Niños de la calle, "no tienen nada que perder ni nadie que los extrañe"

Ana fue abandonada por su madre hace dos años en la calle Isabel la Católica en el Centro Histórico de la Ciudad de México; sólo tenía cuatro años. “Mi mamá me dijo que tenía que esperar hasta que ella regresara. Esperé a que volviera pero no lo hizo ese día ni al otro”.

En México hay 53.3 millones de pobres, con base a las estadísticas del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicadas en 2013.

Los niños son las principales víctimas de la pobreza. Hugo Flores, trabajador social de la Fundación Pro Niños de la Calle I.A.P en el Distrito Federal, menciona que la razón principal por la que existen menores de edad en situación de calle es la pobreza extrema, pues la falta de dinero genera que dentro del núcleo familiar se manifiesten agresiones psicológicas, físicas y verbales.

Aunque también está el otro lado de la moneda: el abandono infantil. Esto causa que maduren antes de tiempo y que crezcan con carencias emocionales relacionadas con el amor materno; intentan llenar el hueco con cualquier persona que los rodea.

¿Cuál es el perfil de los niños de la calle?

El perfil de estos pequeños ya no es el mismo hace algunas décadas; ahora tratan de mimetizarse con su entorno para evitar cualquier tipo de discriminación por estereotipos e ideales arraigados de clase presentes en la sociedad mexicana.

Por esta razón, la gran mayoría de estos chicos ya no están sucios, no viste ropa que les queda grande y con el dinero que juntan en las calles pueden vivir en hoteles. Además, la prostitución ya no es una herramienta tan empleada para conseguir dinero como menciona el psicólogo David Espinoza.

Los más vulnerables ante el crimen organizado

Hace una década, la mayoría de los niños de la calle tenían anclado su destino a la prostitución como una herramienta para conseguir dinero y la drogadicción. El hecho de que en México se apliquen desde los años '80 políticas neoliberales que no generan empleos, ha tenido como consecuencia que la única opción de trabajo y de ingresos sea el narcotráfico.

Ante esta situación, los menores de edad son un punto vulnerable para convertirse en narcomenudistas, al encontrar en esta actividad una forma de empleo además de que no tienen nada que perder ni nadie que los extrañe, como explica Alejandro Pintamalli, periodista de Sin embargo.

La navaja de doble filo

A pesar de que el gobierno ha creado albergues para brindarles una mejor condición de vida a estos niños, de los más de 11.000 pequeños que deambulan por las calles de México, sólo acuden a albergues o fundaciones el 2% de acuerdo a cifras del periódico La Jornada.

“No van a instituciones que los ayuden porque no les gustan las reglas y generalmente en estos lugares siempre hay límites” aclara David Espinoza. Por lo tanto, la carga de estos niños recae en la economía de la caridad. Pero aunque dar dinero es un acto noble, cada moneda es una navaja de doble filo porque arraiga su estadía en la calle y ayuda a prolongar su futuro en la miseria, donde hasta los recuerdos duelen. Como menciona Ana, “no quiero ni recordar a mi mamá porque sé que ella no piensa en mi”.