El palacio-fortaleza de Gadafi

Una de las hijas de Muamar el Gadafi murió en 1986, pocos días después de que su padre estuviera detrás de un atentado en Berlín que mató a dos marines estadounidenses. El entonces presidente de Estados Unidos Ronald Reagan respondió bombardeando algunas zonas de Libia y uno de los misiles terminó con la vida de una de las hijas del dictador. Desde entonces, no muy lejos de ese lugar, se erige una estatua de un puño gigante estrujando un avión de combate. Es una muestra de cómo, durante los 41 años que ha pasado al frente de Libia,el dictador ha convertido el país en su finca particular.

Pero también representa cómo es el cuartel general de Gadafi, erigido alrededor de esa estatua. Se llama Bab al-Aziziya, un complejo de casi 6 kilómetros cuadrados a medio camino entre el centro de mando del Ejército y la residencia para la gente afín al régimen. Entre sus laberínticos pasillos, protegidos por puertas de hormigón y acero de casi metro y medio, hay decenas de túneles kilométricos que podrían facilitar el escape del dictador: pueden llevarle a varios puntos estratégicos de Trípoli lejos de allí, entre ellos, el aeropuerto internacional.

Ahora que su país está a punto de sucumbir a los rebeldes, ahora que éste lleva en paradero desconocido desde el pasado 12 de julio (se dirige a lo que queda de sus seguidores en conexiones telefónicas de baja calidad retransmitidas por televisión), muchos ojos se fijan en Bab al-Aziziya para buscar pistas que ayuden a llevar a Gadafi a la Corte Penal Internacional, que lo busca por crímenes contra la humanidad. Según algunos, ha usado los túneles para huir a Sirte, su ciudad natal, donde aún goza de apoyo. Según otros, ha usado el aeropuerto para refugiarse en Venezuela, donde Hugo Chávez le ha defendido recientemente.

Sin embargo, Washington no tiene pruebas de que haya salido del país. Es más, logísticamente podría estar en Bab al-Aziziya, donde su búnker le ofrecería protección de los ataques que está recibiendo el complejo esta mañana. Es un refugio impresionante: puede resistir el ataque de armas nucleares o químicas, tiene su propio suministro de agua y aire, y varios generadores de emergencia que alimentan los equipos eléctricos fabricados por la compañía suiza de aire acondicionado Luwar y la estadounidense Dwyer. Pese a los repetidos ataques de la OTAN, el complejo aún da cobijo a varias familias afines al régimen del dictador.

Tan ingeniosa es la construcción de este complejo que Gadafi lo usó como símbolo de su poder frente a la comunidad internacional. Cuando la OTAN empezó a atacar su país en apoyo a los maltrechos rebeldes, él aparecía fanfarrón en este lugar, al aire libre. De ahí que el régimen quiera transmitir la imagen de que Gadafi sigue escondido en sus impenetrables paredes y que no ha tenido que huir ante una derrota que los principales políticos internacionales dan por segura.

Mientras tanto, la Alianza insiste en que no tiene pruebas de que esté allí mientras se desarrollan los ataques. Pero, en el mar de incógnitas que rodean estos días a Gadafi, es posible que el dictador más excéntrico y escurridizo de los países árabes, el "kamikaze que jamás pierde el control" según un diplomático francés, haya elegido quedarse en su palacio. Puede que no vea el fin de su mandato tras 41 de sus 69 años. O puede que haya elegido hundirse con el barco.