El hotel de las recámaras secretas

Como si no le bastara su protagonismo como “factoría” del mundo, China está empeñada en convertirse en un destino turístico muy singular. Hace apenas unas semanas abrió el edificio de mayor área del mundo y pronto inaugurará uno de los más profundos. Pero a esta megalomanía que recuerda su edad de oro imperial, se suman otros proyectos con curiosas características arquitectónicas que también colocan al gigante asiático a la cabeza de la hostelería.
En el corazón del valle Nangou de Shuiguan se encuentra uno de los espacios más representativos de esta nueva tendencia: el Suitcase House (“casa-maleta”), diseñado por el hongkonés Gary Chang (Edge Design Institute Ltd.), que forma parte de La Comuna, un lujoso hotel compuesto por 12 mansiones independientes, todas proyectadas por arquitectos asiáticos, estratégicamente construidas a la orilla de la Gran Muralla.
Con dimensiones de 44m x 5m (250m2), el Suitcase House Hotel parece una enorme caja de zapatos flotando en medio del campo, pero el interior es aún más delirante. A primera vista luce como una casa vacía, y aunque no tiene muebles ni divisiones es, de hecho, un espacio absolutamente equipado. Todos los elementos básicos para el funcionamiento de la vida cotidiana están ocultos bajo la sección horizontal de la planta principal: dormitorios, baños, cocina y armarios, así como una serie de habitaciones para usos específicos, como la meditación (con suelo de cristal y vista al valle), sala de música, biblioteca, estudio y sauna.
Inspirado quizás en su propio apartamento en Hong Kong, Gary Chang reinventa la naturaleza de la privacidad, la espontaneidad y la flexibilidad de los espacios.


Camufladas por paneles que ocultan la utilidad de cada habitación, al correr las compuertas la casa se transforma de un espacio abierto y desolado, en una residencia multifuncional con recámaras sensuales y acogedoras que pueden albergar cómodamente a 14 huéspedes y modificarse infinitamente según sus necesidades.
“Proyecté el Suitcase House de manera que fuera más que una residencia. Su carácter no se limita a espacios para vivir y trabajar, es un entorno de transformación”, explica Chang. “Desde la más compleja división hasta el espacio más minimalista, [al hotel] lo define el uso que se le dé. Su vida está ligada en continua interacción y resonancia, con las personas cuyos estilos de vida están cambiando constantemente”, añade.
La cubierta exterior del edificio también enfatiza la idea de la “estratificación personalizable” al estar revestido con paneles verticales de madera de teca que se envuelven alrededor de la estructura de acero en voladizo. Una base de hormigón alberga la despensa, el cuarto de servicio, calderas y el sauna.
Desde su apertura hace apenas una década, La Comuna de la Gran Muralla ha recibido a más de 200 mil visitantes de todo el mundo. Tal vez Suitcase House Hotel no sea la estancia que escogería un turista tradicional (mucho menos un claustrofóbico, que pudiera sentirse como un vampiro durmiendo dentro de un ataúd), pero visitarla —y con suerte hospedarse en ella— puede ser una divertida experiencia, y definitivamente, otra de esas escapadas extravagantes que te gustará presumir con tus amigos.

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