Una adicción tan peligrosa como las drogas

La ludopatía puede ser tan destructiva como la adicción a sustancias psicotrópicas (REUTERS/Erik De Castro)
La ludopatía puede ser tan destructiva como la adicción a sustancias psicotrópicas (REUTERS/Erik De Castro)

Estudiantes que agotan sus mesadas en unos minutos, retirados que cambian sus pensiones por unas horas de entretenimiento, gente común, obsesionada con ganar la próxima apuesta… Esta es la epidemia silenciosa que corroe a la sociedad mexicana: la adicción a los juegos de azar.

Especialistas en el tema la consideran tan nociva como la cocaína. La ludopatía no solo destruye al enfermo, sino también golpea a su entorno social. La búsqueda desesperada de más dinero para apostar conduce, en el peor de los casos, al suicidio o al crimen.

Juego fuera de control

Hace 20 años apenas se conocían los casinos en México. Según relata Rita Martínez Jáuregui en su tesis de maestría, presentada en la Universidad Autónoma de Nuevo León, solo en los años 90 el gobierno comenzó a autorizar a la apertura de salas de apuestas.

Desde entonces los populares “casinitos” han proliferado. Un reporte del diario La Jornada situaba en 260 la cifra de casinos en operaciones, de acuerdo con datos de septiembre de 2014. Más que universidades e instituciones de educación superior, alertaba el periódico.

Los juegos de azar han dejado de ser una actividad estigmatizada en México (iwona_kellie - Flickr)
Los juegos de azar han dejado de ser una actividad estigmatizada en México (iwona_kellie - Flickr)

Precisamente estos centros docentes concentran una de las clientelas más fieles de los juegos de azar. Un reciente estudio efectuado por Martínez Jáuregui reveló que ocho de cada 100 estudiantes universitarios de Nuevo León padecen ludopatía. En total, 29.204 alumnos de ese nivel podrían estar en riesgo de convertirse en jugadores compulsivos, esto es, uno de cada cinco. Apenas hay diferencia entre los sexos: mujeres y hombres se aficionan por igual a las partidas de cartas, las máquinas recreativas o las apuestas deportivas.

Pero las autoridades restan importancia al asunto. Aunque el número de casinos se ha reducido en los últimos años, las regulaciones sobre la apertura de negocios también son más generosas. Las salas de juego abren lo mismo en grandes ciudades como México que en municipalidades pequeñas como Fortín, en Veracruz, según informó La Jornada.

A juicio de Martínez Jáuregui, es "relativamente fácil apostar en México". Las oportunidades abundan: apuestas por teléfono, Internet, en comercios locales, en salas de juego y en mercados públicos. “Así, repentinamente, el  juego se volvió parte del paisaje, de tal modo que ya a nadie le llama particularmente la atención; pasó de ser una actividad estigmatizada a una abiertamente promovida”, señala la también presidenta de la Federación Mexicana de Jugadores en Riesgo.

Las personas de la tercera edad integran uno de los principales grupos de riesgo (Thomassin Mickaël - Flickr)
Las personas de la tercera edad integran uno de los principales grupos de riesgo (Thomassin Mickaël - Flickr)

Tan nefasta como la cocaína

Los juegos de azar generan en el organismo una reacción de placer similar a la de ciertas drogas. El sistema nervioso produce endorfinas, un neurotransmisor que aparece durante los orgasmos, el consumo de chocolate y alimentos picantes, la excitación, el ejercicio físico… El cerebro de una persona ludópata se hace adicto a las endorfinas y necesita de ese estímulo para funcionar.

La ludopatía, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), engendra problemas sociales similares a los de otras adicciones. Los enfermos se tornan irritables, se aíslan de sus amigos y familiares, recurren al engaño para obtener más dinero, pueden llegar a cometer crímenes para financiar las apuestas o embarcarse en actividades como la prostitución.

Según Martínez Jáuregui, en México los tratamientos a jugadores patológicos no responden a la demanda creciente de los enfermos. Sin embargo, se estima que alrededor de dos millones de personas en el país sufren esta condición. La estadística es, por el carácter mismo de la adicción, imprecisa.

De acuerdo con la investigadora, el riesgo de caer en la ludopatía es mayor en tres grupos: los niños, iniciados desde temprano en los juegos en Internet; las mujeres de mediana edad, víctimas del llamado “síndrome del nido vacío” (cuando los hijos abandonan el hogar) y las personas de la tercera edad.

Pero nadie, mientras el azar de máquinas y apuestas se considere un juego, está a salvo de caer en una adicción que no tiene nada de divertido.