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Incendios en el horizonte de Estados Unidos

Las llamas asolan el Parque Nacional Yosemite (AP)
Las llamas asolan el Parque Nacional Yosemite (AP)

Las imágenes espectaculares de los fuegos forestales amenazan con marcar como hierro candente la retina de los estadounidenses en las próximas décadas. El siniestro que desde hace dos semanas asedia el Parque Nacional Yosemite ya clasifica como uno de los mayores de la historia de California, pero podría ser apenas un doloroso símbolo de ese futuro abrasador.

Científicos estadounidenses y expertos en calentamiento global han comenzado a establecer vínculos entre los eventos climatológicos extremos en el oeste norteamericano y el número creciente de incendios en esa región. Más que en una mala temporada, los pronósticos inclinan a pensar en una tendencia con efectos devastadores sobre el medio ambiente.

La sequía en California ha creado condiciones ideales para la expansión de los incendios (AP)
La sequía en California ha creado condiciones ideales para la expansión de los incendios (AP)

Sequías y fuegos, maldita pareja

California ha sufrido este año la estación más seca de su historia. Con 4,58 pulgadas (116 milímetros) entre enero y junio, ese registro batió el récord anterior, que databa de 1898. En Oregón, Nevada e Idaho las precipitaciones también se han quedado muy por debajo de los promedios para ese período del año. Según datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), casi todos los estados del oeste norteamericano reportaron déficit de lluvias en el primer semestre de 2013.

El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en un informe de 2012 auguró que en algunas zonas de Norteamérica la sequía se incrementará en el futuro próximo. Este fenómeno constituye el desastre natural más costoso en Estados Unidos por su impacto en la disponibilidad de agua, el caudal de los ríos, el rendimiento de los cultivos, los ecosistemas y la ocurrencia de incendios.

Un reporte de la organización Climate Central reveló que en las últimas tres décadas el número de incendios en el occidente del país se ha disparado. En Arizona e Idaho esa cifra se ha triplicado, mientras en California, Colorado, Nuevo México, Nevada y Wyoming se producen dos veces más fuegos que en los años 70.

Nunca en la historia reciente de esa región las llamas se habían extendido de manera simultánea y con tanta avidez como en la actualidad, afirma Climate Central. De acuerdo con datos del National Interagency Fire Center, los peores ocho incendios desde 1960 han ocurrido después del año 2000.

Detrás de la sequía y, en consecuencia, de los siniestros, podría estar el alza de las temperaturas provocada por el calentamiento global. Diversas hipótesis en estudio apuntan que los bosques del oeste de EEUU sufrirán los efectos extremos del cambio climático a lo largo del siglo XXI.

Los bomberos tendrán mucho trabajo en las próximas décadas (Reuters)
Los bomberos tendrán mucho trabajo en las próximas décadas (Reuters)

Teorías calientes y fuegos reales

Investigaciones citadas por Climate Central auguran que por cada incremento de 1,8ºF podría cuadruplicarse el área devastada por los fuegos en el oeste del país. Esa organización ha sonado la alarma luego de conocer los pronósticos oficiales que sitúan el ascenso de las temperaturas entre 2ºF y 4ºF en las próximas décadas y hasta 8ºF para el 2100.

La relación entre un clima más cálido y los incendios podría cerrarse en un círculo vicioso que solo conduciría a más calentamiento planetario y por tanto a peores desastres naturales. Expertos del Instituto de Biogeoquímica Max Planck de Jena, en Alemania, han elaborado una hipótesis sobre el vínculo entre los siniestros forestales y la capacidad de los ecosistemas de absorber dióxido de carbono. Esta teoría, aún en curso de investigación, aspira a demostrar el impacto directo de las sequías, las olas de calor y las tormentas sobre el “efecto amortiguador” de los bosques en el cambio climático.

Sobre el terreno las estadísticas indican un decrecimiento notable de la capa de nieve al inicio de la primavera en el occidente de EEUU. El derretimiento acelerado de la nieve privaría a las zonas forestales de la humedad necesaria para contrarrestar el bajo volumen de lluvias durante el tradicional período de seca.

La combinación entre las altas temperaturas, las nevadas menos abundantes, además de cambios en los ecosistemas forestales que estimulan, por ejemplo, los ataques de insectos como el escarabajo del pino de montaña, genera condiciones ideales para la propagación de las llamas.

Ante el escepticismo de algunos sobre los efectos concretos del calentamiento global, los científicos muestran las imágenes de incendios como el del Parque Nacional Yosemite o manejan las cifras de la sequía de 2012-2013, la peor en la historia de EEUU. El cambio climático, aseguran, nos enfrentará con mayor frecuencia a desastres como estos.