El insólito Goetheanum de Rudolf Steiner

En medio de las verdes praderas de Dornach —cerca de Basilea, Suiza— se alza un singular edificio de formas y nombre extravagante: el Goetheanum, construido según los principios esotéricos y espirituales de Rudolf Steiner.

En temas anteriores ya hemos tenido la oportunidad de comprobar cómo las distintas corrientes esotéricas y ocultistas de finales del siglo XIX y principios del XX influyeron de forma señalada en la obra de distintos artistas.

Entre ellos destacan de forma especial pintores de la talla de Piet Mondrian o Wassily Kandinsky, cuya producción artística se vio marcada de forma irremediable por su interés en la teosofía, una doctrina esotérica difundida por la no menos singular Madame Blavatsky.

En el caso de Rudolf Steiner, se da la circunstancia de que él "encarnó" ambos papeles: por un lado fue creador de la antroposofía —corriente espiritual de raíces teosóficas— y por otro se destacó como arquitecto, escultor y diseñador, entre muchas otras facetas.

Con una sólida formación en matemáticas, física y filosofía, Steiner sobresalió desde joven como experto en Goethe, cuyas ideas influyeron notablemente en su pensamiento y obra.

Cuando contaba con poco más de veinte años, Steiner se sintió atraído por ciertas doctrinas espirituales y esotéricas, y especialmente por la teosofía, llegando a convertirse en secretario de la Sociedad Teosófica de Alemania en 1902.

Su vinculación con esta corriente se prolongó hasta 1912, cuando por diferencias con los líderes teosóficos de la época decidió continuar su camino espiritual por separado, creando la Sociedad Antroposófica.

En el seno de esta nueva sociedad Steiner dio rienda suelta a sus ideas filosóficas y espirituales, pero también a numerosas formas de expresión artística que incluían la arquitectura, la escultura, la pintura y otras artes escénicas como la danza, creando la llamada euritmia.

La nueva corriente creada por Steiner no tardó en atraer la atención de numerosos seguidores, muchos de ellos artistas, y Rudolf decidió construir el Goetheanum —bautizado así en honor a su admirado Goethe— en la localidad suiza de Dornach.

El edificio se comenzó en 1913 para albergar la sede de la Sociedad, pero también como espacio para las representaciones teatrales y musicales promovidas por la antroposofía, y las obras se concluyeron en 1919.

Diseñado por el propio Steiner y construido en madera y cemento, el Goetheanum destacaba por sus singulares formas angulosas, en las que no existía ningún ángulo recto, con evidentes influencias del modernismo y otras corrientes arquitectónicas.

El propio Steiner explicó en sus escritos que había buscado crear formas "que fueran espiritualmente expresivas", y dio a entender que el peculiar aspecto del edificio le había sido inspirado desde el mundo espiritual.

Por desgracia, en la nochevieja de 1922 el Goetheanum resultó destruido debido a un incendio provocado, al parecer por simpatizantes de extrema derecha. Pero Steiner no se desanimó, y meses después ya estaba diseñando un nuevo Goetheanum, que se terminó de construir en 1928, tres después de la muerte de su creador.

Este nuevo edificio (en la primera fotografía), que sigue en pie en la actualidad, se convirtió en todo un hito arquitectónico, al ser la primera construcción de grandes dimensiones en emplear utilizar exclusivamente hormigón para crear formas de carácter escultórico.

En este sentido, Steiner se destacó como uno de los pioneros de la llamada arquitectura orgánica, una corriente en la que sobresalieron también otros arquitectos de la talla de Gaudí, Lloyd Wright o Alvar Aalto.

La antroposofía de Steiner proponía la búsqueda de una estrecha relación entre la naturaleza, el ser humano, el cosmos y el "mundo espiritual", y el Goetheanum se convirtió en una plasmación tridimensional de aquella concepción del mundo.

La obra de Steiner —tanto la literaria como la plástica— influyó en artistas como Joseph Beuys, Piet Mondrian y arquitectos como Frank Lloyd Wright o Frank Gehry mostraron interés por su singular arquitectura.


Fuente Yahoo! España
El insólito Goetheanum de Rudolf Steiner