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Por qué nadie dice nada de los asesinatos de Arabia Saudí

Mientras que la postura occidental ante regímenes opresores es beligerante, en el caso saudí prima el silencio y la amistad, tal y como muestra el último informe de Amnistía Internacional

Obama posa sonriente con el rey Salman (AP)
Obama posa sonriente con el rey Salman (AP)

El desfile de mandatarios fue notable. Felipe VI (España), Barack Obama (Estados Unidos), François Hollande (Francia), el príncipe Carlos y David Cameron (Gran Bretaña) o Dimitri Medvedev (Rusia) fueron algunos de los primeros espadas que acudieron a Riad, capital de Arabia Saudí en enero de 2015.

El rey Abdalá había fallecido y había un relevo al frente de esta monarquía, siendo su hermano Salman el sucesor. Esta procesión de autoridades extranjeras puede parecer baladí, pero da muestras del importante papel que juega el reino saudí en el tablero internacional.

Especialmente cuando se trata de uno de los regímenes más represores del mundo, con miles de personas ajusticiadas en las últimas dos décadas mediante juicios injustos y sin ninguna garantía, tal y como denuncian las asociaciones humanitarias. El último informe de Amnistía Internacional es claro al respecto.

Mientras que en todo el 2014 Arabia Saudí ejecutó a 90 personas, en apenas 6 meses de 2015 (los que van desde enero a junio) ya han muerto al menos 102. Los datos son aún más dramáticos si se hace la proyección de los últimos 10 meses (de agosto de 2014 a junio de 2015) con al menos 175 hombres y mujeres ejecutados en una ola de violencia represiva que promedia un muerto cada dos días.

La mayoría de ellos fueron decapitados o se tuvieron que enfrentar a un pelotón de fusilamiento. En ocasiones las ejecuciones son públicas y las familias se tienen que enfrentar al dolor de ver cómo las cabezas o los cuerpos de sus familiares son expuestos a la vista de todos.

Una de las cosas que más suelen sorprender sobre Arabia Saudí es la poca visibilidad que hay en los medios de comunicación occidentales sobre la violencia y la represión que emplea contra sus condenados. Tampoco es frecuente que haya críticas públicas de los Gobiernos, más bien hay una especie de silencio cómplice que se basa en unas relaciones diplomáticas en las que el interés y el dinero priman por encima del respeto a los Derechos Humanos.

Gobiernos como el estadounidense o el español por poner solo algunos ejemplos, que no han dudado en exigir y defender en países como Afganistán, Siria, Irak, Egipto o Somalia la democracia y las libertades fundamentales de los ciudadanos callan ante el caso saudí y las críticas son tímidas y con la boca chica, temerosos de que cualquier palabra malsonante pueda molestar a tan poderoso aliado.

Multitudinarias manifestaciones de iraníes frente a la embajada de Arabia Saudí (AP)
Multitudinarias manifestaciones de iraníes frente a la embajada de Arabia Saudí (AP)

¿Pero qué razones hay para que lo que en algunas partes del mundo esté mal visto en el caso de Arabia Saudí se tolere?

Los recursos naturales

Es uno de los principales productores de petróleo y sus reservas se estiman en 1/5 del total de todo el mundo. Este hecho le da un gran poder dentro de las relaciones comerciales simplemente por el hecho de que tanto Estados Unidos como Europa le necesitan.

Además el reino saudí es capaz de jugar a su antojo con este hecho, como en el último año en el que ha decidido hundir el precio del petróleo lo que ha provocado un enorme daño en las economías de otros países productores como Rusia o Irán.

El único amigo en una región inestable

El país saudí está localizado en pleno corazón de Oriente Medio, una zona habitualmente muy inestable y en la que hay profundos intereses internacionales, tal y como se ha comentado en el punto anterior. Para Occidente, Arabia Saudí da estabilidad y como potencia regional que es supone un poderosísimo aliado en una zona que suele ser hostil hacia Estados Unidos o Europa. Con Siria en plena guerra civil, con los enfrentamientos en Yemen o con Daesh avanzando en Irak, los saudíes siguen siendo la mejor alternativa posible en la región.

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Castigos de Estado Islámico y Arabia Saudí (RT)

¿Un freno para el islamismo radical de Estado Islámico?

Este punto es cuanto menos cuestionable. Pese a que Arabia Saudí se ha comprometido a ayudar y a frenar el avance del Daesh, que ya ha ocupado grandes porciones del territorio en Siria e Irak, lo cierto es que los críticos no ven excesivas diferencias entre la forma de proceder del grupo y de la monarquía.

Ambos aplican la sharía (código de conducta islámico) en su versión más radical e incluso la manera en la que se aplican los castigos, fundamentalmente con la decapitación, es prácticamente igual. Al respecto, esta infografía de RT muestra las escasas diferencias.

Para debilitar a los enemigos

Tal y como se ha comentado con anterioridad, Arabia Saudí decidió bajar el precio del petróleo para hundir a sus competidores, ¿pero quién ha salido ganando y quién ha perdido con esta decisión? Los ganadores están claros. Estados Unidos no se ha visto afectado porque está produciendo su propio petróleo, de momento con éxito. Europa se ha visto beneficiada por la bajada de precios. Y Arabia Saudí sí que ha perdido ingresos, pero ha logrado su objetivo de perjudicar a sus competidores.

¿Quiénes están al otro lado? Rusia, con gran dependencia de sus recursos naturales para sostener su economía, que ha visto cómo ingresaba mucho menos en un momento en el que estaba enfrentado a Occidente por la situación en Ucrania. También Venezuela y el régimen de Maduro, muy beligerante con los estadounidenses siempre. Y por supuesto Irán, un país con el que los occidentales siempre han estado en un tira y afloja constante, aunque en los últimos tiempos ha habido acercamientos. La maniobra saudí ha perjudicado a algunos de los países que más se han enfrentado a Estados Unidos y Europa en los últimos años. ¿Casualidad?

En definitiva, se trata de una relación productiva tanto para Arabia Saudí como para Occidente que ha dado importantes réditos para ambos. Y por eso en este pacto no escrito, pero aplicado de facto unos están dispuestos a hacer favores a otros con la condición de que los otros se tapen los ojos antes los abusos de los unos. La política y la economía vuelven a ganar una vez más la partida a las libertades.

Twitter: @javiertaeno