desafía el predominio militar estadounidense en el Pacífico, una consecuencia de la última guerra mundial. Ese reto podría concluir en lo que analistas llaman la Trampa de Tucídides (un historiador de la antigua Grecia). La emergencia de un nuevo poder que desestabiliza el status quo suele engendrar un enfrentamiento con la potencia dominante hasta ese momento. Así ha ocurrido en al menos 11 ocasiones desde el siglo XVI. El ejemplo más reciente: la Segunda Guerra Mundial.