Redes sociales, ¿adicción o necesidad?

#socialmedia from ABOVE on Vimeo.

Casi la sexta parte de la humanidad habita en Facebook. Otros cientos de millones escriben mensajes de 140 caracteres en Twitter. Los adolescentes de hoy preguntan a sus padres de ayer, ¿cómo se veía el mundo sin los filtros de Instagram? ¿Cómo compartían sus fotos y videos cuando no existían los medios sociales? Sin caer en la nostálgica trampa de los "buenos viejos tiempos", algunas personas se preguntan si esta euforia virtual no se ha convertido en una adicción.

Uno de estos preocupados ciudadanos del mundo real es Above, un artista estadounidense. En un video publicado recientemente en Vimeo bajo el título de "#socialmedia", el joven nos interroga sobre la omnipresencia de las redes sociales en nuestra vida y cuestiona el ritmo ansioso que ellas imprimen a nuestro tiempo.

"La gente me mira como si viniera de otro planeta cuando les digo que no tengo perfiles en Facebook, Twitter o Instagram", reconoce Above, cuyos grafitis han ocupado muros en más de 60 países. "Según el criterio de los medios sociales estoy severamente desfasado, perdido y desconectado". Más adelante añade: "No puedo dejar de observar a la gente a mi alrededor que parecen consumida y adicta a tratar de mantener al día sus páginas de medios sociales."

Above reúne una serie de "mandamientos" de la vida virtual: mantente conectado (RSS); añade otro amigo (Facebook); habla, pero no digas nada (Twitter); haz una foto de tu café o de ti mismo en el espejo (Instagram). Y luego ironiza sobre la extendida costumbre de consultar Facebook constantemente, "mientras estás en el cine, mientras tienes sexo, mientras manejas, mientras te quedas dormido, mientras trabajas, mientras estás borracho, mientras te emborrachas en el trabajo."

Sin embargo, ninguna investigación rigurosa ha demostrado aún que la mayoría de los usuarios de las redes sociales se comporten como adictos incurables. Los estudios revelan más bien el efecto de estos nuevos medios en el fortalecimiento de la libertad de expresión y de información, dos derechos esenciales para cualquier ser humano. Recordemos apenas cómo los videos en Youtube, las cadenas de mensajes en Twitter y los eventos en Facebook han contribuido al sostenimiento de las recientes revoluciones en los países árabes.

Las relaciones públicas y el marketing también han iniciado una transformación irreversible de sus métodos tradicionales, empujados por las nuevas vías de conectarse con los consumidores. La economía de las redes sociales mueve miles de millones de dólares.

Ni la crítica apocalíptica ni el elogio ciego se han acercado jamás al necesario equilibrio de la verdad. Tampoco ocurrirá así en este tema. En esta ecuación confluye la inquietud de Above, cuyo honesto interés por los problemas sociales no discutimos, y la evolución ineludible de la humanidad hacia formas más eficientes de comunicación. Un resultado justo precisa de ambos factores.