¡Atención! Esta carne contiene antibióticos

La industrialización de la ganadería ha propiciado el uso intensivo de antibióticos (USDA - Wikimedia Commons)
La industrialización de la ganadería ha propiciado el uso intensivo de antibióticos (USDA - Wikimedia Commons)

El uso intensivo de antibióticos en la cría de animales de granja podría alcanzar un nivel impensado hasta hace pocos años si finalmente se concreta la compra de la empresa Smithfield Foods por la compañía china Shuanghui International. La unión de ambos gigantes sellaría el dominio de un modelo de negocio agropecuario cuestionado por sus efectos sobre la ecología y la salud humana.

Tras la luz verde del gubernamental Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos, solo queda la confirmación de los accionarios de Smithfield Foods para consumar la venta por 4.700 millones de dólares. Esta sería la mayor adquisición histórica de una entidad china en la economía estadounidense.

Los antibióticos conquistan China

La industria ganadera de China absorbe más de la mitad de los antibióticos consumidos en la nación asiática, según una investigación de la firma Beijing Shennong Kexin Agribusiness Consulting Co, citada por el sitio estadounidense Mother Jones. La cifra no sería tan sorprendente tal vez si no supiéramos que la otra mitad, la consagrada al tratamiento humano, es enorme.

El 70 por ciento de los pacientes chinos recibe antibióticos. Esa proporción multiplica por 10 el uso de esos medicamentos en EEUU y sobrepasa ampliamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pero los residentes de este lado del Pacífico, ¿por qué habrían de inquietarse frente a estos datos de la distante China?

En China aún predominan las granjas que utilizan métodos tradicionales de crianza (Yuek Hahn - Flickr)
En China aún predominan las granjas que utilizan métodos tradicionales de crianza (Yuek Hahn - Flickr)

La potencia asiática ha iniciado una reforma de su sector agropecuario. Las pequeñas granjas tradicionales desaparecen a un ritmo vertiginoso ante el avance de grandes empresas, que elevan la producción de carne a escala industrial. Para realizar ese salto, la ganadería ha incrementado también el uso de los antibióticos, un método reconocido por sus efectos en el crecimiento de los animales y la prevención de enfermedades.

Mientras los medicamentos fluyen de manera incontrolada hacia los centros de cría porcina y avícola, y los hospitales recetan antibióticos para inflar sus ingresos, la aparición de variantes de enfermedades resistentes también se ha disparado. La OMS ha manifestado su preocupación por las consecuencias del abuso de los anticuerpos sobre la salud humana en ese país de más de 1.300 millones de habitantes. Los científicos temen que en un futuro no lejano el arsenal de la medicina sea impotente ante el surgimiento de superbacterias.

La industrialización de la ganadería china ha copiado al modelo estadounidense. La fusión de Smithfield Foods y Shuanghui International acelerará esta transformación y podría convertir a China, con su extraordinaria capacidad productiva, en la base para la conquista de otros mercados.

La presión del mercado obliga también a las empresas agropecuarias a reducir los costos, sin importar las consecuencias (Lyza - Flickr)
La presión del mercado obliga también a las empresas agropecuarias a reducir los costos, sin importar las consecuencias (Lyza - Flickr)

Súper granjas, el modelo estadounidense

Si el dato sobre el consumo de antibióticos en las granjas chinas asombra, la cifra correspondiente en Estados Unidos parece increíble. El sector agropecuario consume alrededor del 80 por ciento de los anticuerpos en circulación en el país norteamericano.

Los granjeros estadounidenses –los hombres recios de vaqueros, camisa a cuadros, sombrero de cowboy y camioneta pickup de las películas—vivieron ya las consecuencias de la industrialización. De acuerdo con un reporte de la organización no gubernamental Pew, entre 1950 y 2007 el número de granjas avícolas cayó en 98 por ciento, mientras la producción de carne de pollo se multiplicaba por 15. Tres compañías controlan ese mercado en Estados Unidos: Tyson, Pilgrim’s Pride y Perdue.

Un proceso de concentración similar ha ocurrido en la cría de cerdos. Un informe del Departamento de Agricultura reveló en 2007 que en poco más de una década el número de granjas porcinas se había reducido en un 70 por ciento. Al mismo tiempo, las empresas aumentaron el volumen de las operaciones y redujeron los costos notablemente.

Esta transformación no habría sido posible sin el respaldo de las agencias del gobierno y los avances en la veterinaria. Entre los años 40 y 50 del pasado siglo los científicos descubrieron que pequeñas dosis de antibióticos estimulaban el crecimiento animal. Luego la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el uso de los anticuerpos con estos fines, una decisión reafirmada durante las décadas siguientes, a pesar de las interrogantes sobre las consecuencias en la salud humana.

La utilización de los antibióticos de manera preventiva ha permitido la crianza de ganado a escala industrial, en condiciones que normalmente habrían diezmado a los animales. En apariencia todos ganan con este método: los consumidores, pues el precio de la carne ha caído, y las compañías, que disfrutan de fabulosas ganancias.

Sin embargo, esta bonanza agropecuaria oculta un peligro que inquieta a científicos, ecologistas y algunos políticos.

Beneficios vs. Salud humana

En 1977 el comité asesor de la FDA recomendó al gobierno estadounidense prohibir el suministro de antibióticos a animales saludables, una práctica que ganaba popularidad entonces. El Congreso jamás permitió una discusión sobre este tema, recuerda Donald Kennedy, comisionado de la agencia federal en aquella época.

Desde entonces las ventas de anticuerpos al sector agropecuario han trazado una curva de crecimiento casi indeclinable. En 2011 las empresas de producción animal compraron más antibióticos que nunca antes en la historia de EEUU. Mientras, los estudios de la FDA han demostrado el auge de bacterias cada vez más resistentes a esos medicamentos, que podrían ser la causa principal de la muerte de decenas de miles de estadounidenses cada año.

Frente a los poderosos cabildeos agropecuario y farmacéutico, las esperanzas de pasar una regulación en este tema se han reducido dramáticamente.

La representante demócrata por Nueva York, Louise Slaughter, ha intentado en cuatro ocasiones introducir la Ley de Preservación de los Antibióticos para Tratamiento Médico (PAMTA), que prohibiría el uso de estos medicamentos con fines no terapéuticos. A esa iniciativa se sumó este año la propuesta de Ley de Prevención de la Resistencia a los Antibióticos, patrocinada por los senadores Dianne Feinstein, Susan Collins y Kirsten Gillibrand, que apunta a un objetivo similar.

"Estoy profundamente preocupada porque las agencias federales no han tomado medidas significativas para proteger la salud pública, alertar a los consumidores de estos peligros e implementar un etiquetado que permitiría a las personas elegir los productos más seguros y libres de antibióticos", escribió Slaughter en una carta al Departamento de Agricultura en agosto pasado.

Por el momento la FDA solo ha publicado recomendaciones sobre el uso prudente de los antibióticos, que los granjeros pueden seguir de manera voluntaria. Además, se espera que entre en vigor otra guía dirigida a las empresas farmacéuticas, que deberán abstenerse de promover anticuerpos usados para incrementar la producción animal. El presidente Barack Obama también prometió en 2012, durante la campaña para la reelección, que su gobierno limitaría la utilización de estos medicamentos en la ganadería.