El origen de la frase "gato encerrado"

Cuando alguien habla de un gato la enorme mayoría se imagina un simpático felino de ojos verdes profundos, pelo suave y ronroneo juguetón. Pero cuando queremos sugerir que hay algo oscuro o sospechoso solemos decir que hay "gato encerrado".

Este felino es una de las mascotas predilectas de los seres humanos desde hace miles de años. Pero muchos, además de atesorarlos como un animalito adorable, lo consideran un ser algo misterioso, sobre todo por esos ojos claros y penetrantes que parecen encerrar un secreto. Quizás sea por eso que fue reverenciado en el antiguo Egipto.

¿Hay entonces alguna relación entre esa aura de misterio y el gato encerrado? Pues no exactamente. La explicación es más sencilla. Parece ser que en la Edad Media española se acostumbraba a guardar el dinero en bolsas confeccionadas con piel de este animal, incluso pequeños monederos que la gente se escondía entre las ropas. Y como esos "gatos" encerraban tesoros ocultos, probablemente surgió la costumbre de aludir al "gato encerrado".

La palabra tiene distintas acepciones, empezando por la del felino. En algún país de Hispanoamérica también es el implemento que sirve para levantar un costado de la carrocería del automóvil a fin de cambiar un neumático que se nos ha pinchado. Y en el Río de la Plata se llama gato a un baile. Además, se conoce como uña de gato una planta muy apreciada por sus propiedades medicinales regenerativas.

Pero volviendo a la frase "gato encerrado", en el Diccionario de la Real Academia Española, inmediatamente después de la primera acepción que se refiere al simpático felino, la segunda es "bolso o talego en que se guardaba el dinero".