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El misterioso invitado occidental de Kim Jong Un

Irse de fiesta a un parque de atracciones a montar montañas rusas con Kim Jong Un, uno de los líderes más opacos de uno de los países más peligrosos para Occidente, puede tener su punto interesante, por aquello de colarse entre la maquinaria propagandística de Corea del Norte, pero también tiene sus consecuencias.

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Eso es lo que ha descubierto Barnaby Jones, un jovencísimo diplomático británico que, con tal de que su país mantuviera las formas ante el líder norcoreano, aceptó ir a la inauguración del Parque de Placer del Pueblo (así se llama el parque de atracciones) de Rungna. Desde que se publicaron las fotos, se han convertido en un fenómeno viral (las comunidades más socarronas de Internet tienen una fijación palpable como la dinastía de los Kim Jong) y Jones con ellas.

En realidad, si la embajada británica aceptó tan insólita invitación fue porque el Reino Unido y Corea del Norte cooperan, según la representación británica, en "varios proyectos humanitarios, culturales y educativos". Pero admiten que fue una situación un poco "inusual": dejarse fotografiar pasándoselo pipa con un líder, al que solo se ve en medios de comunicación controlados por el Estado y, por tanto, en poses hiératicas y calculadas, es un reto diplomático. Este control sobre la imagen de Kim Jong Un es algo heredado de su recientemente fallecido padre, Kim Jong Il; un truco para que los medios pudieran presentarlo a la sociedad (que no tiene Internet ni otra forma de recibir información y entretenimiento que la que le dé el Estado) como un semidiós.

Así que choca ver cómo parece que el hijo, y heredero del trono, ha cambiado el enfoque. Hace poco se dejó ver con una mujer, cosa que jamás pasó con su padre (aunque tenía varias en privado), que resultó ser su esposa y a la que se le ha otorgado, por falta de precedente, el título de Camarada Ri Sol Ju.

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"Es posible que esté intentando mostrar un lado más humano, más cercano que el de su padre y su abuelo", especula Charles K. Armstrong, director del Centro de Investigaciones Coreanas en la universidad de Columbia. "Desde luego, a ellos nunca se les ha visto en un parque de atracciones".

O, sencillamente, es posible que a Kim Jong Un lo que le guste sea pasárselo bien. Después de todo, parecen gustarle mucho las atracciones. Ha invitado a un redactor de Foreign Policy a probar uno que ha inaugurado en Pyongyang ("verdaderamente emocionante", escribió el periodista), y ha abierto al menos otros dos por todo el país. Se sabe que ha montado en todas las máquinas de Kason Fun Fair, un complejo de lujo con atracciones italianas y, de hecho, sus favoritas están marcadas con placas que le dan su bendición oficial.

Pero esta fijación con los parques de atracciones puede tener otro significado mucho más calculado. Kim Jong Un lidera un país en el que, según el World Food Program, uno de cada tres niños está malnutrido. Calculan que unos seis millones de los 24 que habitan Corea del Norte pasa hambre. Eso en el campo. En la ciudad hay cortes de luz constantes y las noches nunca se iluminan. Quizá lo que pretenda el nuevo líder sea caer un poco mejor a una población que necesita menos diversión y más ayuda.

"De una forma peculiarmente norcoreana, Kim Jong Un está construyendo su poder y su imagen a través del populismo", analiza Armstrong. "Proyecta que le gusta pasarlo bien y que tiene una mujer preciosa. Es medio líder omnisciente medio persona normal. Y lo cierto es que parece que le gusta interactuar con la gente".



Fuente: Yahoo! España
El misterioso compañero de juegos occidental de Kim Jong Un