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Inteligentes y deprimidos, ¿realidad o leyenda urbana?

Escritores como Ernest Hemingway han sido presas célebres de trastornos psiquiátricos (Lloyd Arnold - Wikimedia Commons)
Escritores como Ernest Hemingway han sido presas célebres de trastornos psiquiátricos (Lloyd Arnold - Wikimedia Commons)

¡Pobres escritores, cineastas, pintores… genios de las artes condenados a la locura! La desbordante inteligencia de estos seres superdotados termina empujándolos al delirio. Pero quizás esta maldición, tan popularizada por la literatura y el cine, sea solo otra leyenda urbana para atizar la admiración y el temor del común de los mortales, bendecidos con un intelecto promedio.

A pesar de la abundancia de estudios sobre la relación entre el coeficiente intelectual y determinados padecimientos psiquiátricos, los resultados no permiten un veredicto. Mientras algunos confirman la vulnerabilidad psíquica de las mentes brillantes, otros vinculan el talento superior a una mayor probabilidad de ser feliz.

La creatividad y el trastorno bipolar

Una investigación realizada en Suecia en 2011 estableció una correlación entre personas con profesiones creativas y un riesgo mayor de padecer trastorno bipolar y esquizofrenia. Aunque estudios posteriores relativizaron el descubrimiento, al menos en el caso de los escritores el peligro de sufrir también ansiedad, depresión, adicciones y propensión al suicidio parece más elevado que el de personas no dedicadas a la literatura.

La lista de ejemplos que ilustran la afirmación de los científicos suecos incluye a célebres novelistas del pasado siglo como Ernest Hemingway, Virginia Woolf y Agatha Christie.

Por otra parte, neurólogos norteamericanos han explorado la relación entre una proteína asociada con la curiosidad y, por tanto, la inteligencia, y el desencadenamiento del trastorno bipolar y la esquizofrenia. Esta coincidencia a nivel biomolecular despejaría las dudas sobre el por qué algunas de las inteligencias más sobresalientes de épocas pasadas murieron presas de la demencia.

La depresión aqueja a muchos estudiantes de las universidades de elite en Estados Unidos (Southgeist - Wikimedia Commons)
La depresión aqueja a muchos estudiantes de las universidades de elite en Estados Unidos (Southgeist - Wikimedia Commons)

Nerds y bohemios tienen crisis existenciales

Todos recordamos seguramente al chico o la niña retraída que siempre obtenía notas sobresalientes en el colegio. Aunque con frecuencia aislados, dianas de las burlas de la muchachada, tal vez los considerábamos con cierta envidia por sus habilidades para las intrincadas ciencias o los misterios de la gramática.

Investigaciones efectuadas en colegios suecos han encontrado una relación entre las altas calificaciones y una prevalencia desproporcionada de padecimientos psiquiátricos. Otro estudio en Finlandia confirma el hallazgo. "Un alto rendimiento en los exámenes de aritmética puede estar asociado con un riesgo mayor de trastorno bipolar", concluye un artículo publicado por el American Journal of Psychiatry en 2005.

De acuerdo con James T. Webb, uno de los psicólogos más influyentes de Estados Unidos, los niños dotados con talentos especiales suelen sufrir depresiones existenciales. Estos menores se interrogan sobre temas básicos de la vida como la libertad, la muerte, la soledad y el sentido último de la existencia humana. Mientras, sus coetáneos se concentran en problemas cotidianos que requieren menos reflexión.

Al chocar con la paradoja de un mundo que no es como debería idealmente, los niños de elevada inteligencia se sumergen en la frustración. Para colmo muy pocos en su entorno prestan oído a sus inquietudes. Esa incomunicación conduce casi de manera inevitable al aislamiento. Webb recomienda, por ejemplo, una terapia de “abrazos diarios” para romper, vía el contacto humano, con esta soledad existencial.

Un mayor coeficiente intelectual da acceso a empleos mejor pagados que reducen las frustraciones.
Un mayor coeficiente intelectual da acceso a empleos mejor pagados que reducen las frustraciones.

Los menos inteligentes también se deprimen

Mas no todas son malas noticias para los superinteligentes. A partir de la Encuesta sobre Morbilidad Psiquiátrica de Adultos en Inglaterra, varios estudios han afirmado que las personas con bajo coeficiente de inteligencia suelen ser más desgraciados que sus vecinos extremadamente inteligentes.

Sin embargo, esta ventaja se materializa sobre todo en el mercado de trabajo. Quienes obtienen peores resultados escolares luego no alcanzan empleos bien pagados y con frecuencia terminan en el paro. Los bajos ingresos y los conflictos en las relaciones interpersonales derivados de la pobreza empujan hacia la frustración. En esas circunstancias la aparición de trastornos psiquiátricos surge como una lógica consecuencia.