El romance tradicional ha muerto, ¡viva el amor online!

Tinder es una de las aplicaciones de citas más populares entre los jóvenes.
Tinder es una de las aplicaciones de citas más populares entre los jóvenes.

De acuerdo, el título puede ser una exageración. Pero la oleada de sitios web y aplicaciones que prometen la cita perfecta empuja a creer en el fin del galanteo como lo conocimos hasta el siglo XX. Además, las nuevas herramientas para hallar a la "media naranja" aseguran que el amor es, ni más ni menos, el resultado de una ecuación matemática.

¡Palabrerías! Quizás exclame algún viejo casanovas o una experimentada seductora. Sin embargo, las estadísticas demuestran que Internet se ha convertido en el terreno predilecto de los amores actuales. Por otra parte, astutas empresas explotan ya la creciente demanda de consejos para encontrar pareja en línea.

El amor en línea, no tan fácil

Uno de cada 10 estadounidenses ha usado un sitio o una aplicación para citas amorosas. Según el Centro de Investigaciones Pew la cifra se eleva a cerca de 40 por ciento cuando solo incluye a los solteros y aquellos en busca de compañía. Estas relaciones inicialmente virtuales al parecer funcionan… a veces. El cinco por ciento de las personas casadas o comprometidas en relaciones a largo plazo en Estados Unidos se conocieron en Internet.

En general esta forma de cortejo ha ganado popularidad. La investigación del Centro Pew reveló que seis de cada 10 norteamericanos creen que el “online dating” es una excelente manera de conocer personas. Nada sorprendente si consideramos el extendido hábito de pasar buena parte del tiempo conectados a la pantalla del ordenador, el teléfono o la tableta. 

No obstante, el flirteo virtual no garantiza el éxito. Abrir un perfil en algunos de los innumerables sitios de citas en línea constituye apenas el primer paso de una tarea que, a juzgar por los consejos de los “online dating coaches”, ni el mismísimo Hércules podría realizar sin ayuda.

Este nuevo mercado del amor requiere mucho esfuerzo, si se desea descubrir rápidamente a la mujer o el hombre de los sueños. Los consejeros de citas, una vieja profesión que ahora invade el mundo virtual, se dicen expertos en seleccionar la foto ideal, los datos biográficos más atractivos, las palabras para llamar la atención e, incluso, las mentirillas que nadie notará llegado el momento del cara a cara.

Para sustentar toda esa “sabiduría romántica”, los servicios de citas en Internet utilizan complejos algoritmos matemáticos que filtran los datos personales para encontrar la combinación perfecta. Aunque las personas jamás se hayan visto, un programa de computadora es capaz de adivinar, o al menos pronosticar con bastante certeza, que la mujer A y el hombre B son compatibles. Los promotores de estos sitios resaltan la eficiencia de su método para hallar el amor… como si se tratase de una variable económica.

Los asesores de citas online prometen encontrar la pareja perfecta gracias a análisis matemáticos.
Los asesores de citas online prometen encontrar la pareja perfecta gracias a análisis matemáticos.

El marketing de la desesperación

En opinión de algunos empresarios del negocio de las citas online, la mayoría de quienes usan esos sitios no tienen idea de cómo encontrar a la persona adecuada. Ni siquiera los algoritmos pueden ayudarlos. Tras semanas de comunicaciones infructuosas y encuentros fallidos, llega la frustración.

Una de las compañías que ofrecen asesoramiento en estos casos promete hacer todo el trabajo duro y garantiza resultados casi inmediatos. Esa promesa la avalan, asegura su página web, miles de horas de experimentos y análisis de datos. ¡La ciencia y la tecnología de punta al servicio del amor! O más bien, al servicio de hombres con dinero suficiente para contratar un paquete completo dirigido a seducir a las mujeres más bellas e inteligentes.

El cliente ideal de estos servicios sería un profesional desbordado de trabajo, incapaz de poner sus tareas a un lado para ocuparse de su vida sentimental. Ese pobre hombre necesita con urgencia alguien que le busque la mujer perfecta, se comunique con ella, la seduzca virtualmente y luego concierte la cita. Quizás en un futuro las agencias de coaching también ofrezcan sustitutos para los momentos más íntimos de una relación, mientras el verdadero cónyuge vigila nervioso los números de la bolsa.

Hace un par de años la escritora estadounidense Lindy West publicó un artículo sobre el tema en el sitio Jezebel. “Es una porquería tratar a una mujer como una ecuación matemática en lugar de una persona”, aseveró. La reconocida columnista desestimó la presunta experticia de los asesores de citas virtuales, a quienes calificó de charlatanes, y los acusó de aprovecharse de la soledad que aterroriza a muchas personas en el mundo.

¿Una diatriba feminista? Tal vez, pero en rigor la promesa de conseguir a la “chica perfecta” gracias a algoritmos y artimañas de seducción parece más el slogan de campaña de un partido machista que el anuncio honesto de una celestina. Lo peor es aceptar la idea de que estamos demasiado ocupados en nuestros empleos como para dedicarnos a buscar el amor y, en fin, la felicidad. ¿Terminaremos contratando a otros para que vivan nuestra vida mientras nos ocupamos de las cuentas?