Los claroscuros del milagro económico peruano

El boom económico peruano es más visible en Lima (REUTERS/Enrique Castro-Mendivil)
El boom económico peruano es más visible en Lima (REUTERS/Enrique Castro-Mendivil)

A pesar de la avidez de los medios por las malas noticias, los lectores por lo general prefieren las historias positivas, que irradian optimismo. En la economía, donde el pesimismo abunda, cuesta encontrar un ejemplo alentador. Sin embargo, un país de América Latina ha desafiado la costumbre hasta conquistar el codiciado título de “milagro económico”: Perú.

Sobran las estadísticas para demostrar el extraordinario crecimiento económico peruano en la última década. Y con ellas, los expertos que expliquen cómo el libre comercio y la apertura a las inversiones extranjeras han engendrado la bonanza. Pero los números pueden describir también el presente de una nación donde aumenta la desigualdad y millones de ciudadanos aún aguardan por su porción de la nueva riqueza.

Economía sobre rocas

De acuerdo con un análisis publicado por la revista Americas Quarterly, Perú ha firmado 17 tratados de libre comercio. Esta inserción en el mercado global justifica en cierta medida el auge promedio de 6,1 del PIB entre 2002 y 2013. Como consecuencia las exportaciones prácticamente se triplicaron, antes de caer en los últimos tres años por el descenso en los precios de las materias primas.

El crecimiento económico ha creado una nueva clase media de consumidores (REUTERS/Mariana Bazo)
El crecimiento económico ha creado una nueva clase media de consumidores (REUTERS/Mariana Bazo)

El país suramericano se benefició de la demanda de minerales en China y de la recuperación de la economía de Estados Unidos, sus dos principales socios comerciales. La ventana hacia el exterior ha estimulado a las empresas a mejorar la calidad de sus producciones. Por otra parte, el ambiente económico favorable ha seducido a la inversión extranjera, que también se multiplicó por tres hasta superar los 9.000 millones de dólares anuales.

Y para despejar cualquier duda sobre el alcance de la prosperidad, los especialistas reiteran que la pobreza ha caído en más de la mitad. La pobreza extrema se redujo de 15,8 a 4,7 por ciento, señala el Banco Mundial.

La otrora gris Lima se ha transformado en una dinámica capital, donde proliferan los centros comerciales, los restaurantes de alta cocina, los clubes privados y el mercado inmobiliario se mueve a un ritmo de vértigo. La nueva clase media tiene acceso a préstamos bancarios, tarjetas de crédito… oportunidades impensables hace apenas 25 años, cuando el país se balanceaba entre la crisis económica, la corrupción política y el terrorismo.

A 2.180 kilómetros de la prosperidad

Esa es la distancia por tierra entre Lima y Puerto Maldonado, la capital del departamento de Madre de Dios, cerca de la frontera con Bolivia. Allí sobreviven miles de familias gracias a la explotación ilegal de las minas de oro. Perú es el primer productor del metal áureo en América Latina. El cinco por ciento de las exportaciones provienen de la minería ilícita.

La minería ilegal ha generado una enorme devastación en la Amazonía peruana (Foto AP/Rodrigo Abd)
La minería ilegal ha generado una enorme devastación en la Amazonía peruana (Foto AP/Rodrigo Abd)

Según cuentan los que han visitado la región, en las improvisadas villas mineras también hay restaurantes y hoteles, como en Lima. Pero en ellos prolifera el tráfico humano, un drama reconocido por las autoridades. El Ministerio del Medio Ambiente calcula en 4.500 las personas atrapadas en las redes de explotación sexual, casi todas niñas y jóvenes indígenas. El Índice global de esclavitud de 2014 estimó que 66.300 peruanos laboran en condiciones de servidumbre.

La “fiebre del oro” en Madre de Dios ha acelerado la deforestación en la Amazonía peruana. El área ocupada por esta actividad aumentó en 400 por ciento en apenas dos décadas. Y bajo “El dorado”, las aguas contaminadas con mercurio, que amenazan la salud en particular de las comunidades indígenas.

Los habitantes de Madre de Dios no conocen el bienestar de la clase media limeña. Tampoco en la capital todos gozan del crecimiento económico. El dinero marca la diferencia entre acceder a servicios básicos de salud, educación y seguridad, o carecer de lo elemental. En enero de este año el diario El Comercio anunciaba la entrada de 445 nuevos miembros al club de los millonarios. Esta elite representa menos de 0,02 por ciento de la población.

En materia económica, vale más conservar un discreto escepticismo. Detrás de las historias de milagros siempre hay dramas muy terrenales.