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Plantó 384 árboles que valen mucho dinero, pero ella vive en la más absoluta pobreza

Saalumarada Thimmakka es una mujer de 103 años que hace décadas decidió luchar contra la deforestación, pero ahora malvive con una pensión.

Saalumarada Thimmakka (Wikipedia)
Saalumarada Thimmakka (Wikipedia)

Tiene 103 años y nadie le puede negar que es un ejemplo en la lucha contra la deforestación y en el cuidado de la naturaleza, pero Saalumarada Thimmakka vive una vida de penurias y dificultades económicas pese a que tiene el reconocimiento internacional por su trabajo ambiental en las localidades de Hulikal y Kuddor, al sur de la India.

Pero para conocer la historia de esta mujer hay que remontarse varias décadas atrás cuando contrajo matrimonio siendo apenas una adolescente con un pastor de ganado. Las dificultades de la pareja para concebir hijos provocaron que sufrieran las burlas y el rechazo social. Hay que tener en cuenta que en una población rural y tradicional de la India como esta, el hecho de no tener hijos es visto como una falta de virilidad del hombre.

Sin embargo, el matrimonio respondió a las críticas con una iniciativa que muchos años después sigue dando sus frutos. Pese a que apenas tenían dinero decidieron plantar 384 árboles banianos (un árbol tradicional de la India) y repoblar los 4 kilómetros que separan Hulikal y Kuddor, en el estado de Karnataka. Los cuidaron con el mismo cariño con el que habrían cuidado a un hijo, tal y como cuenta India Today.

Día a día acarreaban cubos de agua para lograr que crecieran. Y los esfuerzos dieron sus frutos. Tanto que incluso el nombre de Saalumarada es un mote que le han puesto sus vecinos y que significa “fila de árboles”.

Otra imagen de Saalumarada (Wikipedia)
Otra imagen de Saalumarada (Wikipedia)

Han pasado los años, los árboles han crecido y su nombre se ha ido extendiendo, pero hay algo que no ha cambiado en la vida de esta mujer. La falta de dinero. Sigue viviendo en la pobreza más extrema e incluso confiesa en una entrevista con Al Jazeera que no entiende por qué le dan premios y reconocimiento en lugar de dinero.

Y es que Thimmakka ha recibido prestigiosos galardones como el Premio Nacional de los Ciudadanos en 1996 o el Premio Godfrey Phillips en 2006. Algo que su marido ya no pudo ver porque murió en 1991.

Hoy, los árboles que ella tanto cuidó son propiedad del Gobierno de Karnataka y tienen un valor económico altísimo, mientras que la mujer apenas recibe una pensión de 500 rupias como único ingreso (unos 7 euros).

Tiene un hijo, que adoptó, y aún le queda un sueño por cumplir: poner en marcha un hospital. No parece que sea de las personas que se rindan fácilmente.

Javier Taeño (@javiertaeno)