¿A quién ha beneficiado la recuperación en EEUU?

La recesión aún mantiene en la pobreza a millones de estadounidenses (John W. Iwanski - Flickr)
La recesión aún mantiene en la pobreza a millones de estadounidenses (John W. Iwanski - Flickr)

La economía de Estados Unidos navega sobre aguas más estables, impulsada por buenas noticias como el descenso sostenido del desempleo y un boom en el mercado de acciones. Pero millones de norteamericanos aún esperan que esa bonanza toque a su puerta y ellos puedan recuperar, al menos, el nivel de vida anterior a la crisis.

La situación para la mayoría de los estadounidenses podría definirse con las palabras de Jared Bernstein, un reputado economista que trabajó como asesor del gobierno demócrata entre 2009 y 2011. Si los recientes datos sobre ingresos familiares y pobreza demuestran que “las cosas no se están poniendo peor”, dijo el experto a The New York Times, el problema es que “luego de tres años de recuperación económica, las cosas tampoco están mejorando.”

Los récords en Wall Street no han beneficiado a la mayoría de los estadounidenses (Reuters)
Los récords en Wall Street no han beneficiado a la mayoría de los estadounidenses (Reuters)

Las (pocas) buenas noticias

Según el informe de la Oficina del Censo publicado esta semana, los ingresos medianos de las familias estadounidenses cayeron apenas 0.2 por ciento en 2012, un número estadísticamente insignificante para los expertos. Ese ligero descenso permitiría cierto optimismo en cuanto a la futura estabilidad de las entradas en los hogares del país.

Las familias que ganan más de 191.000 dólares al año –el cinco por ciento del total—han elevado sus ingresos a niveles similares a los anteriores a la recesión, indica el organismo gubernamental.

Además, la economía ha añadido millones de nuevos empleos y el índice de desocupación descendió a 7,3 por ciento en agosto, una décima menos que el mes anterior.

En ese contexto, las mejores noticias emergieron del sector empresarial. El rendimiento de las acciones incluidas en el índice Standard & Poor’s 500, que reúne a las mayores compañías de Estados Unidos, reportó ganancias de 16 por ciento el año pasado. Mientras, la lista Forbes anunció que los 400 norteamericanos más ricos incrementaron su fortuna en 19 por ciento y ahora acumulan 2,02 billones de dólares.

Sin embargo, la clase media y los sectores de bajos ingresos aún sobreviven a la sombra de una recesión que destruyó millones de empleos bien pagados y condenó a muchos a depender de trabajos a tiempo parcial o puestos donde reciben el salario mínimo. Para este grupo, donde confluyen alrededor del 80 por ciento de los estadounidenses, la crisis no ha terminado.

Los trabajadores de las cadenas de comida rápida exigen duplicar el salario mínimo (Reuters)
Los trabajadores de las cadenas de comida rápida exigen duplicar el salario mínimo (Reuters)

Fin de la recesión, ¿para quién?

La firma encuestadora Gallup reveló la semana pasada que el 20 por ciento de los norteamericanos reconoció haber tenido dificultades para comprar comida el año anterior. Esa proporción se acerca a la reportada en octubre de 2008, cuando el país se sumergía en el abismo económico.

El índice de pobreza se ha mantenido estable en los últimos dos años –alrededor del 15 por ciento de la población--, de acuerdo con datos de la Oficina del Censo. Las autoridades estadounidenses han definido el umbral de la pobreza en 23.492 dólares anuales para una familia de cuatro personas.

A juzgar por las diferencias de ingresos, la crisis se ha ensañado con los latinos y afroamericanos, cuyo presupuesto mediano ha caído por debajo de 40.000 dólares anuales, frente a 57.000 para los blancos y 68.000 para los de origen asiático.

Aunque nadie negaría los signos de recuperación de la economía estadounidense, la creciente desigualdad social ha determinado la desproporcionada distribución de los beneficios. Varios expertos apuntan al auge de los empleos mal remunerados y el estancamiento general de los salarios como dos de los factores fundamentales del deterioro de la clase media.

Si se considera la inflación, los hogares estadounidenses de hoy disponen del mismo dinero que a finales los años 80. En rigor, quienes trabajan hoy por el salario mínimo establecido por el gobierno federal (puede ser superior en algunos estados) de 7.25 dólares la hora, ganan menos que sus compatriotas en los años 60, cuando la tasa horaria apenas alcanzaba 1.60 dólares.

La balanza de la riqueza nacional se ha inclinado en detrimento de los trabajadores. Si a inicios de la década de 1980 los ingresos de este grupo representaban dos tercios del total, esta proporción ha caído hasta alrededor de 57 por ciento. En resumen, los ricos consumen hoy una tajada mayor del pastel, mientras la mayoría debe conformarse con una ración menos jugosa.

Por otra parte, los críticos del presidente Obama, en particular el ala más conservadora del Partido Republicano, acusan a la administración de dilapidar el presupuesto federal en planes de ayuda como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), más conocido como Programa de Cupones para Alimentos. Sin embargo, el gobierno sostiene que gracias a este apoyo unos cuatro millones de estadounidenses escaparon de la pobreza el año pasado.

El debate actual sobre el SNAP podría tener un desenlace parcial esta semana cuando la Cámara de Representantes vote una propuesta de reforma que reduciría en 40.000 millones de dólares los fondos del programa.

Mientras, desde noviembre de 2012 empleados de cadenas de comida rápida como McDonald’s y Burger King, además de asociados de Walmart, han escenificado protestas en varias ciudades estadounidenses para demandar un alza que eleve el salario mínimo a 15 dólares la hora.

Los sectores de la restauración y la venta al detalle absorbieron buena parte de los nuevos puestos creados tras la recesión. Considerados tradicionalmente como trabajos a tiempo parcial para estudiantes o primeras experiencias laborales para adolescentes, estos empleos se han convertido en la tabla de salvación para millones de estadounidenses.