La inesperada resurrección de los discos de vinilo

Las ventas de discos de vinilo se han multiplicado de manera inesperada desde 2008 (Matthias Rhomberg - Flickr)
Las ventas de discos de vinilo se han multiplicado de manera inesperada desde 2008 (Matthias Rhomberg - Flickr)

El mercado puede ser caprichoso, tanto como los consumidores que le dan vida. En 2006 quizás nadie apostaba un centavo por las viejas grabaciones analógicas, superadas por las ventas de discos compactos y la pujante descarga de música en formato digital. Menos de una década después, cuando la incertidumbre sacude la industria musical, la creciente demanda de “long plays” (LPs) surge como un inesperado salvador.

Pero, ¿quiénes han provocado este renacimiento de los discos de vinilo? ¿Se trata solo de una moda fugaz o de una tendencia sostenible? ¿Podrán las veteranas maquinarias calmar la sed de músicos y compradores en Norteamérica y Europa?

De vuelta al fetichismo

En 2008 las ventas de disco de vinilo en Estados Unidos aumentaron a 1,9 millones de unidades. A partir de entonces esa cifra no ha dejado de crecer. El 2014 cerró con 9,2 millones, un auge de 52 por ciento con respecto al año anterior, según los datos de la empresa estadounidense Nielsen, especializada en hacer estudios de mercado. En el Reino Unido el salto fue también de más de 50 por ciento, reportó The Guardian.

Claro, esos volúmenes aún representan una ínfima parte del mercado de la música grabada. Sin embargo, tanto los discos compactos como las descargas online han registrado descensos, a causa fundamentalmente de la popularidad de servicios de streaming como Spotify y Rdio.

La conveniencia de los formatos digitales no remplazó el valor icónico de los vinilos (AP/Paul Sakuma)
La conveniencia de los formatos digitales no remplazó el valor icónico de los vinilos (AP/Paul Sakuma)

La resurrección de los vinilos sorprende. La decadencia de este formato comenzó en los años 70 con la introducción de los casetes. Luego, a inicios de los 80, el arribo de los discos compactos asestó un golpe en apariencia mortal a una industria que se había mantenido desde el crepúsculo del siglo XIX. La conveniencia de los nuevos formatos digitales terminó –o al menos eso pensaban muchos—por convertir en obsoletas a las añejas grabaciones analógicas, salvo para coleccionistas y nostálgicos.

Paradójicamente, los salvadores del disco de vinilo tienen menos de 35 años. Un sondeo de MusicWatch reveló el año pasado que alrededor de la mitad de los consumidores actuales de LPs habían nacido en la era de la música digital. Más que la nostalgia por un objeto de culto para sus padres y abuelos, las nuevas generaciones buscan un icono material para exhibir sus gustos musicales. Ni la fealdad de los CDs, ni la inmaterialidad de los archivos de audio en los reproductores portátiles, ofrecen esa satisfacción "fetichista".

Al margen del debate sobre la calidad de las grabaciones en discos de vinilo –algunos especialistas aseguran que son superiores y más durables—los álbumes presentados de esta manera transforman el consumo. Los artísticos diseños de cubierta, las ediciones exclusivas y en ocasiones extravagantes, además de la “ceremonia” de colocar un LP en el tocadiscos y sentarse a sentir la música preferida, devuelven a los fanáticos una experiencia perdida con la irrupción digital.

Los llamados Millennials (la Generación Y) no renuncian a los tracks MP3 y WAV, a los discos compactos o la música en streaming. Pero en los vinilos encuentran una confluencia entre la belleza material de un producto y la experiencia espiritual de la música, que trascenderá probablemente cualquier moda.

La industria depende de viejas maquinarias que no satisfacen la demanda (REUTERS/Petr Josek)
La industria depende de viejas maquinarias que no satisfacen la demanda (REUTERS/Petr Josek)

Una industria resucitada

El resurgimiento de los vinilos ha tomado desprevenida también a la industria. En Estados Unidos la fábrica con mayores capacidades, localizada en Nashville, Tennessee, produce entre 30.000 y 40.000 unidades diarias. En Alemania, la reconocida planta de Optimal Media, en la antigua República Democrática Alemana (RDA), alcanza 55.000. La demanda supera con creces esas capacidades.

Los músicos estadounidenses deben esperar hasta tres meses para ver sus producciones impresas en un LP. El catálogo de la fábrica germana se elabora con un año de antelación. El problema fundamental: las prensas que generan los discos para la venta tienen unos 30 años de uso. Cuando la ingeniería agote todas las reparaciones posibles para mantenerlas en activo, se detendrán por un proceso natural de envejecimiento de esas maquinarias. ¿Y entonces?

Por el momento los ejecutivos del sector recorren el mundo en busca de prensas abandonadas, que sirvan al menos para piezas de repuesto. Quizás, si el resurgimiento de los vinilos se mantiene, las compañías obtendrán los créditos necesarios para construir nuevas máquinas, cuyo costo parece demasiado alto por el momento. Mientras, quienes apostaron por este formato, fanáticos y productores, observan el renacer con entusiasmo.