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La carrera por los recursos del Ártico

El cambio climático ha incrementado el derretimiento natural del océano Ártico en el verano (EFE)
El cambio climático ha incrementado el derretimiento natural del océano Ártico en el verano (EFE)

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha anunciado la reactivación de una base militar en el Ártico, tras 20 años de abandono. El renovado interés de Moscú inquieta en especial a los ecologistas, que temen una “fiebre del oro” en pos de los recursos minerales y energéticos de esa región, una de las más afectadas por el cambio climático.

Para despejar las posibles dudas sobre la determinación rusa, el jueves pasado un guardacostas abordó el barco Arctic Sunrise, de la organización ambientalista Green Peace. El grupo de activistas protestaba por la exploración petrolera cerca de una plataforma de la compañía estatal Gazprom, en el Mar de Barents.

A pesar de los cálculos sobre las riquezas del Ártico y el impacto de su apertura como ruta marítima comercial, algunos estudios alertan sobre los enormes retos que el clima extremo del círculo polar impondrá a cualquier actividad económica.

Rusia ha renovado su interés por explotar los recursos del Ártico (Reuters)
Rusia ha renovado su interés por explotar los recursos del Ártico (Reuters)

Las potencias miran al norte

La carrera por el Ártico no acaba de comenzar, aunque el derretimiento del océano polar facilitará la explotación de sus recursos en las próximas décadas. Se estima que la zona perderá totalmente su cobertura de hielo al final del verano boreal entre 2020 y 2035.

Ese fenómeno, cuyos efectos sobre el clima planetario aún se investigan, acortaría la distancia comercial entre Asia y Europa. La principal interesada es China. La semana pasada un buque de la compañía estatal COSCO partió desde el puerto de Dalian rumbo a Rotterdam, en Holanda, como un ensayo de la prometedora ruta.

Al atravesar el Ártico el mercante tardará entre 12 y 15 días menos con respecto a la travesía habitual. Este ahorro de tiempo se traduce en millones de dólares menos en costos de flete y combustible. Los empresarios chinos llaman ahora al océano polar “la ruta dorada”. La Unión Europea ocupa el primer lugar entre los destinos de las exportaciones del gigante asiático, calculadas en 385.000 millones de dólares en 2012.

Beijing llega relativamente tarde a la septentrional porfía. Apenas este año se incorporó con estatus de observador al Consejo del Ártico, una organización integrada por los ocho países con intereses territoriales en el círculo polar: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia.

Hasta el presente esas naciones han concentrado las mayores inversiones en la minería, según el informe “La apertura del Ártico: oportunidad y riesgo en el Alto Norte”, elaborado por Lloyd’s, el prestigioso mercado de seguros radicado en Londres.

Hasta 2012 Rusia había abierto 25 minas, entre ellas las de la compañía Norilsk Nickel, que produce volúmenes considerables de níquel, platino y paladio. Estados Unidos ha desarrollado varios proyectos mineros en Alaska. Red Dog, en el noroeste de ese estado, clasifica como líder mundial en la producción de zinc.

Canadá explota yacimientos de diamantes en los Territorios del Noroeste, mientras planifica la apertura de una mina de hierro en la isla de Baffin, en la provincia de Nunavut. De acuerdo con el reporte de Lloyd’s, en el norte de Escandinavia también se estudian nuevas oportunidades de extracción de minerales. La mina de Kiruna, en Suecia, es la más moderna instalación subterránea de extracción de hierro en el mundo.

Los ecologistas se oponen a la prospección petrolera en el Ártico (AFP)
Los ecologistas se oponen a la prospección petrolera en el Ártico (AFP)

La esquiva riqueza del Ártico

Sin embargo, el desarrollo económico del Ártico podría tardar aún muchos años, durante los cuales los países interesados tendrán que invertir miles de millones de dólares si aspiran a aprovechar sus riquezas eficientemente. Por otra parte, algunos analistas alertan sobre la exageración de las expectativas en torno a recursos como el petróleo y el gas natural.

El Servicio Geológico de Estados Unidos ha estimado en 412.200 millones de barriles las reservas del Ártico, entre petróleo y gas natural. Ese volumen representaría alrededor del 13 por ciento de las reservas no descubiertas de crudo en el planeta, asegura Lloyd’s.

El Instituto Ártico, un centro de estudios internacional con sede en Washington, ha advertido sobre el impacto insignificante de la prospección petrolera en el círculo polar sobre la demanda global de hidrocarburos. La explotación del gas natural en la región ha enfrentado no solo las duras condiciones meteorológicas –como en el caso del campo Shtokman en el Mar de Barents—sino también el boom del gas de esquisto en Estados Unidos.

Las perspectivas de incrementar el trasiego de mercancías a través del océano polar durante el verano también deberían considerarse con realismo, señala el Instituto Ártico. Aunque en 2013 se esperaba el cruce de unos 500 buques mercantes por la zona, esa cifra representa una ínfima parte del transporte mundial de mercancías en comparación con el Canal de Suez y el Canal de Panamá, las vías usadas habitualmente para el comercio intercontinental.

Los mares helados presentan nuevos peligros para la navegación. Con la excepción de algunos puertos en Noruega y el oeste de Rusia, el círculo polar carece de la infraestructura necesaria para su desarrollo acelerado como vía de transporte.

Los expertos temen los efectos de un derrame petrolero u otro desastre provocado por la actividad económica humana, que devastaría ecosistemas ya afectados por el cambio climático. La mencionada falta de infraestructura también impediría una respuesta rápida para contener las consecuencias de un accidente de gran magnitud.

Para el Instituto Ártico, el fracaso del proyecto petrolero de la compañía anglo-holandesa Shell en Alaska en 2012 resume los peores augurios de una futura “bonanza ártica”. La multinacional pospuso hasta el año próximo sus planes de prospección en los mares de Chukchi y Beaufort, después de una serie de incidentes en su plataforma de perforación y su dispositivo de seguridad.