¿Quién quiere asesinar a Nicolás Maduro?

Maduro ha amenazado con una guerra civil si muere (Reuters)
Maduro ha amenazado con una guerra civil si muere (Reuters)

El gobierno de Venezuela ha denunciado un nuevo plan para asesinar a Nicolás Maduro y al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. El mandatario ha afirmado que se trata de un complot internacional para desestabilizar al régimen, pero la oposición considera la alarma oficial como una cortina de humo para ocultar los verdaderos problemas del país suramericano.

Maduro no ha vacilado en señalar al expresidente colombiano Álvaro Uribe como el cabecilla de la conspiración. También ha cuestionado a Barack Obama por su presunta complicidad con los planes del magnicidio desde Estados Unidos. El sucesor de Hugo Chávez hereda así las amenazas externas que presuntamente se habrían cernido sobre el fallecido líder, cuya muerte no ha estado tampoco exenta de teorías sobre una conjura extranjera.

¿Por qué Uribe se implicaría en un plan para matar a Maduro? ¿Qué ganaría Estados Unidos con el asesinato del gobernante venezolano, que desembocaría casi seguramente en una crisis política en el país petrolero? ¿Cómo influyen las denuncias de complot internacional sobre el respaldo popular al gobierno bolivariano?

Uribe acapara el grueso de las acusaciones de Caracas sobre las conspiraciones externas (AFP)
Uribe acapara el grueso de las acusaciones de Caracas sobre las conspiraciones externas (AFP)

La conexión colombiana

El 26 de agosto pasado el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, informó sobre la captura de dos presuntos paramilitares colombianos, que serían la avanzada de un equipo de 10 hombres cuya misión era atentar contra varios líderes de la Revolución Bolivariana. Según el funcionario, los detenidos poseían fusiles especiales, municiones y fotos de Maduro y Cabello. La operación incluía el uso de una bomba y el disparo de francotiradores durante una actividad del llamado Gobierno de Calle.

"Álvaro Uribe Vélez sin duda alguna tiene conocimiento de todas estas cosas que está ocurriendo", afirmó el titular. "Todo el mundo sabe que es un hombre con control sobre grupos narcotraficantes y no nos extraña en lo absoluto que sea él, directamente o a través, indudablemente, de operadores", especuló.

Las declaraciones de Rodríguez trascendieron un mes después del anuncio de Cabello sobre el plan "Carpeta Amarilla", una conspiración contra Caracas organizada por Uribe, el expresidente de Honduras Roberto Micheletti y el militante anticastrista Luis Posada Carriles, para la cual habrían reunido más de dos millones de dólares.

En mayo pasado el propio Maduro había tildado a Uribe de asesino. "Yo ya tengo elementos suficientes de que él está conspirando y hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso", dijo en un discurso televisado.

Durante la presidencia de Chávez las autoridades venezolanas desarticularon varios planes para asesinar al mandatario o atentar contra su gobierno, algunos de los cuales también se habrían originado en Colombia.

La más famosa de esas conspiraciones fue el llamado "caso de los paracachitos" en 2004, un controversial intento de golpe de Estado con la participación de un centenar de paramilitares del vecino país. Investigaciones posteriores han sugerido que la operación se fraguó en Miraflores como una estratagema para realizar purgas en las fuerzas armadas y apuntalar la imagen de Chávez.

Uribe ha calificado de "infamias de la dictadura" las acusaciones en su contra. El exgobernante se ha transformado en una de las dianas preferidas de Maduro y antes de Chávez por sus críticas al régimen venezolano.

Maduro acusa a Obama

Según el presidente de Venezuela el magnicidio se prepara en Estados Unidos. Maduro ha cuestionado el papel de su homólogo Barack Obama, quien asegura tiene información del complot, mas no ha hecho nada para detenerlo. "¿O es que él decidió eliminarme físicamente?", se preguntó.

En marzo pasado, a pocos días de las elecciones que lo reafirmaron como sucesor de Chávez, Maduro acusó directamente al Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de idear un plan para asesinar al candidato opositor Henrique Capriles y generar el caos en Venezuela. La Casa Blanca desestimó esas acusaciones y cualquier otra relación con estrategias desestabilizadoras en el país suramericano.

De hecho Obama recibió críticas durante la campaña electoral de 2012 por su política hacia Chávez. En opinión del reelegido mandatario estadounidense, Venezuela no constituía una amenaza contra la seguridad nacional norteamericana, a pesar de sus vínculos militares con Irán y Rusia, y su respaldo a regímenes enemigos de Washington como el de Cuba.

En noviembre de 2007 el expresidente cubano Fidel Castro había alertado sobre las intenciones de la Casa Blanca de fomentar la violencia y el caos en territorio venezolano. "El gobierno irresponsable del imperio (Estados Unidos) no se detiene un minuto a pensar que un magnicidio o una guerra civil en Venezuela, por sus enormes reservas de hidrocarburos, harían estallar la economía mundial globalizada", señaló en una de sus Reflexiones.

Como Chávez, Maduro cree que "la derecha internacional" elabora estrategias para enfrentar a la Revolución Bolivariana y retomar el poder en Caracas, en manos de la izquierda desde 1999. Sin embargo, el inquilino de Miraflores no ha explicado por qué, en medio de la crisis en el Medio Oriente y la aún difícil situación económica interna, Obama estaría interesado en atizar un conflicto en Venezuela.

Capriles cree que las denuncias sobre magnicidio tratan de desviar la atención sobre problemas reales (AP)
Capriles cree que las denuncias sobre magnicidio tratan de desviar la atención sobre problemas reales (AP)

¿Quién conspira?

"Hay una estrategia de montar una mampara para desatender lo que es relevante para los venezolanos", declaró a la prensa Leopoldo López, dirigente del opositor partido Voluntad Popular. Mientras, Capriles ha establecido un símil entre la saga de denuncias de magnicidio de Maduro y la historia de los atentados fallidos contra Fidel Castro.

Por su parte, Diosdado Cabello ha advertido que ante el asesinato del presidente la "respuesta sería avasallante" y fustigó a la oposición por buscar "un baño de sangre en el país". Maduro ha asegurado que su muerte desataría una guerra civil y ha anunciado la ampliación de las milicias, una organización paramilitar organizada en los barrios que apoyan el chavismo. Esas tropas irregulares deberán duplicarse hasta alcanzar el millón de efectivos, de acuerdo con los planes del actual gobierno.

El gobernante impulsa también una campaña para obtener una Ley Habilitante que le permitiría gobernar por decreto. El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela necesita solo un escaño adicional en la Asamblea Nacional para pasar esta medida, presuntamente dirigida a enfrentar la corrupción de manera expedita.

Y todo esto sucede a tres meses de las elecciones municipales cuyos resultados representan el primer reto en las urnas del gobierno de Maduro, cuya legitimidad aún arrastra el fantasma de las denuncias de fraude electoral en los comicios del 14 de abril.