Proponen multa y cárcel a quien compre productos piratas en Nueva York

Miles de personas visitan la calle Canal de Nueva York, en el Chinatown de Manhattan, en pos de prestigio a bajo precio. Allí, por $25 o $30 los compradores se recrean en la posesión de artículos con las veneradas marcas Prada, Coach, Michael Kors, Gucci, Rolex o Prada. Pero todo es percepción y sensación, pues tales productos son falsificaciones, copias piratas de artículos originales que cuestan 10 o 100 veces más que los que se compran y venden en el neoyorquino Chinatown.

Pero ese paraíso de los bolsos y los relojes falsos podría sufrir un severo golpe. El gobierno de Nueva York estudia una propuesta que volvería ilegal comprar esos artículos en la ciudad, la primera vez en Estados Unidos que se perseguiría a la clientela de los piratas. Multas de hasta $1,000 o hasta un año en prisión podrían aplicarse a quien pague por satisfacer sus ansias de artículos de marca vía productos pirata.

La compraventa de artículos pirata, bolsos, joyas, ropa, relojes, películas, zapatos, electrónicos y mucho más es común en países en desarrollo pero en Estados Unidos es también un mercado floreciente. En 2012, la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza decomisó mercancía pirata con un valor de $1,200 millones, pero esto es solo una fracción de los productos falsos que circulan en el país.

En el caso de Nueva York, la norma para sancionar a los compradores de productos piratas fue propuesta por la concejal Margaret Chin quien, según la agencia AP, aseguró que esta venta ilegal quita a la ciudad al menos $1,000 millones en ingresos fiscales. “Tenemos que dejar saber a la gente que si se involucra en esta actividad [la compraventa de artículos de piratería] está cometiendo un crimen”.

Así, el objetivo de esta propuesta sería crear una conciencia clara en el consumidor de que comprar productos falsos no es algo inocuo o inconsecuente –una especie de visita a una mega venta de rebajas- sino que se expone a una fuerte sanción si lo hace.

No obstante, hay importantes opositores a esa propuesta, entre ellos Kathleen McGhee, la misma directora a cargo de perseguir los comercios pirata en Nueva York. McGhee testificó contra la iniciativa al considerar que será muy difícil probar que los consumidores sabían plenamente que los productos que compraron eran falsos. Otros concejales consideran la propuesta demasiado severa.

Pero la venta de artículos falsificados no es un problema que se da únicamente en pequeñas tiendas ocultas en un barrio populoso o pintoresco. Se han registrado demandas por la supuesta venta de productos falsos en tiendas como Wal-Mart y Costco e, incluso, en otros casos, se ha detectado prácticas de piratería, falsificación o violación de propiedad intelectual en productos alimenticios o farmacéuticos. Miles de millones de dólares al año en mercancía pirata circulan en el país.

Y además de inducir temor por las sanciones, el objetivo de autoridades y organizaciones es concientizar a la población de que comprar esos productos falsificados tiene severas implicaciones: la mercancía suele ser de mala calidad, incluso elaborada con materiales potencialmente de riesgo; mucha de esos productos son fabricados por mano de obra esclava o sujeta a explotación; esa mercancía no paga impuestos y se pierden así millones que podrían usarse en servicios públicos; y la piratería de esos productos tiene ligas con el crimen organizado y sus ingresos benefician a sus actividades ilícitas.

-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro