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Intervención en Kosovo, ¿un modelo para Siria?

Las tropas coordinadas por la OTAN han garantizado la reconstrucción de Kosovo (MATEUS - Flickr)
Las tropas coordinadas por la OTAN han garantizado la reconstrucción de Kosovo (MATEUS - Flickr)

Un eventual ataque de Estados Unidos a Siria obliga a buscar antecedentes que permitan pronosticar cuál sería el resultado de esa acción militar. En la historia reciente, políticos, diplomáticos y analistas han encontrado varios hechos similares. Uno de ellos podría definir el curso de los acontecimientos: la intervención de la OTAN en Kosovo en 1999.

El presidente Barack Obama ha descartado explícitamente emprender una ofensiva de bombardeos como en Kosovo. Sin embargo, la campaña aérea contra el régimen serbio de Slobodan Milosevic que condujo a la retirada del ejército yugoslavo, el despliegue del contingente multinacional (la KFOR), la restauración de la democracia y finalmente los recientes acuerdos entre Belgrado y Pristina, son considerados como una hoja de ruta modelo para las operaciones militares con fines humanitarios.

La actual estabilidad en Kosovo solo se alcanzó tras una década de tensiones entre la población de origen albanés y la minoría serbia. Algunos expertos advierten que el camino hacia la paz en Siria, si finalmente Washington y sus aliados intervienen en la guerra civil, sería más complejo y se bifurcaría hacia consecuencias regionales imprevisibles.

John Kerry encabeza la ofensiva diplomática estadounidense para conformar una alianza internacional (EFE)
John Kerry encabeza la ofensiva diplomática estadounidense para conformar una alianza internacional (EFE)

Una vieja idea

"Ha llegado el momento de hacer algo nuevo en Siria. O más bien, es el momento de aplicar una vieja idea que ha funcionado antes", afirmó Enver Hoxhaj, ministro de Relaciones Exteriores de Kosovo, en un artículo publicado por la revista Foreign Policy.

Para el canciller kosovar no hay dudas de que el apoyo de la OTAN contribuyó, en primer lugar, a frenar la limpieza étnica ejecutada por Milosevic, y luego a reconstruir un país con serias aspiraciones a integrar la Unión Europea como estado independiente.

"La intervención militar para detener los asesinatos es apenas una pieza pequeña en este rompecabezas", señaló Hoxhaj, quien recordó cómo en abril pasado su gobierno y las autoridades serbias acordaron normalizar las relaciones bilaterales.

En opinión del titular, "incluso sin el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las naciones deberían actuar para evitar que los regímenes cometan abusos contra los derechos humanos." La crisis Siria justificaría, a su juicio, el uso de la cláusula de "responsabilidad para proteger", la cual avala la intervención de la comunidad internacional por encima de la soberanía de los Estados, cuando estos no protegen a la población contra los crímenes de lesa humanidad.

La falta de consenso sobre cómo actuar en Siria ha permitido la prolongación de la guerra civil, que ha dejado alrededor de 100.000 muertos y millones de refugiados.

Entonces, ¿debería Estados Unidos actuar en solitario, o con el respaldo de sus aliados, sin el consentimiento de la ONU? ¿O sería más fructífero buscar la anuencia de la Liga Árabe y conformar una alianza en torno a la OTAN, que eluda la autoridad de la ONU, pero reciba un apoyo tácito de la opinión pública como ocurrió en Kosovo?

La propuesta de Rusia de poner las armas químicas siria bajo control de supervisores internacionales podría evitar, al menos por el momento, la intervención militar estadounidense. Pero, ¿la salida de ese letal armamento abrirá la puerta a una solución negociada del conflicto? ¿O la guerra se extenderá aún durante meses o años?

Por otra parte, dentro de Estados Unidos no pocos dudan de la capacidad de ese país de liderar un esfuerzo multilateral. El general retirado Wesley Clark, comandante de la OTAN durante la campaña contra Serbia, ha señalado Washington carece de la influencia de aquella época, cuando Rusia se recuperaba aún de la debacle soviética y China era una potencia emergente.

En un artículo publicado por USA Today, el militar abogó por la vía diplomática para limar asperezas con los países que se oponen a una intervención, un método efectivo frente a las reticencias rusas en 1999. La recomendación de Clark parece materializarse ahora con las pláticas entre Obama y su homólogo Vladimir Putin sobre el retiro de las armas químicas sirias.

La gran pregunta es quién gobernará Siria cuando Al Assad después de la probable caída de Al Assad (Reuters)
La gran pregunta es quién gobernará Siria cuando Al Assad después de la probable caída de Al Assad (Reuters)

Los misiles no definen el futuro

Si la comunidad internacional, con o sin la luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobara finalmente la intervención foránea en Siria, ¿bastaría la acción militar para cortar el nudo de la discordia en ese país árabe?

Según el analista Elias Groll, la operación militar en Kosovo fue mucho más ambiciosa que cualquiera de los escenarios previstos hasta ahora en Siria. En esa región europea la OTAN pretendía detener los enfrentamientos entre la mayoría albanesa y los serbios, expulsar al ejército yugoslavo, desplegar una fuerza de paz, garantizar el retorno de los refugiados, proveer ayuda humanitaria y crear las condiciones políticas necesarias para la concesión de una mayor autonomía al gobierno de Pristina.

El éxito de la estrategia de la OTAN, sustentada en los principios humanitarios de Occidente, reta a Obama y sus asesores a concebir algo más que un simple ataque de misiles en el caso sirio, consideró Groll en un artículo para Foreign Policy.

En este sentido, otros expertos coinciden en la urgencia de trazar un plan más allá del resultado puntual de los golpes contra el ejército de Al-Assad. "La decisión de implicarse en una guerra debería estar ligada a una estrategia más amplia para crear una zona segura en la frontera siria", propuso el académico David L. Phillips, autor de un libro sobre la intervención estadounidense en Kosovo.

Phillips señaló que la insurgencia contra Damasco está dominada por el grupo extremista Jubhat al-Nusra, aliado de Al Qaeda. "¿Quién sucederá a Al-Assad?", se preguntó.

Sin una idea muy clara de cómo organizar la transición tras la caída del régimen, el caos podría reinar en Siria durante mucho tiempo y salpicar violentamente a otros países del área. A diferencia de Kosovo, cuya localización geográfica no auguraba una extensión regional de las hostilidades, las fronteras sirias con Turquía, Iraq, Jordania, Israel y el Líbano hacen temer a muchos la propagación del fuego de la guerra por el inflamable Medio Oriente.