El vuelo errático de Angélica Rivera

El romance de Peña Nieto y Rivera encarna el guión de una telenovela mexicana (AFP/Patrick Hamilton)
El romance de Peña Nieto y Rivera encarna el guión de una telenovela mexicana (AFP/Patrick Hamilton)

La telenovela podría terminar muy mal. O no. Acostumbrados a los finales felices, quizás los guionistas del melodrama político que une al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y a la actriz Angélica Rivera, encuentren un desenlace dichoso para concluir el sexenio. Sin embargo, los últimos meses no auguran episodios apacibles para la pareja.

Después del escándalo por la nebulosa compra de la Casa Blanca (no la de Washington, sino la de Lomas de Chapultepec), la primera dama mexicana ha alimentado la avidez de los medios sensacionalistas. Los escandalillos por esta o aquella torpeza, se transforman de inmediato en críticas al gobierno. La gran pregunta que se hacen varios observadores sobre el terreno, es si esta sucesión de traspiés afecta realmente a Peña Nieto o apenas sazona la telenovela.

En un país donde esas series televisivas causan más fervor que el fútbol, el gobernante podría, a la postre, beneficiarse con los excesos de su consorte. A fin de cuentas, ¿quién no sueña con la vida de pasiones y lujos de las heroínas de culebrón?

Los escándalos de la Gaviota

Aunque Rivera prefirió poner pausa a su carrera para entregarse a la vida familiar con Peña Nieto, siempre ha defendido su derecho a seguir siendo ella misma. A juzgar por sus más ostentosas incursiones en el escenario público, la actriz no renunciará a sus gustos por guardar las apariencias.

Primero la saga del contrato con el Grupo Higa para construir y adquirir la casa en una zona exclusiva de la capital mexicana. A pesar de sus declaraciones en noviembre pasado sobre la procedencia del dinero y el anuncio de que vendería la mansión, el escándalo revolvió las turbias aguas donde se bañan políticos y empresarios mexicanos.

Rivera emuló con la elegancia de la realeza británica en su visita al Reino Unido (EFE/Justin Tallis)
Rivera emuló con la elegancia de la realeza británica en su visita al Reino Unido (EFE/Justin Tallis)

Pero los manejos en torno a la Casa Blanca superan la comprensión de muchos de los amantes de las telenovelas. En cambio, el gasto en atuendos y accesorios para la visita al Reino Unido, en marzo, sí emergió como un ejemplo transparente de la conducta de Rivera y Peña Nieto. ¿Cómo justificar, en tiempos inciertos para la economía mexicana, la exhibición en la revista Hola! de vestidos valorados en decenas de miles de dólares? La “impactante” galería fotográfica mostró hasta qué punto el vuelo de la Gaviota dista del común de sus compatriotas.

Rivera conmemoró además el Día de la Independencia con un vestido valorado en más de 6.000 dólares, que despertó la indignación en las redes sociales. En una escena reciente, la cadena estadounidense Telemundo reveló su visita a varios centros comerciales de Beverly Hills. Incluso si no hubiese comprado nada, los hábitos de consumo de la primera dama confirman su absoluta falta de vocación para el disimulo político.

Rivera, que contribuyó a la popularidad de su esposo, podría terminar dañando la imagen del presidente (EFE/Andy Rain)
Rivera, que contribuyó a la popularidad de su esposo, podría terminar dañando la imagen del presidente (EFE/Andy Rain)

Para los contribuyentes mexicanos, los gastos de Rivera constituyen un absoluto misterio. Demandas periodísticas al Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos (IFAI) solo han recibido respuestas negativas. Se sabe que el presupuesto para el vestuario de la presidencia aumentó 4,1 por ciento por encima de la inflación de 2014, pero poco más.

Vuelo sin brújula

En su íntima sinceridad, Peña Nieto reconoce seguramente que su ascenso se debe en gran medida a la popularidad de su esposa. La prensa ha desbordado páginas con análisis del efecto Gaviota sobre la carrera del mandatario hacia Los Pinos.

Alcanzada la cúspide, ¿qué hacer para mantener los niveles de rating entre los votantes? ¿Qué ocurre en una telenovela luego del “y vivieron felices por siempre”?

El gran problema de Peña Nieto es la ausencia de un nuevo personaje para Rivera. Como escribió un columnista del diario El Universal, la primera dama no tiene agenda. “Según lo que se lee en la prensa, solo tiene vestuario”, apuntó el periodista.

O tal vez sí y las salidas rimbombantes de la Gaviota respondan a un escenario construido para excitar la imaginación de los televidentes y consumidores de páginas sociales. Mientras los vestidos de diseñador de Rivera y sus extravagancias entretienen a la opinión pública, el gobierno se ocupa de los asuntos serios. Porque al final, ¿quién va a apagar el televisor? ¿Quién dirá basta a ese melodrama protagonizado por la clase política mexicana?