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Electores ignorantes, el peor peligro para la democracia

La percepción errónea sobre la presencia musulmana ha engendrado actos violentos (AFP/ Mandel Ngan)
La percepción errónea sobre la presencia musulmana ha engendrado actos violentos (AFP/ Mandel Ngan)

Demasiados inmigrantes, demasiados musulmanes, un número alarmante de madres adolescentes, ¿¡a quién le importan las elecciones!? ¡Hay tantos desempleados!… Todos los ciudadanos tienen una percepción sobre los temas que preocupan a la sociedad. Aun las personas más “apolíticas” se hacen una opinión sobre tales asuntos. El gran problema es que, en la abrumadora mayoría de los casos, esa impresión se construye sobre datos erróneos.

Según una reciente encuesta de la compañía Ipsos MORI, la ignorancia sobre cuestiones claves constituye un factor común. La empresa realizó sondeos en 14 países, casi todos economías desarrolladas de Europa, Norteamérica y Asia. El resultado, aunque no tan sorprendente, es perturbador porque revela cómo las democracias, utilizando una metáfora marina, navegan sobre las olas del desconocimiento de la ciudadanía.

Poco importan los hechos, ¡voten por las percepciones!

Los estadounidenses creen que la proporción de musulmanes se eleva al 15 por ciento de la población. En realidad los seguidores de Mahoma apenas rondan el uno por ciento. El mismo error se reproduce en Francia, Canadá, el Reino Unido, Bélgica, Alemania… naciones donde la presencia de las comunidades musulmanas se ha convertido en un punto candente de la agenda política.

Asimismo, los estadounidenses consideran que uno de cada tres residentes en ese país es inmigrante. Los datos indican que apenas el 13 por ciento podría clasificarse como tal. Idéntica percepción desproporcionada inquieta a italianos, franceses, belgas, canadienses, húngaros y polacos. En los 14 países investigados las personas sobrestiman el peso demográfico de la inmigración.

El miedo a la inmigración sustenta políticas de derecha como las propuestas por UKIP en el Reino Unido (EFE/Facundo Arrizabalaga)
El miedo a la inmigración sustenta políticas de derecha como las propuestas por UKIP en el Reino Unido (EFE/Facundo Arrizabalaga)

¿Y qué ocurre con el desempleo? Los encuestados afirman que el número de personas sin trabajo y en busca de un puesto es mucho mayor que la tasa real de parados. En Italia, por ejemplo, la diferencia entre la percepción colectiva y la cifra real alcanza el 37 por ciento.

La ignorancia de estos datos puede parecer irrisoria. Sin embargo, cuando los políticos anuncian nuevas leyes contra la radicalización islámica o abogan por reducir la entrada de inmigrantes para contrarrestar la desocupación, por solo citar dos ejemplos reales, se apoyan en la percepción de los votantes, no en las estadísticas. De la misma manera, los electores pueden ofrecer su confianza a un partido que proponga medidas para solucionar un problema solo existente en la subjetividad colectiva.

Pero, ¿cómo se ha expandido esta ignorancia en democracias relativamente estables? ¿A quién culpar?

La prensa tiene un papel importante en la construcción de las opiniones políticas (EFE/Sáshenka Gutiérrez)
La prensa tiene un papel importante en la construcción de las opiniones políticas (EFE/Sáshenka Gutiérrez)

  

El sentido práctico de permanecer ignorante

De acuerdo con Bobby Duffy, director del Instituto de Investigaciones Sociales de Ipsos MORI, los resultados de la encuesta demuestran, en primer lugar, la dificultad de algunas personas para ejecutar cálculos matemáticos básicos. Por otro lado, los medios de comunicación también cargan con una parte de la responsabilidad al exagerar nuestras impresiones erróneas. Finalmente, apunta el experto, sufrimos del llamado anumerismo emocional (emotional innumeracy), es decir, la influencia de nuestros temores sobre esas respuestas y viceversa.

El catedrático estadounidense de origen soviético Ilya Somin califica el público desconocimiento sobre temas políticos como ignorancia racional. En su opinión no se trata de una expresión de estupidez colectiva, sino de un comportamiento totalmente comprensible.

"Para la mayoría de nosotros es razonable dedicar muy poco tiempo a aprender sobre política y en cambio enfocarnos en otras actividades más interesantes o probablemente más útiles”, escribió en un artículo publicado por la revista Cato Unbound. “La mayoría de la gente no calcula con exactitud las posibilidades de que su voto haga la diferencia, pero quizás tienen la intuición de que estas son escasas, y actúan en consecuencia”, señaló.

Somin cree que la solución a este desinterés y, por tanto, el incremento de los conocimientos sobre las cuestiones políticas, radica en las dimensiones del aparato de gobierno. En el caso de Estados Unidos muchas decisiones deberían transferirse a niveles de gobierno más cercanos a la ciudadanía. La enormidad y complejidad de la estructura estatal impediría a los votantes hacerse una idea más clara de asuntos que los afectan en su vida cotidiana.

El académico norteamericano desconfía de la capacidad de la educación pública para promover la participación política de los ciudadanos. A su juicio, en Europa y Estados Unidos líderes políticos y grupos de interés han utilizado la escuela más para adoctrinar a los estudiantes sobre determinadas ideologías que para alimentar el conocimiento.

Y quizás esta sea una de las piezas claves que expliquen la persistente ignorancia política. Los programas de escuelas, colegios y universidades suelen insistir más en la instrucción práctica –para el mercado de trabajo—que en la formación de ciudadanos políticamente conscientes. ¿Quién gana con este vacío? ¿Las élites? ¿El célebre uno por ciento? ¿Quién pierde? ¿El ciudadano común y corriente? ¡Terreno fértil para las teorías de la conspiración!