Corea del Norte se abre, sobre tacones altos

Un posible deshielo deberá contar con la anuencia del poderoso ejército (AFP)
Un posible deshielo deberá contar con la anuencia del poderoso ejército (AFP)

Después de una primavera belicosa, el régimen de Pyongyang ha comenzado a dar señales de apertura. Los signos de un posible deshielo norcoreano emergen aún aislados, contradictorios, pero reflejan quizás una tendencia irreversible para un país que se ha mantenido demasiado tiempo amurallado.

Como ha ocurrido en los últimos años, las terribles amenazas de la dinastía Kim quedaron solo en palabras. No hubo guerra nuclear. Al margen de la desusada retórica oficial, el gobierno ha reanudado los contactos con Corea del Sur, mientras se prepara para abrir algunas zonas del país al turismo internacional e intenta ejecutar su propia revolución tecnológica.

Los smartphones podrían convertirse en una nueva herramienta para el control oficial (AFP)
Los smartphones podrían convertirse en una nueva herramienta para el control oficial (AFP)

Kim Jong-un juega Angry Birds

El nieto de Kim Il-sung no ha podido ocultar su afición por los gadgets que obsesionan a la juventud de Occidente. El treintañero presidente visitó este mes una fábrica donde, según el reporte de la agencia estatal KCNA, se producen los primeros teléfonos inteligentes confeccionados a partir de componentes norcoreanos.

Jong-un ha elogiado el Arirang, que funciona con el sistema operativo Android, por su pantalla táctil y la cámara digital. La noticia de la KNCA destaca la satisfacción del líder por el aporte de este teléfono al orgullo nacional. En medio de las líneas, escritas con el típico estilo de la propaganda norcoreana, una frase podría revelar el verdadero objetivo del nuevo smartphone: “proporciona la mejor comodidad a los usuarios mientras garantiza una estricta seguridad.”

El periodista Max Fisher del Washington Post ha propuesto dos explicaciones a la nueva aventura de Jong-un: en primer lugar el interés personal del mandatario por la tecnología conocida durante su formación en Suiza; y por otro lado una estrategia oficial para sofocar la demanda interna de teléfonos extranjeros mediante la producción de equipos nacionales, diseñados para monitorear a sus usuarios.

Semanas atrás un turista mostró al mundo la versión norcoreana del iPad. La Samjiyon sería, según el informe publicado en el sitio itworld.com, la tercera tableta fabricada en el país asiático. La revisión de sus características reveló que había sido configurada para la navegación en la web bajo control del régimen de Pyongyang. La antena de televisión añadida también captaba solo canales oficiales. En cambio, el aparato ofrecía una rapidez notable cuando se activaban aplicaciones como el famoso juego Angry Birds.

De acuerdo con la empresa egipcia Orascom, la única en disponer de una red de telefonía celular en Corea del Norte, alrededor de dos millones de norcoreanos usan móviles, en una población de 24 millones.

A pesar del aparente atraso tecnológico de la nación comunista, fuentes surcoreanas han denunciado el despliegue de un comando cibernético dedicado a atacar sitios del gobierno de Seúl y bancos del vecino país. Pyongyang dispondría de un ejército de alrededor de 3.000 “cibercombatientes” entrenados en la Universidad Militar Kim Il-sung.

Los norcoreanos quieren esquiar

La Asociación de Esquiadores de Corea del Norte está muy enojada con los europeos. Suizos, austriacos y franceses se han negado a venderle los teleféricos necesarios para concluir la estación de esquí de Masik.

La organización ha lamentado que el bloqueo de armas contra su país interfiera en un proyecto cuyo objetivo sería proporcionar “condiciones de vida altamente civilizadas y felices” a los norcoreanos. El comunicado repite las declaraciones de Jong-un tras su visita a las obras, atrasadas por las intensas lluvias de julio pasado.

Sin embargo, la construcción de un modernísimo centro turístico, con hoteles de lujo y helipuerto, no parece ajustarse a las tradicionales atenciones del gobierno de Pyongyang hacia sus ciudadanos. Quizás la vasta inversión responda más bien a la anunciada apertura de seis zonas especiales para el turismo internacional.

Según el diario japonés Asahi Shimbun, el régimen planea impulsar la industria turística en regiones montañosas del noreste del país y cerca de la frontera con China. Al menos tres aeropuertos militares serán transformados en terminales civiles para acoger a los turistas. La nueva estrategia apunta a la obtención de divisas vitales para mantener a flote la frágil economía norcoreana.

Los norcoreanos han sido sometidos a un régimen de vida espartano durante décadas (AP)
Los norcoreanos han sido sometidos a un régimen de vida espartano durante décadas (AP)

La clase media y la elite van de compras

Un grupo de periodistas invitados por Pyongyang a los festejos por el aniversario 60 de la Guerra de Corea en julio pasado observó la emergencia de una discreta clase media. Al menos en la capital y en los lugares que sus guías les permitieron explorar. Las mujeres norcoreanas, erguidas sobre sus nuevos tacones altos, con modelos casi exclusivamente hechos en China, tratan de imitar la moda extranjera.

Para los trabajadores el gobierno ha creado los mercados Tongil, un remedo de los centros comerciales de Occidente. La elite gobernante puede comprar mercancías de mayor calidad en tiendas por departamentos que solo aceptan dólares estadounidenses, euros y yuanes chinos. Un país, dos monedas, dos comercios separados, realidades paralelas ya vistas en regímenes comunistas de otras regiones del planeta.

Pero el incipiente ardor consumista de los norcoreanos y los proyectos de tecnología y turismo de su joven presidente podrían señalar las primeras luces de una apertura. Un proceso arduo para un país donde aún miles de personas sobreviven en campos de concentración y las violaciones de los derechos humanos constituyen el amargo pan de cada día.