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Royal, Hollande y Trierweiler: un trío sentimental en el Elíseo

Es difícil obviar la vida sentimental del nuevo presidente francés. François Hollande no está casado pero tiene vive con su novia desde hace cinco años: Valérie Trierweiler, una veterana periodista de la revista Paris Match que durante 20 años ha estado siguiendo al partido socialista francés que dirige el que ahora es su pareja. Pero Hollande tiene cuatro hijos con otra mujer, Ségolène Royal… otra dirigente socialista que tampoco ha desaparecido de la escena política.

Si el estado civil de Trierweiler ya tiene nerviosos a los jefes de protocolo del Elíseo (ningún presidente ha tenido nunca una compañera con la que no estuviera casado), sus continuos encontronazos con Royal hace que los periodistas franceses se froten las manos. Y los implicados en este sucedáneo de triángulo amoroso se toman muy en serio las ocasiones en las que se encuentran delante de los medios. No es para menos: Hollande dejó a Royal para irse con Trierweiler, y todavía hoy saltan chispas entre ambas mujeres. A Trierweiler, dicen, le intimida todo lo que rodea a Royal. Tiene hasta un poco de celos. Y Royal tienen que luchar contra la imagen de mujer despechada que entorpece su carrera política.

Por ejemplo: hemos sabido ahora las tensiones que rodearon a un mitin electoral del pasado cuatro de abril, cuando Hollande y su ex, Royal, compartieron el escenario. Trierweiler fue con ellos. Estuvo al lado de su novio durante todo el trayecto en tren, pero se comunicó con él por mensajes al móvil (que él recibía como si los hubiera enviado Mi amor, que es como tiene guardado el contacto de su novia) para no dar que hablar a las cincuenta personas que les acompañaban.

Una vez llegaron al mitin, pusieron en marcha la coreografía que habían negociado directamente las dos mujeres para no coincidir nunca en el mismo sitio. Así, los fotógrafos no podrían pillarlas en una imagen que luego acabe en los medios y haga que el "ménage à trois" eclipse sus ideas políticas. Todo iba más o menos bien hasta que Manuel Valls, director de comunicación de Hollande y ahora ministro de Interior, decidió saltarse el personal protocolo de las dos damas.

Mientras Trierweiler estaba rodeada de una nube de flashes y fotógrafos, la llevó hasta donde estaba Royal. Viendo el percal, Trierweiler extendió la mano. Si Royal se la daba o no ya era cosa suya. Si lo hacía, la foto estaba asegurada. Si no, quedaría terriblemente mal. Evidentemente, Royal hizo como si nada y estrechó la mano de su contrincante sentimental. Luego se volvió a Valls y le susurró: "Es la última vez que me haces esto. Soy una política de primera línea, no una celebrity".

Otro apunte que hemos sabido ahora: el nueve de mayo, la revista Paris match (sí, la misma para la que Trierweiler cubría el partido socialista y conoció a su novio; ahora ella escribe sobre cultura y no quiere dejar su trabajo) escribió un artículo sobre Thomas, uno de los hijos de Royal y Hollande. Lo llamaron "vástago de la pareja Royal-Hollande".  Y ahí estuvo la política, mandando mensajes de texto al periodista y a los editores de la publicación: "Somo la EX pareja Royal-Hollande. ¿A qué estáis jugando?".

Si Royal tiene que convencer de que no tiene nada que ver con la vida sentimental de Hollande, Trierweiler tiene todavía que convencer de que es la primera dama aunque no esté casada. Este fin de semana estuvo en Chicago, en la cumbre del G-8. Y aunque los medios estadounidenses la recibieron con titulares como ¿Un presidente no casado? Sacre bleu! (Santo Dios!), la Casa Blanca decidió tratarla como a una primera dama más. Una muestra de las opiniones encontradas que todavía suscita en París, en Europa y donde quiera que va.


Fuente: Yahoo! España
Royal, Hollande y Trierweiler: un trío sentimental en el Elíseo

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