El difícil retorno de los emigrantes desde la "tierra prometida"

España perdió más del 10 por ciento de su población inmigrante entre 2013 y 2014 (Daniel Bobadilla - Flickr)
España perdió más del 10 por ciento de su población inmigrante entre 2013 y 2014 (Daniel Bobadilla - Flickr)

España los sedujo con el espejismo del boom inmobiliario en la década del 2000. Cuando la burbuja estalló, muchos se quedaron sin trabajo ni dinero, en un país donde padecían diariamente una mal disimulada discriminación. Con el primer sueño de la emigración roto, miles han decidido regresar a sus países de origen en América Latina. La tierra natal, aunque les ahuyente la nostalgia, no siempre los recibe con los brazos abiertos.

Segundo éxodo

Más de cinco millones de inmigrantes arribaron a España durante los años de la bonanza económica. La mayoría venían de países suramericanos como Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú. Escapaban de la falta de oportunidades económicas, la inestabilidad política, la guerra… Hacían un viaje impulsado por el viento de las promesas de construir una vida mejor para sus familias.

La crisis ha exacerbado el sentimiento antiinmigrante en algunos sectores de la población española (Álvaro Herraiz San Martín - Flickr)
La crisis ha exacerbado el sentimiento antiinmigrante en algunos sectores de la población española (Álvaro Herraiz San Martín - Flickr)

La crisis que comenzó en 2008 y aún pesa como lastre en la nave ibérica, les ensombreció ese futuro. Paradójicamente, en esta época de recesión y estancamiento en Europa, las economías latinoamericanas han florecido.

Según datos del Banco Mundial, Ecuador creció un 7,9 por ciento en 2011 y desde entonces se ha mantenido por encima de cuatro por ciento; Colombia también ha sostenido auges del PIB por encima de cuatro por ciento; mientras, Perú ha registrado avances constantes sobre el seis por ciento y Bolivia ha despegado hasta 6,8 por ciento en 2013.

La llamada migración de retorno espontáneo se refleja ya en el declive demográfico de España. En 2014 cerca de 125.000 españoles abandonaron la nación europea para instalarse en el extranjero. La mayoría se estableció en Ecuador, Bolivia y Colombia. Según el informe 2014 del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), el 63,4 por ciento de los españoles residentes en otro país viven en América Latina. Solo Argentina acoge más de 420.000.

De los que parten, pocos nacieron en España o son descendientes de familias españolas cuyos orígenes no se relacionan con la inmigración reciente. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador, el 68,8 por ciento de los españoles residentes en ese estado suramericano son inmigrantes con doble nacionalidad que han retornado.

Pero ¿qué ocurre cuando los emigrantes regresan a casa? ¿Es suficiente el apoyo de los gobiernos para reinsertarse en la economía? ¿Qué sucede con aquellos que partieron siendo niños y vuelven a un país casi desconocido?

Rafael Correa prometió empleos seguros a quienes se acogieran al Plan Bienvenido a Casa (AFP/Archivos | Rodrigo Buendia)
Rafael Correa prometió empleos seguros a quienes se acogieran al Plan Bienvenido a Casa (AFP/Archivos | Rodrigo Buendia)

¿Bienvenidos a casa?

El crecimiento económico reciente ha permitido a algunos gobiernos latinoamericanos crear programas especiales para apoyar a quienes regresan. Ecuador puso en marcha el Plan Bienvenido a Casa, mientras Perú introdujo la Ley de Retorno para estimular el regreso de decenas de miles de sus nacionales, por solo citar dos ejemplos.

Sin embargo, las legislaciones y los programas en el papel no bastan para desbrozar el camino. Según reportes de la prensa peruana, los médicos que desean establecerse con sus equipos y pertenencias encuentran trabas para la importación de ese material. La ley tampoco garantizaría la homologación de títulos obtenidos en colegios y universidades extranjeras, lo cual dificulta la reinserción en el mercado de trabajo. Más de 3,5 millones de peruanos viven en el exterior.

Las dificultades trascienden también los laberintos burocráticos. Con frecuencia el retorno no es una elección, sino la única salida a las dificultades económicas en España u otro destino de la emigración. Los últimos fondos se utilizan en el pasaje de avión y, si algo queda en la bolsa, las primeras semanas. Los inmigrantes cargan con un doble fracaso: el que los empujó a marcharse de la patria y este, cuando vuelven sin éxito de su aventura migratoria.

Por otra parte, a quienes viajaron en la infancia o nacieron en el extranjero les cuesta adaptarse al "país de sus padres". Atrás dejaron los primeros años de vida, tan importantes para la identidad individual: amigos, escuelas, lugares entrañables… Los habita una nostalgia que los enfrenta al nuevo proyecto de sus progenitores. Algunos no hablan español o lo hacen con dificultad. En consecuencia sufren el desprecio de sus condiscípulos.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha calificado de tragedia nacional el éxodo de finales de los años 90. Pero el drama no concluye con el arribo a “casa”. La emigración es un prolongado y doloroso exorcismo.