La complicada búsqueda de un sustituto para el alcohol

El consumo excesivo de alcohol también puede provocar cáncer.
El consumo excesivo de alcohol también puede provocar cáncer.

Las bebidas alcohólicas han acompañado a la humanidad durante miles de años. En ese largo camino han ahogado muchas penas y hundido demasiadas vidas bajo los efectos de la embriaguez o como consecuencia de la adicción. ¿Será posible hallar una sustancia que remede las características positivas del alcohol y evite al mismo tiempo sus trágicas secuelas?

Desde mediados del siglo pasado la comunidad científica explora drogas alternativas, vigilados de cerca por las autoridades y la opinión pública. Los prejuicios que rodean a algunas sustancias alucinógenas y otras drogas como el cannabis han obstaculizado el avance de esos estudios. Pero el remplazo podría surgir en las próximas décadas, como está ocurriendo con los cigarrillos electrónicos en la industria y el consumo de tabaco.

La búsqueda de un candidato

El sustituto del alcohol reducirá las inhibiciones y creará sentimientos de euforia. Tomar una copa o unas cervezas es una actividad esencialmente social, en la cual la bebida sirve como estimulante para relajarnos y disfrutar más el momento. Claro, siempre podemos limitar el consumo y mantener el control. Esa es otra de las cualidades del eventual remplazo.

El alcohol ha servido como estimulante en las relaciones sociales durante siglos.
El alcohol ha servido como estimulante en las relaciones sociales durante siglos.

Para garantizar su éxito, la nueva sustancia no deberá engendrar adicción. Además, tendrá que conservar las capacidades sensoriales y motoras de quienes la tomen. Idealmente la acompañará un antídoto, que en poco tiempo regrese a la persona a su estado de conciencia normal.

En un reciente reportaje, la revista estadounidense Vice ha listado algunos candidatos: las benzodiacepinas, la mariguana, la psilocibina y el LSD. Investigaciones en curso en Estados Unidos y el Reino Unido aspiran a comercializar en un futuro no muy lejano algún compuesto basado en estas drogas, que antes deberán vencer los obstáculos impuestos por las legislaciones sobre narcóticos.

David Nutt, profesor de neuropsicofarmacología del Imperial College de Londres estudia derivados de las benzodiacepinas, que puedan mezclarse con la cerveza y el vino. Esta combinación produciría al inicio un efecto desinhibición similar a la bebida original, pero impediría llegar al estado de embriaguez. Además, al final las personas dispondrían de una píldora de la sobriedad.

"Lo que queremos es deshacernos de los efectos indeseados de la ebriedad, como la agresividad y la pérdida de memoria, y queremos mantener el placer y la sensación de relajamiento”, ha dicho Nutt. Sin embargo, las benzodiacepinas generan adicción y síntomas de abstinencia cuando se utilizan en exceso, advirtió Hamilton Morris, experto en drogas psicoactivas, en declaraciones a Vice.

Morris considera al cannabis como el candidato más fuerte por su carácter no adictivo –en la mayoría de los casos—y los resultados favorables de su uso por pacientes con problemas de alcoholismo. Una investigación publicada en 2013 en la revista Addiction Research and Theory confirmó cómo la marihuana puede convertirse en una droga sustituta para personas alcohólicas, porque provoca menos síntomas de abstinencia y efectos secundarios.

El cannabis parece uno de los candidatos más probables a sustituto del alcohol (AP)
El cannabis parece uno de los candidatos más probables a sustituto del alcohol (AP)

La psilobicina, una sustancia presente en más de 200 especies de hongos, fue ampliamente usada en experimentos y por el movimiento contracultural en Estados Unidos durante las décadas de 1950 y 1960. La Universidad de Nueva York realiza en la actualidad un estudio con enfermos de cáncer que sufren de ansiedad, bajo la supervisión de la Agencia para el Control de Drogas. Según el psiquiatra Stephen Ross, la psilobicina es un compuesto muy seguro desde el punto de vista médico, aunque en algunos casos provoca alucinaciones aterradoras.

La dietilamida de ácido lisérgico –más conocida como LSD—también ganó popularidad en los psicodélicos años 60 del pasado siglo. Según el libro Distilled Spirits, del periodista estadounidense Don Lattin, el fundador de Alcohólicos Anónimos, Bill Wilson, experimentó con esta droga como medio para alcanzar un estado de bienestar espiritual indispensable para superar la depresión. No obstante, AA rechazó el uso de la droga por sus miembros.

Un mundo de bebedores, no de borrachos

Nutt sueña con un mundo en el que las personas puedan tomar sin transformarse en borrachos. De realizarse, su visión salvaría a unas tres millones de víctimas anuales del alcohol en el mundo.

En Estados Unidos cada año mueren 88.000 personas por consumo excesivo de bebidas alcohólicas. En el Reino Unido ha pasado a ser la primera causa de muerte en hombres entre 16 y 50 años, por encima de los accidentes de tráfico, los suicidios y el cáncer. En México, 24.000 personas pierden la vida anualmente por accidentes relacionados con el consumo de alcohol.

La legalización del uso del cannabis y el avance de las investigaciones de Nutt podrían abrir una nueva era donde una copa de vino o una jarra de cerveza no serán el primer paso en una cuerda floja.