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Singapur quiere niños, cueste lo que cueste

Singapur, ese próspero estado del sudeste asiático, quiere niños; y esto cuanto antes.

Mientras algunos gobiernos se plantean la lucha contra el terrorismo como objetivo primordial y otros batallan contra la corrupción o trabajan por la disminución de la violencia, Singapur se ha tomado su baja natalidad como un problema mayor a resolver cueste lo que cueste.

Según la corresponsal del magazine francés Le Nouvel Observateur, la tasa actual de nacimientos por cada mujer censada es de 1,19, una de las más bajas del planeta. Igualmente, la mujer suele dar a luz a su primer hijo entre los 33 y los 35 años.

Con la misma energía con la que se convoca a una nación a la reconstrucción tras el paso de un tifón, Lee Kuan Yew, de 90 años, el padre fundador del Singapur moderno, vaticina que se trata de la más grave amenaza que pueda presentarse para la sobrevivencia del país, uno de los temas de su libro "One Man’s View of the World", publicado en agosto pasado.

En oposición a los argumentos de buena parte de la población, este veterano dirigente no considera que la razón del escaso interés por la concepción sea de orden económico. De manera que lo ve como un problema de cambio de estilo de vida, a partir del cual los matrimonios se enfocan mucho más en sus carreras profesionales, mientras postergan la llegada de un niño a este mundo.

Con todos estos antecedentes, pudiéramos explicarnos que el gobierno se lo esté tomando muy en serio. Hace apenas 10 días fue anunciada la aplicación de un plan de estímulo financiero para toda familia que se apreste a concebir un bebé que, obviamente, nacería en 2015, fecha en la que se celebrarán los 50 años de la independencia y de la constitución del estado actual.

De ahí que el tercer país con mayor renta per cápita del mundo se vea obligado a establecer un "jubilee baby gift programme" para que su población de algo más de cinco millones de habitantes no merme en un futuro próximo y, sobre todo, para no verse en la obligación de abrir sus puertas al obrero y al profesional extranjero.

Más allá de este prurito nacionalista, la ecuación es simple: si no crece la población, Singapur no podrá mantener el ritmo de crecimiento económico actual.

Esto explica la ansiedad de los políticos. Según el nuevo plan, guarderías y establecimientos pre-escolares con capacidad para más de 20.000 recién llegados serán construidos antes de 2017.

Pero la campaña frisa también lo humorístico: además de sostener su plan "Marriage and parenthhood package (Paquete de paternidad y matrimonio)", el Estado ha destinado recursos para la creación de sitios web donde encontrar pareja y, mucho más allá, ha publicado una guía de ayuda a la seducción (“The Singapore Dating Guide Book”), como si de osos pesados, lentos, morosos, se tratara.

Se sabe que en las universidades se han distribuido folletos con adaptaciones muy particulares de cuentos populares occidentales (Alicia en el país de las maravillas o Los tres cerditos), en donde se explica que el consumo de alcohol daña la absorción de zinc, y que este es un mineral esencial para la producción de esperma. De la misma manera, a las estudiantes se les hace saber que el apogeo de su fertilidad se produce entre los 20 y los 30 años, por lo que no sería recomendable la concepción a partir de los 40.

No habría que tener mucha imaginación para concebir una reunión del Consejo de Ministros en la que se habla con pavor de la amenazante llegada de trabajadores extranjeros, mientras se organiza la masificación de sesiones de "speed-dating" para los nativos y se diseña una nueva serie de comics que estimulen la creación de parejas y, por ende, el apareamiento.

Entretanto, los empresarios más ingeniosos apelan al patriotismo, al humor y al solapado doble sentido, en una operación de marketing que ya tiene medio millón de visitas: