La serenidad de Biden que contrasta con la desesperación de Trump en el conteo de votos

Aún no se conoce quién será el ganador de la elección presidencial en Estados Unidos, pero la actitud y actividades recientes de los dos contendientes, el presidente y candidato republicano Donald Trump y el exvicepresidente y candidato demócrata Joe Biden, marcan agudos contrastes que sugieren no solo lo que podría ser el desenlace de los comicios sino también lo que requiere el país.

Trump ha estado desde la madrugada del pasado miércoles 4 de noviembre en la Casa Blanca, enviando tuits incendiarios y equívocos clamando que se ha dado un fraude electoral y se debe suspender el conteo de los votos y amenazando con presentar demandas en todos los estados en los que Biden ha logrado ventaja para revertir los supuestos fraudes.

Los candidatos a la presidencia, el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden. (Reuters)
Los candidatos a la presidencia, el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden. (Reuters)

Su conferencia de este jueves por la noche estuvo llena de falsedades y distorsiones que implican severos riesgos para la democracia. Allí clamó que si se contaran solo los votos “legales” el sería el ganador de la elección pero que como se están contando los votos “ilegales” se le está robando la elección.

Pero lo que el presidente considera votos “ilegales” son en realidad completamente legítimos y si le disgustan es porque son sufragios en una amplia mayoría a favor de Biden. Ello está en la línea con la sistemática y falaz estigmatización que el presidente ha hecho, por meses, del voto por correo.

Pero atacar esos votos y su conteo es un ataque directo a la democracia, pues las alegaciones de fraude masivo de Trump y su entorno carecen de pruebas y desdeña en proceso mismo del legítimo proceso electoral.

De pasada, Trump acusó a los demócratas, a los medios, a las empresas tecnológicas e incluso a republicanos (como cuando aludió a supuestas irregularidades en el conteo de Georgia) para hacer creer que todos están en su contra y él ha sido una suerte de víctima inocente.

Su alegato luce, así, como un despechado alegato, desesperado y cargado de mentiras, para tratar de explicarse a sí mismo el porqué de su posible derrota.

El grave problema es que ello provoca inmensa tensión.

Todo ello trasluce no solo falsedad –pues no hay prueba alguna de tales irregularidades masivas– sino también desesperación y un desdén por el proceso democrático. Si Biden ha remontado en los resultados en varios estados y se encuentra, al momento de escribir esto, a un paso de ganar, se debe simplemente a que el conteo de votos, sobre todos los recibidos por correo, ha avanzado de modo normal para computar todos y cada uno de los sufragios legalmente recibidos. No hay en ello fraude sino la marcha normal de un cómputo electoral, que en este año de pandemia de covid-19 ciertamente tiene la peculiaridad de incluir un ingente voto por correo que requiere más tiempo para ser contado cabalmente.

Pero varios de los mensajes en redes sociales de Trump al respecto son tan cáusticos y mentirosos que han sido marcados por Facebook y Twitter de contener desinformación e incluso les han añadido aclaraciones o refutaciones .

Así, mientras Trump hecha humo y destila amargura, invocando fantasmas inexistentes y al parecer interesado solamente en su futuro personal (su desventura de salir de la Casa Blanca), Biden ha tenido actividades muy distintas. Da la impresión de que Trump sabe que perderá y trata de impedir ese desenlace con falsedades.

La contradicción de que Trump exija que se suspenda el conteo de votos en donde ha perdido o está en proceso de perder su ventaja y no en los lugares en los que tiene posibilidad de remontar es ejemplo claro de su actitud destructiva y antidemocrática.

En cambio, en relación al proceso de cómputo, Biden ha hecho declaraciones mucho más mesuradas y conciliadoras. Ha dicho que confía en una victoria pero también que hay que esperar a que todos los votos se cuenten, ha señalado que de llegar a la presidencia será presidente para todos los estadounidenses y ha tenido reuniones para ser informado de temas claves y punzantes que afectan severamente a la población.

Por ejemplo, de acuerdo a la agencia AP, Biden ha participado este jueves en videoreuniones de información en las que se le ha informado sobre la situación actual de la pandemia y de la crisis económica generada por ella.

El pasado 4 de noviembre, mientras Trump se enardecía en redes sociales por ir detrás en el conteo electoral y su entorno se lanzó a presentar demandas para frenar conteos de votos y a difundir nociones equívocas de fraudes inexistentes, el país atravesó un momento terrible: ese solo día se registraron en el país más de 107,000 nuevos casos de covid-19, la cifra más alta diaria jamás registrada. El alza de casos ha sido severa y, de cara al invierno, configura un panorama ominoso tanto en materia de salud pública como en términos económicos. Y, a la fecha, ya han fallecido más de 234,000 personas en Estados Unidos de esa enfermedad.

Ante ello, analistas se han preguntado qué es lo que necesita al país: una figura serena que se informa de los graves problemas nacionales o una que destila amargura y rencor para tratar de revertir la voluntad popular.

Hector Lugatero, de York, Pennsylvania., un immigrante de Michoacán, México, se expresa en favor de que se cuenten todos los votos de la elección presidencial de EEUU. Pennsylvania es un estado decisivo en la actual elección presidencial. (AP Photo/Julio Cortez)
Hector Lugatero, de York, Pennsylvania., un immigrante de Michoacán, México, se expresa en favor de que se cuenten todos los votos de la elección presidencial de EEUU. Pennsylvania es un estado decisivo en la actual elección presidencial. (AP Photo/Julio Cortez)

Biden va adelante pero Trump aún tiene posibilidad de ganar la elección. Pero sea quien sea que gane la presidencia deberá enfrentar una crisis de covid-19 creciente y su rudo correlato económico. La forma como Trump se ha comportado ante la pandemia ha sido desastrosa, con minimizaciones de la gravedad de la enfermedad, politización y rechazo de medidas de prevención básica como las mascarillas y el distanciamiento social y desdén por la ciencia y los científicos.

En realidad, Trump ha actuado ante la pandemia para proteger sus intereses personales, sus opciones de reelección, pero al hacerlo minó la capacidad de reacción del país.

Así, de cara a este inédito pero crucial cómputo de votos de la elección presidencial, Biden se ha comportado con tranquilidad, mostrando optimismo ante su posible victoria, respetando el proceso de conteo y llamando a la reconciliación.

Trump, en cambio, ha optado por el discurso incendiario, la difusión de mentiras y de fraude sin pruebas y exigiendo que se dejen de contar votos legítimos, lo que es una vulneración de la democracia. Eso es adicionalmente peligroso pues puede enardecer a personas que creen sus teorías conspirativas.

La presidencia será ganada por quien haya logrado más votos en el Colegio Electoral, logrados vía la victoria electoral en suficientes estados del país para alcanzar la cifra de 270. Por ello es indispensable que el conteo se realice de modo cabal y completo, conforme a la ley y de modo pacífico. Si existen irregularidades han de ser probadas y revertidas. Ambas campañas están en su derecho de presentar demandas si consideran que se dieron problemas o distorsiones, las cuales se deberán resolver conforme a derecho y a la luz de las pruebas.

Pero en ello no hay lugar para la irresponsabilidad de estigmatizar la elección en general y de suplantar los valores y las prácticas de la democracia con teorías que son, ellas sí, cabalmente fraudulentas. Lo que se requiere es el respeto a la voluntad popular, el conteo de todos los votos legítimos y el reconocimiento de quien por ello resulte el ganador.

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