Turismo rojo en el laboratorio de la primera bomba atómica china

Basta con visitar un destino popular (no importan las coordenadas) para comprobar de primera mano que China es un gran "exportador" de turismo. Pero según estadísticas de la Organización Mundial de Turismo, es también el tercer país que recibe mayor turismo internacional (52 millones de visitantes; la lista está encabezada por Francia 77,3 y EEUU 61). A principios de este mes, por ejemplo, la Ciudad Prohibida fue visitada por 180,000 turistas (357 por minuto) y el Lago Oeste de Hangzhou (un área dos veces más pequeña que el Central Park de New York) recibió a 900,000 turistas en un día. Es casi un hecho que sus mayores atractivos son la cultura, las tradiciones, la filosofía… y lo que desde finales del 2004 se conoce como "turismo rojo".

Impulsado por el gobierno y nombrado por el color de la bandera de la RPCh, el turismo rojo pretende llamar la atención de los visitantes para que conozcan los sitios y hechos históricos que fundaron el actual país. Esta especie de "safari revolucionario" incluye ciudades como Yan'an (Shaanxi), donde el Comité Central del Partido Comunista y el Ejército Popular de Liberación tuvieron su sede principal de 1935 a 1947 y hoy los turistas se pasean vestidos con los uniformes del Octavo Ejército; Shaoshan (Xiangtan), la ciudad donde nació Mao Zedong; la Montaña Jinggang, la cuna del Ejército Rojo, y Zunyi (donde se realizó la famosa "Reunión de Zunyi"), el lugar donde Mao fue elegido por primera vez a la dirección del PCCh durante la Larga Marcha.

Esta semana, medios de prensa oficiales hicieron público el plan de incorporar otro destino: el sitio donde China desarrolló y detonó su primera bomba atómica el 16 de octubre de 1964. La base Malan en la Región Autónoma Xinjiang Uigur —una de las zonas más inhóspitas del país y donde se han llevado a cabo más de 40 pruebas nucleares— promete ser la nueva "atracción" de la ruta roja, un centro de exhibición militar que incluye un recorrido por los laboratorios y dormitorios de los científicos, y un túnel de 300 metros utilizado como refugio durante los ataques aéreos.

El proyecto está a cargo de funcionarios del gobierno local en conjunto con la Universidad Tsinghua de Beijing. La habilitación del sitio costará cerca de 6 millones de yuanes (aproximadamente un millón de dólares) y, aun sin abrir al público, muchos le auguran un desventurado éxito. Además de su remota ubicación, la Región Autónoma Uigur (la parte más occidental de China) está poblada en gran parte por una minoría étnica de origen turco que por tradición no tiene buenas relaciones con la capital.