El comercio ilegal que ensucia las manos de todos

Se espera que la generación de basura electrónica se eleve a 72 millones de toneladas anuales para 2017 (baselactionnetwork - Flickr)
Se espera que la generación de basura electrónica se eleve a 72 millones de toneladas anuales para 2017 (baselactionnetwork - Flickr)

En junio de 2013 los filipinos descubrieron que Canadá les había enviado un regalo: cincuenta contenedores de basura doméstica, incluidos pañales para adultos. La empresa canadiense Chronic Inc. los había despachado como plástico reciclado, pero al llegar a Manila… ¡sorpresa! La historia, cuyo último capítulo aún no se ha escrito, describe un episodio del tráfico mundial de desechos, un negocio muy lucrativo para quienes prefieren saltarse las reglas.

Ottawa se lava las manos

El gobierno canadiense ha dicho que el asunto de los contenedores concierne únicamente a la compañía y su socia filipina, Chronic Plastics. Un problema privado, afirma la embajada en Manila, ajeno a la Convención de Basilea. Este tratado, del cual ambas naciones son signatarias, regula el manejo de los desechos peligrosos en el mundo. La norma prohíbe el comercio ilegal de basura para impedir que los estados de economía avanzada utilicen a los menos desarrollados como vertederos.

A pesar de las protestas de grupos ecologistas y de la sociedad civil, las autoridades filipinas han descartado que los contenedores representen una amenaza para la salud o el ambiente local. Luego de que una inspección han decidido separar el plástico reciclable y verter el resto en cinco basureros del archipiélago. De esta manera un pañal usado en Vancouver habrá viajado 10.000 kilómetros hasta su destino final en Manila. ¡Qué extraordinario viaje!

Un trayecto considerable, sí, pero nada fuera de lo común. El ordenador, el teléfono celular o la tableta sobre la cual los lectores recorren este texto terminarán sus días, probablemente, en una rústica planta de reciclaje en China, la India o el África Subsahariana.

Cada año China procesa ocho millones de toneladas de basura electrónica importada mediante contrabando (baselactionnetwork - Flickr)
Cada año China procesa ocho millones de toneladas de basura electrónica importada mediante contrabando (baselactionnetwork - Flickr)

El basurero del mundo

Desde los electrodomésticos baratos de Walmart hasta los sofisticados iPhones, los productos Made in China inundan los mercados en Europa y Norteamérica. La ironía: cuando alcanzan el crepúsculo de su vida útil, muchos de estos equipos emprenden el viaje de regreso al gigante asiático. Allí un hormiguero de recicladores extraerán los materiales recuperables para devolverlos a la cadena industrial.

¿Círculo virtuoso o vicioso? Depende de quién interprete este movimiento de productos y desechos electrónicos. Cada año unas 50 millones de toneladas de basura electrónica hacen la ruta desde las economías desarrolladas hasta regiones como la ciudad de Guiyu, en el sureste de China, conocida como la capital mundial del reciclaje de esta clase de equipos. En las miles de pequeñas plantas de esa localidad se procesan 1,6 millones de toneladas.

La urbe ha crecido gracias a este sector, que genera decenas de miles de empleos. El salario, entre 600 y 800 dólares mensuales, representa alrededor del triple del sueldo mínimo en la provincia de Guangdong y más del doble en Shanghai, la región de mayores mensualidades en China.

Sin embargo, esa prosperidad ha cobrado su precio en salud y calidad ambiental. Las sustancias tóxicas derivadas de los rudimentarios procedimientos de reciclaje han contaminado el aire y las aguas de la zona. Una investigación del Colegio Médico de la Universidad de Shantou, en Guandong, detectó altos niveles de plomo en el torrente sanguíneo de los niños de Guiyu. La basura electrónica puede contener mercurio, cadmio, níquel, cromo y otros metales pesados, además de contaminantes orgánicos.

El reciclaje rudimentario de basura electrónica amenaza la salud de miles de niños en Guiyu (baselactionnetwork - Flickr)
El reciclaje rudimentario de basura electrónica amenaza la salud de miles de niños en Guiyu (baselactionnetwork - Flickr)

¿Qué importa el riesgo si ese trabajo muestra la salida de la pobreza? ¿Qué importan las consecuencias sobre la vida de los trabajadores, en fin, para los traficantes de residuos electrónicos ilegales? Según datos de Naciones Unidas, solo en el este de Asia el mercado negro de esos desechos genera cerca de 4.000 millones de dólares al año.

No existen datos exactos de cuánta basura electrónica engendramos cada año ni a dónde va a parar. A pesar de los esfuerzos de las autoridades nacionales y de Interpol, el comercio ilegal de desechos continúa. En nuestra cotidiana burbuja consumista deberíamos sentir, al menos, una pizca de culpa.