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La indetenible avalancha de epidemias que nos espera

¿El brote de ébola en África occidental será el preludio de una pandemia? (EFE/Ahmed Jallanzo)
¿El brote de ébola en África occidental será el preludio de una pandemia? (EFE/Ahmed Jallanzo)

Los científicos se inquietan y la gente comienza a sentir miedo. Mientras, en África occidental el virus del ébola mata a miles de personas, entre ellas profesionales de la medicina que acudieron a detenerlo. En Europa y Norteamérica temen que la enfermedad se propague a través de las fronteras y provoque una crisis sanitaria como la humanidad no ha sufrido en los últimos 100 años.

Pero la expansión inusitada del ébola no es la peor de las noticias. Expertos en epidemiología alrededor del mundo coinciden en la inminencia de una pandemia con características similares a la llamada gripe española, que apagó la vida de entre 50 y 100 millones de personas. ¿Por qué ese brote parece inevitable? ¿Quién es el principal responsable del creciente contagio entre los humanos de virus provenientes de animales?

La venganza de los murciélagos

Nadie sabe con absoluta certeza cuál fue el origen de la actual epidemia de ébola. Las hipótesis más aceptadas apuntan hacia los murciélagos de la fruta, que habitan en las zonas rurales del África Occidental, donde forman parte del menú cotidiano. La mordida de uno de esos quirópteros o el consumo de la carne de un ejemplar enfermo puede desencadenar el contagio.

Los murciélagos de la fruta encabezan la lista de posibles hospederos del ébola (AP/Bob Child, Archivo)
Los murciélagos de la fruta encabezan la lista de posibles hospederos del ébola (AP/Bob Child, Archivo)

Los murciélagos encabezan la lista de los animales sospechosos de incubar el ébola y otros virus letales. Según el investigador estadounidense David Quammen, las colonias de este mamífero, numerosas y concentradas, facilitan la propagación de las enfermedades, cuyas mutaciones pueden hacerlas finalmente perjudiciales para los humanos.

El incremento de la actividad humana en el hábitat natural de los murciélagos ha disparado el peligro de contagio. La deforestación en varios países africanos –para establecer nuevas poblaciones o explotar los recursos forestales y minerales— además del tráfico incontrolado de especies consideradas exóticas multiplican los contactos entre humanos y animales salvajes. El clima de las regiones tropicales ofrece el caldo de cultivo ideal para que esta relación resulte, a la postre, fatal.

Para colmo, los brotes han ocurrido en naciones devastadas por largas guerras civiles –Liberia y Sierra Leona sufrieron conflictos internos durante más de una década—cuyos sistemas de salud apenas existen. La pobreza, la ineficacia de las autoridades y la corrupción completan el desolador cuadro de una zona en perenne duelo.

Otra pandemia a la vista

A pesar de la elevada mortalidad del actual brote de ébola, podríamos afirmar, como el sabio Salomón: “Nada nuevo bajo el sol”. La humanidad ha padecido antes pandemias que han marcado de luto su historia. Las más mortíferas comparten el origen: la transmisión de determinado virus de un animal hospedero a un hombre sano.

La tristemente célebre “muerte negra” o “la plaga” exterminó a la mitad de la población europea entre 1347 y 1351. La enfermedad llegó al viejo continente en barco procedente de Asia, donde los marinos habían sido contagiados por ratas o pulgas. La “gripe española” fue una variante de la influenza aviar que se expandió rápidamente por el trasiego de tropas al final de la Primera Guerra Mundial. Epidemias más recientes como la “gripe asiática” de 1956-1958 y la “gripe de Hong Kong” entre 1968 y 1969, ambas ocasionadas por las aves, dejaron también una estela de millones de muertos.

El estallido de la próxima pandemia solo sería cuestión de tiempo (EFE/Ahmed Jallanzo)
El estallido de la próxima pandemia solo sería cuestión de tiempo (EFE/Ahmed Jallanzo)

A juicio de David Quammen, la humanidad debe prepararse para sucesivos brotes de enfermedades zoonóticas, es decir, provenientes de animales. En su libro “Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic”, el escritor apunta a candidatos como el virus Nipah, localizado en Malasia y Bangladesh, o el virus Hendra, detectado en Australia. Ambos pertenecen a los coronavirus, causantes de enfermedades como el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), que ha despertado la alarma de las autoridades de salud desde 2013.

La propagación de esas futuras pandemias parece inevitable. Nuestro mundo superconectado imposibilita en la práctica el aislamiento de poblaciones o el cierre de las fronteras. Por otra parte, el calentamiento planetario favorece la proliferación de agentes transmisores de enfermedades como los mosquitos y las garrapatas. El aumento de la población mundial y las migraciones, estas últimas estimuladas por guerras civiles y escasez de recursos, también ofrecen condiciones propicias al contagio internacional.

¿Cómo detener la actual epidemia de ébola y prevenir el renacimiento de la enfermedad? ¿Acaso un impensable exterminio de los murciélagos la borraría del mapa? Los gobiernos y organizaciones internacionales de salud deben solucionar una compleja ecuación donde confluyen factores ambientales, sanitarios y económicos. El resultado de esa operación, hasta el momento, augura tiempos sombríos para el resto del planeta.