Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Ciudades de ensueño, ciudades en decadencia

Los estadounidenses atesoran una larga historia de amor con las mudanzas (Harry Shipler - Wikimedia Commons)
Los estadounidenses atesoran una larga historia de amor con las mudanzas (Harry Shipler - Wikimedia Commons)

Estados Unidos se mueve, como un enorme hormiguero. Pasado lo peor de la recesión, los norteamericanos han resucitado su pasión por las mudanzas, no importa si el viaje los llevará desde Detroit hasta la gélida Fairbanks, en Alaska. A las tendencias migratorias habituales ahora se suman algunas revelaciones: la afinidad cultural e ideológica está marcando también la elección de la nueva residencia.

En los últimos 20 años las familias estadounidenses han buscado fundamentalmente oportunidades económicas, ciudades con menores impuestos y un mercado inmobiliario atractivo. Esas prioridades han trazado con claridad el mapa de las migraciones, desde el llamado Snow Belt –los estados del nordeste y el medio oeste—hacia el Sun Belt –desde la Florida hasta Texas y el sur de California.

El inicio de la recuperación económica también ha normalizado el flujo de inmigrantes, en especial los provenientes de América Latina. Los hispanos se han convertido en la minoría de mayor peso demográfico en Estados Unidos y esa importancia podría cambiar, en un futuro no muy lejano, el color de algunos estados tradicionalmente republicanos.

Raleigh, en Carolina del Norte, una de las "ciudades de ensueño" según Michael Barone (Mark Turner - Wikimedia Commons)
Raleigh, en Carolina del Norte, una de las "ciudades de ensueño" según Michael Barone (Mark Turner - Wikimedia Commons)

Hacia los estados del sol

De acuerdo con un estudio de Brookings Institution, desde inicios de la pasada década hasta el colapso inmobiliario en 2007, millones de estadounidenses se trasladaron hacia las regiones montañosas del oeste –Nevada, Arizona--, el sudeste –Florida, Carolina del Norte—y Texas (favorecida también por el impacto del huracán Katrina en Luisiana). Las mudanzas buscaban vecindarios menos costosos que los situados en la costa de California y los estados del noreste.

Pero el estallido de la burbuja, que golpeó con rudeza a ciudades como Phoenix, Las Vegas, Cape Coral y Orlando, congeló los ánimos migratorios en América. La crisis financiera redujo la capacidad de endeudamiento para adquirir nuevas de casas y obligó a muchos propietarios a permanecer en sus hogares, ante la escasez de buenas ofertas de compra. Según el citado informe, las migraciones internas cayeron a su nivel más bajo desde 1948.

Las últimas cifras de la Oficina del Censo permiten cierto optimismo. En 2012 alrededor de 17 millones de estadounidenses cambiaron su residencia de condado, y de ellos unos siete millones se trasladaron a otros estados. Esas estadísticas representan un alza de cinco por ciento con respecto a 2010 y clasifican como las mejores en el último lustro.

El historiador Michael Barone, del American Entreprise Institute, cree que algunas ciudades del Sun Belt tienen la oportunidad de convertirse en los nuevos destinos de ensueño para los norteamericanos: Houston, Dallas-Fort Worth, Atlanta, Raleigh (Carolina del Norte) y Jacksonville (Florida).

En su libro "Shaping our nation" Barone expone una nueva tendencia en los movimientos de la población estadounidense. Además de los bajos impuestos y un ventajoso mercado inmobiliario, los norteamericanos buscan sitios culturalmente cercanos a sus intereses, en los cuales se sientan confortables. Este factor acentuaría el proceso de “autosegregación”, que divide a estados azules (demócratas) de estados rojos (republicanos). Un ejemplo ilustrativo sería Texas, a donde han emigrado muchos conservadores de edad adulta en busca de un ambiente religioso acorde a sus creencias.

La peor ciudad de Estados Unidos

Detroit muestra la cara sombría de los movimientos migratorios en Estados Unidos. El declive de la industria automovilística arrastró al abismo a la ciudad más populosa de Michigan. En julio pasado se declaró en bancarrota, incapaz de pagar deudas estimadas entre 18.000 y 20.000 millones de dólares.

Esa crisis económica ha empujado a decenas de miles de familias a emigrar hacia otras ciudades. El éxodo ha reducido la base de contribuyentes con que cuenta el presupuesto urbano y ha dejado barrios enteros en manos de saqueadores. En consecuencia, el mercado inmobiliario ha caído en picada. Como promedio las casas en Detroit exhiben el valor más bajo entre las 50 ciudades más grandes de Estados Unidos. Las autoridades tampoco tienen cómo pagar las pensiones ni mantener los servicios básicos.

Sin ofertas de empleo atractivas para las jóvenes familias y vecindarios en ruinas, la otrora espléndida Motor City parece condenada a una angustiosa decadencia. En ese descenso al infierno demográfico la acompañan otras del cinturón industrial: Cleveland, Pittsburgh y Buffalo.

En el condado de Los Angeles viven 3,5 millones de inmigrantes (Marshall Astor - Wikimedia Commons)
En el condado de Los Angeles viven 3,5 millones de inmigrantes (Marshall Astor - Wikimedia Commons)

¿En dónde se instalan los inmigrantes?

La quinta parte de los emigrantes del planeta vive en Estados Unidos. Quienes no nacieron en territorio estadounidense representan hoy alrededor del 13 por ciento de la población del país. Ese ingreso de nuevos residentes se ha acentuado en los últimos 20 años, un auge compartido con varios países de la Unión Europea, Australia y Canadá, asegura la Brookings Institution.

De acuerdo con cifras publicadas por el Migration Policy Institute, en 2011 el mayor número de inmigrantes se localizaba en California, Nueva York, Texas, Florida y New Jersey. Miami-Dade encabezaba entonces la lista de condados con una alta proporción de residentes nacidos en otros países: 52 por ciento. El top 10 lo completaban condados de Nueva York, New Jersey y California.

El torrente de inmigrantes hispanos durante la década del 2000 los ha convertido en la minoría con más peso demográfico, con alrededor de 50 millones de miembros. Esa presencia creciente de latinoamericanos ha sido una de las claves del auge demográfico reportado en Estados Unidos hasta 2010, que se ralentizó a lo largo de la recesión, pero ya ha retomado el ritmo ascendente.