La enfermedad que desaparecerá de la Tierra

El gusano de Guinea de se reproduce en fuentes de agua contaminada por sus larvas (Prashant Panjiar - Flickr)
El gusano de Guinea de se reproduce en fuentes de agua contaminada por sus larvas (Prashant Panjiar - Flickr)

El gusano de Guinea llega a medir un metro. Cuando se instala en el interior de un ser humano avanza lentamente bajo su piel hasta que rompe la carne. Brota como lava, quema. Pero muy pronto este helminto podría desaparecer de la faz de la Tierra. Para siempre.

La noticia ha cruzado el océano desde África, un continente que conocemos demasiado por sus epidemias (¡el ébola!). La derrota de esta “enfermedad tropical desatendida” (NTD), como la califica la Organización Mundial de la Salud (OMS), se debe en gran medida al trabajo del Centro Carter. Hace 30 años el ex presidente estadounidense inició una cruzada contra ese mal en miles de aldeas africanas que nadie se atrevía a visitar.

Jimmy Carter al rescate

Carter ha contado a la prensa cómo fue su primer encuentro con el gusano de Guinea. Del inflamado seno de una mujer brotaba uno de esos animales. Otros diez habitaban en el cuerpo de la víctima. El Premio Nobel de la Paz, que cumplió 90 años en octubre pasado, describió el momento como una de las más inolvidables escenas de sufrimiento humano que jamás había presenciado.

En una entrevista concedida a National Public Radio, Carter recordó cómo en 1986 Naciones Unidas lo contactó porque nadie se interesaba en erradicar un grupo de enfermedades de los países más pobres. Una de ellas, el gusano de Guinea, afectaba a 3,5 millones de personas en 23.500 aldeas, fundamentalmente en África subsahariana.

Al cierre de 2014 el número de casos apenas alcanzaba los 126.

El ex presidente Carter se han comprometido con la erradicación de varias enfermedades. (Enough Project - Flickr)
El ex presidente Carter se han comprometido con la erradicación de varias enfermedades. (Enough Project - Flickr)

El camino ha sido duro para el equipo del Centro Carter. Como ninguna empresa farmacéutica ha desarrollado medicamentos contra el padecimiento, la campaña acudió a la educación. Millones de personas fueron instruidas en cómo utilizar filtros para beber agua estancada, impedir la reproducción del gusano y evitar que las heridas se infecten.

Los trabajadores de la salud sobre el terreno han aplicado pesticidas en pozos y otras fuentes de agua para eliminar a los copépodos, crustáceos que albergan a las larvas del gusano de Guinea. Además, el Centro Carter ha tejido redes desde la comunidad hasta los ministerios de Salud para sostener su labor a través de cualquier cambio político.

Enfermedades de pobres, ¿a quién importan?

El gusano de Guinea se conoce desde los tiempos de los faraones egipcios, más de 1.500 años antes de Cristo. Se cree que a este helminto se refiere el Viejo Testamento cuando habla de las “serpientes ardientes” enviadas por Jehová contra el pueblo de Israel en su éxodo desde Egipto.

El gusano impide que los afectados trabajen en la agricultura durante semanas (UNICEF Ethiopia - Flickr)
El gusano impide que los afectados trabajen en la agricultura durante semanas (UNICEF Ethiopia - Flickr)

A pesar de los siglos transcurridos, este mal se mantiene en el catálogo de “enfermedades tropicales desatendidas”. Esta lista incluye a otras 17 que infectan a más de 1.400 millones de personas en 149 países, casi todos en las regiones menos desarrolladas del planeta. No obstante, también se han expandido hacia otras naciones. Se estima que en Estados Unidos 20 millones de pobres sufren al menos una NTD.

Las NTD no suelen provocar una alta mortalidad. El gusano de Guinea, por ejemplo, inhabilita a las víctimas para trabajar durante la decena de semanas que dura el tratamiento, aunque si las lesiones no son atendidas el paciente puede morir por otras complicaciones. La más letal de todas es la leishmaniasis, que en 2010 apagó la vida de 51.600 personas. En comparación, el reciente brote de ébola se acerca a las 9.000 víctimas.

El mayor obstáculo para erradicarlas continúa siendo su propagación en países que carecen de sistemas de salud eficaces. Los desastres naturales, los trastornos provocados por el cambio climático y, sobre todo, la inestabilidad política atentan contra la sostenibilidad de las campañas sanitarias. El Centro Carter teme, por ejemplo, que el gusano de Guinea reaparezca con más fuerza en zonas de Mali perturbadas por la guerra.

La humanidad solo ha sido capaz de eliminar la viruela, en 1977.