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Violencia y suicidio, la pesadilla de las madres adolescentes

La adolescencia suele terminar abruptamente en Centroamérica a causa del embarazo (AP/Rodrigo Abd)
La adolescencia suele terminar abruptamente en Centroamérica a causa del embarazo (AP/Rodrigo Abd)

Muchas cargan en sus vientres el fruto de una violación. Aunque fueron víctimas, sufren además el rechazo de la sociedad que les cierra las puertas. Entonces, la desesperación gana la partida y deciden quitarse la vida. La tragedia golpea a varios países de América Latina, con particular encono a algunas regiones de Centroamérica.

Estadísticas recientes sobre el embarazo en la adolescencia en el continente demuestran el alcance de este problema. En ningún otro lugar del planeta, con la excepción de África subsahariana, tantas muchachas conciben antes de terminar su maduración sexual. La maternidad precoz suele perpetuar las condiciones de pobreza y compromete el futuro de sucesivas generaciones.

Culpables de ser inocentes

En Nicaragua, considerada segura en comparación con sus vecinos del “triángulo de la muerte”, en 2013 la policía recibió 21 denuncias de niñas embarazadas tras haber sufrido una violación sexual. Según datos del Instituto de Medicina Legal, la cifra de embarazos podría ser mucho mayor porque ese año el 73 por ciento de las víctimas de violencia sexual tenían menos de 17 años. Sin embargo, muchas familias prefieren ocultar lo ocurrido por temor a la censura del vecindario.

Muchas adolescentes han sido víctimas de pandilleros que las consideran trofeos de guerra (AP/Luis Romero)
Muchas adolescentes han sido víctimas de pandilleros que las consideran trofeos de guerra (AP/Luis Romero)

La situación es peor en El Salvador. Allí la violación de adolescentes forma parte del arsenal de terror impuesto por las maras. En consecuencia, cientos de muchachas, vistas como trofeos de la guerra entre las pandillas, quedan embarazadas en un país donde la denuncia de un aborto puede conducir a penas de hasta 50 años de prisión para las mujeres implicadas.

Un testimonio publicado por Amnistía Internacional en septiembre pasado reveló el drama que viven estas jóvenes. “La bolsita de matarratas que me sale más barata y ahí ya yo… porque eso es claro, se puede hacer”, confesaba la muchacha, una promotora juvenil. “O sea, es algo, en ese momento, donde estás llorando, donde te sientes mal, donde te sientes que no vas a encontrar una solución, donde sientes que no tienes apoyo, es más fácil eso”, relató.

Entre 2011 y 2013 unas 30 adolescentes salvadoreñas embarazadas se suicidaron. En la abrumadora mayoría de los casos se envenenaron con raticidas, herbicidas u otras sustancias químicas tóxicas. Se estima que el suicidio constituye la causa de más de la mitad de las muertes de menores de 19 años encinta.

En Honduras, según datos oficiales, alrededor de la mitad de las adolescentes embarazadas han sido violadas. Mientras, en Guatemala el gobierno lanzó una campaña en septiembre pasado para reducir el número embarazos precoces y castigar los casos de violaciones, un problema social reconocido por las autoridades de salud.

El embarazo en la adolescencia es más frecuente en las poblaciones indígenas (AFP/Archivos | Johan Ordonez)
El embarazo en la adolescencia es más frecuente en las poblaciones indígenas (AFP/Archivos | Johan Ordonez)

Hijas de la pobreza

La preñez temprana no afecta a todos los estratos sociales y grupos étnicos por igual. Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que el por ciento de madres entre las adolescentes de 15 a 19 años del nivel inferior de ingresos cuadruplica a la proporción entre las de estatus económico superior. Esa diferencia se expresa también entre las jóvenes residentes en zonas urbanas y rurales. Por lo general las segundas tienen más posibilidades de salir embarazadas en la adolescencia que las citadinas.

La desigualdad se acentúa con respecto a las mujeres indígenas. Si bien existen variaciones notables entre los pueblos aborígenes, por lo general la fecundidad entre las adolescentes supera a la de sus compatriotas blancas, negras y mestizas. El informe de la CEPAL reconoce las particularidades culturales de esas poblaciones autóctonas, pero recuerda la influencia de factores como la pobreza material y la baja educación formal de las madres, que limitan el derecho a la salud reproductiva.

Un reporte del Banco Mundial, publicado en 2013, cita estudios que “han encontrado una correlación significativa entre la maternidad temprana, menor rendimiento educativo y peores resultados en el mercado laboral para las mujeres.” Las madres muy jóvenes parecen entonces condenadas a encallar en la pobreza, con muy pocas oportunidades de futuro.