Cajas para bebés, ¿salvación o estímulo al abandono?

Las cajas para bebés en Alemania están equipadas para proveer asistencia médica inmediata a los pequeños (Walter Winckelmann - Wikimedia Commons)
Las cajas para bebés en Alemania están equipadas para proveer asistencia médica inmediata a los pequeños (Walter Winckelmann - Wikimedia Commons)

¿Abandonarías a un recién nacido si tienes la certeza de que alguien cuidará de él? La pregunta asalta a decenas de madres que, de manera anónima, deciden abandonar a sus hijos. Esta renuncia temprana a las responsabilidades de la maternidad no recibe el mismo tratamiento en Europa, Estados Unidos y América Latina. El debate en torno a las ventajas del anonimato salpica aquellos países donde la ley castiga a las progenitoras en casos de abandono.

¿Regreso a la Edad Media?

Se cree que los primeros buzones para bebés abandonados surgieron en Europa a finales del siglo XII. Entonces el Papa Inocencio III puso en marcha este sistema en hogares para niños huérfanos, con el objetivo de reducir el asesinato de recién nacidos, cuyos cuerpos aparecían con frecuencia en el río Tíber. La idea se expandió por el Viejo Continente y luego viajó al resto del mundo. La mayoría dejó de funcionar en el siglo XIX, cuando se establecieron los servicios modernos de salud pública.

Sin embargo, un siglo después varios países europeos resucitaron las “Ventanas Moisés”, como las llaman en Alemania. Otros países como Corea del Sur y China también han adoptado el procedimiento. La medida alcanzó tal repercusión que en 2012 el Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas llamó a prohibir esa práctica pues viola el artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, según el cual todos los menores deben saber quiénes son sus padres.

En la Edad Media los buzones para bebés se instalaron principalmente en instituciones religiosas (Joseolgon - Wikimedia Commons)
En la Edad Media los buzones para bebés se instalaron principalmente en instituciones religiosas (Joseolgon - Wikimedia Commons)

Se estima que más de 200 cajas para bebés han sido instaladas en naciones europeas como Alemania, Austria, Suiza, Polonia, la República Checa y Letonia. Los defensores de esa alternativa afirman que la entrega anónima evita la muerte de decenas de menores. Aunque la ley proteja a las madres que renuncian a encargarse de sus hijos y los dan en adopción, algunas prefieren no dejar rastros de su identidad.

Pero quienes se oponen a la facilidad del anonimato estiman que los gobiernos deberían invertir en planificación familiar y programas de apoyo a mujeres con embarazos no deseados. La posibilidad de abandonar al recién nacido en una institución y desaparecer enviaría un mensaje irresponsable a las futuras madres. Por otra parte, no siempre son las mujeres quienes deciden la suerte de su descendencia. En algunos casos proxenetas o padres sin escrúpulos se deshacen de los bebés.

Abandonar un bebé, un derecho… un delito

El reciente anuncio de que la Cámara de representantes de Indiana, Estados Unidos, aprobó un proyecto de ley para establecer cajas para bebés en ese estado, ha aterrizado el debate de este lado del Atlántico. En Norteamérica solo Canadá dispone de ese sistema, limitado por el momento a dos provincias: la Columbia Británica y Alberta.

A pesar de la polémica, las cajas para bebés son muy populares en países como la República Checa (Wikimedia Commons)
A pesar de la polémica, las cajas para bebés son muy populares en países como la República Checa (Wikimedia Commons)

A lo largo y ancho del territorio estadounidense las llamadas leyes de Refugio Seguro protegen a los progenitores que abandonan a sus hijos en hospitales y estaciones de policía, siempre que estos no tengan signos de maltrato. No obstante, aún no pocos padres dejan a sus hijos desamparados ilegalmente. Según la Fundación Save the Abandoned Babies, dos tercios de los 1.400 bebés abandonados de esta manera desde 1999 han muerto.

La iniciativa aprobada en Indiana, que aún debe pasar por el Senado local, enfrenta también cierta oposición. Los detractores apuntan a la necesidad de atacar las causas sociales del abandono infantil, en lugar de abrir la ventana al anonimato irresponsable. En cambio, los promotores de la nueva legislación creen que complementa la protección del Refugio Seguro y garantiza la supervivencia de todos los bebés abandonados.

La situación en América Latina es, en algunos países, radicalmente distinta. En México las madres que abandonan a sus hijos pueden enfrentar penas de hasta cuatro años de prisión, por el delito de omisión de cuidado. Ante un caso de abandono las autoridades tienen tres meses para localizar a los progenitores o a miembros de la familia. Si esas gestiones no fructifican el menor se declara expósito y es dado en adopción.

No obstante, las madres también pueden entregar a sus hijos voluntariamente al DIF estatal, encargado de encontrar una familia adoptiva. Se calcula que unos 30 niños son abandonados ilegalmente cada año en la Ciudad de México.

En Colombia el Código Penal establece condenas entre dos y seis años de privación de libertad a las madres que abandonan a sus descendencias. La pena aumenta si el menor aparece en una zona despoblada o si estuvo expuesto a otros peligros. Cerca de un centenar de niños menores de un año son abandonados cada año en las calles de Bogotá.

La entrega en una institución tampoco es garantía para los pequeños. Una investigación de la Defensoría del Pueblo de Bolivia reveló que en 2014 se produjeron 73 infanticidios en los hogares acogida de propiedad pública o privada. Además, se reportaron 326 casos de violencia sexual.