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¿Cuál es el origen de las brujas modernas?

La Wicca forma parte de las religiones neopaganas que han florecido desde el siglo XX (Kam Abbott - Flickr)
La Wicca forma parte de las religiones neopaganas que han florecido desde el siglo XX (Kam Abbott - Flickr)

Ya no arden las hogueras que otrora condenaron a hombres y mujeres por supuestos actos de brujería. Las democracias modernas sostienen la libertad religiosa, aunque en la práctica ese respeto por las creencias ajenas suele desatar fervorosas polémicas. La tolerancia ha permitido el renacimiento de viejos cultos paganos y la reaparición del más conocido (y temido) de sus personajes: la bruja.

Las hechiceras contemporáneas, en Europa y Norteamérica, realizan sus rituales sin temor a ser condenadas por un tribunal, aunque la mayoría ejerce con discreción su mágico oficio. A pesar de la prevalencia de la razón sobre el oscurantismo, todavía persisten algunos prejuicios contra una religión desconocida para el público en general.

El hombre que inventó la Wicca

Los wiccans, como llaman a los seguidores de esta religión, se dicen herederos de cultos precristianos y otras tradiciones paganas que sobrevivieron a la persecución durante la Edad Media y los siglos posteriores. Sin embargo, los fundamentos de esta práctica moderna provienen de los trabajos del británico Gerald Brosseau Gardner.

La cabaña de las brujas, lugar de encuentro del aquelarre Bricket Wood (Sunblade1500 - Wikimedia Commons)
La cabaña de las brujas, lugar de encuentro del aquelarre Bricket Wood (Sunblade1500 - Wikimedia Commons)

Este amante de la antropología fue iniciado en los misterios del aquelarre New Forest en 1939, en Highcliffe, junto a la costa sur de Inglaterra. El encuentro con las brujas dio sentido a los años que había dedicado a estudiar costumbres de los pueblos malayos, el espiritismo, la magia y otras materias del ocultismo. Quiso creer entonces que aquellas mujeres habían conservado una “vieja religión”, cuyos rituales se describían en el "Libro de las sombras", un volumen presuntamente redactado en el siglo XVI.

Gardner se consagró en los años siguientes a la investigación de los orígenes de lo que se conoció luego como Wicca. Sus estudios sobre rituales mágicos, la francmasonería y los textos del ocultista Aleister Crowley alimentaron las bases de la renovada religión. Pero su mayor aporte al nacimiento de la brujería moderna fue la publicación de libros sobre el tema, en especial “Brujería hoy”, de 1954, y la promoción en la prensa. Este interés por atraer la atención de los medios provocó rupturas en el aquelarre Bricket Wood, que él había fundado.

La influencia de Gardner rebasó las fronteras británicas. Se estima que entre 100.000 y 800.000 personas practican la Wicca gardneriana alrededor del mundo, con particular fuerza en el Reino Unido, Australia y Estados Unidos. Tras su muerte en 1964, historiadores y biógrafos han afirmado que sus obras constituyen una mezcla de ideas del ocultismo, pero no existe un vínculo directo con ningún culto precristiano u otra tradición pagana. La Wicca sería entonces una creación del siglo XX.

En armonía con la naturaleza

Las brujas modernas no vuelan en escobas ni convierten a príncipes en ranas. Aunque la magia de las hechiceras actuales nos parezca bien discreta en comparación con el mito, sus rituales revelan un área de la espiritualidad humana que las sociedades de consumo han relegado.

Los altares wiccan reúnen utensilios que encontramos en otras religiones, como los cálices y las velas (dragonoak - Flickr)
Los altares wiccan reúnen utensilios que encontramos en otras religiones, como los cálices y las velas (dragonoak - Flickr)

En un testimonio para el diario británico The Independent, una bruja identificada como Lucya Starza describió el contenido de sus ceremonias. Según la experiencia de esta iniciada, la Wicca es una religión natural que respeta tanto al hombre como a la mujer. “En la práctica, la mayor parte del trabajo de una bruja se concentra en honrar el cambio de las estaciones y en hacer magia”, relató.

Cuando se reúnen en el aquelarre las brujas barren el suelo con escobas tradicionales, luego encienden velas y trazan un círculo en el suelo con un cuchillo ritual. La ceremonia consiste en rezos para honrar la temporada del año y a los dioses y diosas. Además, ejecutan hechizos para ayudar a la curación de personas. Terminado el culto, agradecen a los espíritus y abandonan el círculo.

Las brujas modernas no suelen invocar al Diablo ni lanzan maleficios sobre sus enemigos. Ellas creen que el mal siempre regresará con mayor fuerza sobre quien lo engendró. A lo largo del año celebran diversos festivales, conocidos como sabbats, para honrar las fases de la naturaleza: los solsticios de verano e invierno y los equinoccios de primavera y otoño. También reverencian a sus deidades con rituales en noches de luna llena y otras fechas relacionadas con diversas tradiciones paganas.

La búsqueda de la armonía con el entorno atraviesa la práctica de las comunidades paganas, sean seguidoras de la Wicca gardneriana o de otras corrientes ocultistas. No es raro entonces que tales creencias resulten extravagantes para muchos, en un planeta agobiado por desastres climáticos y guerras. Quizás deberíamos aprender estas artes mágicas para recuperar de las sombras una parte de nuestro humano ser.