Dwight Worker, el hombre que escapó de la carcel vestido de mujer

Los tacones le hacían tropezar. Ni con pintalabios y peluca se parecía mucho a la foto de mujer que había en el pase que le aseguraba la libertad. Pero en aquel momento de 1973, era la única forma que tenía Dwight Worker de hacer algo que hasta entonces solo había logrado Pancho Villa: escapar de la prisión Lecumberri, una de las más duras de México.

Worker, un estadounidense, pasó a la historia por su descabellada fuga de esa cárcel, objeto ahora de un capítulo de la serie documental Locked up Abroad, de National Geographic. En él, se cuenta cómo había ido a México para traficar con cocaína. Su plan era fingir que se había herido el hombro y llevar la droga a Estados Unidos dentro de un cabestrillo que él mismo había diseñado. No funcionó. Fue detenido, procesado y condenado pasar varios años en Lecumberri.

La experiencia fue traumática. "Durante los dos años que pasé allí fui torturado, electrocutado y apuñalado cuatro veces", recuerda hoy. Podía haber evitado parte de ello sometiéndose, pero los abusos que sufrió fueron tan fuertes que no podía sino estar en perpetuo conflicto con los guardias. "No podría quedarme quieto ante los ataques", afirma. "Fue todo tan degradante que me era imposible no defenderme".

Con lo que no contaban era con que el amor le fuera a sacar de allí. Resulta que en algún momento de esos dos años, Worker conoció a Barbara White, una estadounidense que solía visitar a otro preso. La coincidencia quiso que coincidieran, se enamoraran y empezaran a planear una vida fuera de la cárcel. Pero para eso había que pasar por el pequeño detalle de salir de ella.

Así que trazaron un plan tan descabellado que, o bien era brillante o bien iba a terminar en tragedia: Barbara le fue dando, prenda por prenda, un disfraz completo de mujer: peluca, tacones, falda, pintalabios... Y así consiguió hacerse pasar por una de las mujeres que visitaban a los prisioneros.

El plan tenía sus riesgos. Si no conseguía engañar a los mismos guardias que le veían la cara (sin afeitar, eso sí) todos los días, se enfrentaba a un trato peor de lo que le tenían acostumbrado. "En México no es ilegal escapar de prisión a menos que le causes daños a otra persona", cuenta Worker. "Pero era una locura porque si los guardias me hubieran capturado, me hubieran… ¿cómo decirlo? Tratado como una mujer antes de matarme".

Pero lo logró. Con unos nervios de hierro, el futuro ex preso se las apañó para salir de allí y, como si nada, tomar un taxi. Se reunió con White en un punto predeterminado, se quitó la ropa de mujer y juntos se subieron a un tren rumbo a la frontera con Tucson (Arizona). De ahí, la pareja huyó a Indiana.

México nunca pidió la extradición del preso fugado, pero casi dio igual. La experiencia había sido tan dura que Worker sufrió durante años de estrés postraumático. Pero en el fondo, casi fue para mejor: "Era culpable al 101% del crimen que me metió en la cárcel", afirma ahora. "Si hubiera tenido éxito metiendo la droga en el país, lo hubiera hecho una y otra vez". El futuro le deparaba algo mejor: encontró un trabajo en Amnistía Internacional, se casó con White y tuvo un hijo con ella. La pareja se divorció en 1988, pero ahora Worker se entretiene viajando. Su próximo capítulo será recorrer China en bicicleta. Y nunca más ha vuelto a vestirse de mujer.


Fuente: Yahoo! España
Dwight Worker, el hombre que escapó de la carcel vestido de mujer

También te puede interesar:
Un trío sentimental en el Elíseo
La pesadilla de Aimee Copeland
La tragedia que "te podría pasar a tí"