La primera biografía autorizada de Nino Bravo revela la vida íntima del mito

Tras más de una década recopilando documentos y testimonios de familiares y amigos, Darío Ledesma, creador y responsable de la web oficial de Nino Bravo, publica la primera biografía autorizada del cantante español, fallecido hace 49 años en un accidente de tráfico, que invita a descubrir “a la persona detrás del mito”.

“Nino Bravo. Voz y corazón”, publicado por la editorial Milenio, reúne en casi 500 páginas la “verdadera historia del padre, marido, amigo y cantante” a través de entrevistas con los familiares, amigos y las personas que le acompañaron en su trayectoria vital y artística, que sacan a la luz anécdotas y documentos inéditos, y quiere hacer “justicia musical e histórica” a uno de los artistas, todavía hoy, más influyentes de la música pop en español.

“La visión general que se tiene de Nino Bravo -nombre artístico de Luis Manuel Ferri- es de un personaje que llegó al éxito y se fue cuando estaba en la cima, pero faltaba la explicación de cómo había llegado ahí, cuáles fueron las barreras y los obstáculos que tuvo, su relación con otros cantantes de la época y conocer más a la persona detrás del personaje”, señala Ledesma a EFE.

El autor explica que una de las mayores aportaciones del libro es poder hacer un “zoom” en su infancia a través de los recuerdos de sus familiares, que rememoran en el libro la música que escuchaba de niño en la radio, su afición por las películas del cantante y actor español Antonio Molina, o los motivos que le llevaron a cambiar de casa.

Ledesma habla, por ejemplo, de su bisabuela paterna, que fue cantante de ópera y su bisabuelo, director de los coros del orfeón de la ciudad de Valencia, o de dónde se crio, estudió de niño y tuvo sus primeros amigos.

También de sus primeras influencias musicales de la mano de Jorge Sepúlveda, Antonio Machín, Jorge Negrete, Carlos Gardel o Antonio Molina, el cante jondo y de los cantantes italianos, sobre todo de Domenico Modugno, quien “despertó” su motivación para dedicarse a la música.

EL FRANK SINATRA ESPAÑOL

Ledesma asegura asimismo que quiso convertirse en un Tom Jones o Frank Sinatra español, con una voz propia que le identificara, y que de hecho lo consiguió en su último disco, en el que llevó a su terreno éxitos internacionales como “Mona Lisa” o “Laura”.

El libro está plagado de anécdotas también de su trayectoria musical, desde su primer grupo Los Hispánicos a Los Superson y su debut en solitario con su nombre artístico, Nino Bravo, de cuya elección también hay numerosas versiones.

La más creíble a juicio del autor es la de quien fue su primer representante, Miguel Siurán: Nino por el auge de los nombres en italiano y porque suena igual en cualquier idioma, y Bravo por su carácter, ya que aunque era una persona tímida cuando sacaba su genio era muy “bravucón”.

La historia está también acompañada de fotografías inéditas, de momentos familiares e íntimos que el cantante guardó siempre con mucho celo. “Defendía que la familia pertenecía a Luis Manuel Ferri y las noticias que se dieran en prensa tenían que ser estrictamente musicales”, de su faceta artística, recuerda el autor.

Una prueba fue su boda con Amparo, que hizo en la estricta intimidad. Un periodista consiguió colarse en la ceremonia y como represalia Nino Bravo envió las fotos a una agencia para que las divulgase y fastidiarle así la exclusiva.

UN MITO TODAVÍA VIGENTE

Ledesma asegura que con este trabajo ha querido dejar un legado sobre la historia y trayectoria del hombre y su “alter ego”, con sus “luces y sus sombras” y lo más objetivo posible, y escribir el libro que a él, como fan, le habría gustado leer.

¿Y a dónde habría llegado hoy Nino Bravo? : “Lo imagino con un éxito internacional que ya estaba proyectándose, grabando en inglés, habría seguido grabando discos pero a otro ritmo, para dedicar el resto del tiempo a producir a otros artistas y, sin duda, ligado a la música”.

De la vigencia del mito “solo hay que recordar que ‘Libre' fue una de las canciones que sonó cuando se levantó el confinamiento” por la pandemia de coronavirus, señala el autor.

“A sus ‘fans' nos faltaba sentir al Nino Bravo presente, poder acompañarlo en ese viaje vital que fatídicamente se truncó el 16 de abril de 1973” en un accidente de tráfico.