Biden enfrenta presión para ser eficaz en su contacto con hispanos rumbo a 2024

ARCHIVO - El presidente Joe Biden habla durante una recepción en el Salón Este de la Casa Blanca por el Mes de la Herencia Hispana, el 30 de septiembre de 2022, en Washington. (AP Foto/Susan Walsh, archivo)

KISSIMMEE, Florida, EE.UU. (AP) — Joe Biden se comprometió en 2020 a trabajar “muchísimo” para generar entusiasmo entre los electores hispanos, y voló a Florida siete semanas antes de los comicios con el fin de dedicarse a eso. Pero al subir al estrado durante un evento por el Mes Nacional de la Herencia Hispana cerca de Disney World, Biden declaró: “sólo tengo que decir una cosa”, y usó su teléfono para poner parte de la canción “Despacito”.

La intención era rendirle homenaje al cantante del éxito de reguetón, Luis Fonsi, que había presentado a Biden y gritó: “Joe, baila un poquito”. En todo caso, el gesto detonó rápidas respuestas negativas en línea de parte de algunos hispanos, que consideraron que había recurrido a estereotipos denigrantes, una prueba de que, si bien es importante contactar a las comunidades, el no logar comunicar el tono cultural adecuado puede socavar esas iniciativas.

“Los detalles realmente son importantes para la gente porque se trata de respetar sus antecedentes, su historia y su cultura”, dijo Grecia Lima, directora política nacional de Community Change Action, un organismo activista enfocado en apoyar a las personas de bajos ingesos. “No es una porción insignificante de lo que las campañas tendrán que enfrentar durante el ciclo del 2024”.

Biden difícilmente es el primer político en dar un paso en falso al intentar establecer una conexión transcultural, pero las repercusiones dejan ver un reto de mayor tamaño que enfrentan el presidente y su partido en su intento de reelegirse para un segundo periodo el próximo año.

Los votantes hispanos, desde hace tiempo un electorado crucial para los demócratas, los han apoyado confiablemente basándose en temas fundamentales de políticas, desde la atención médica hasta la gestión de la economía, según sondeos del Centro de Investigaciones Pew. Pero indicios recientes de que los republicanos han empezado a influir en estos votantes contribuyen a la idea de que los demócratas tienen que esmerarse para mantener su ventaja.

Los candidatos demócratas obtuvieron el 57% de los sufragios hispanos durante las elecciones de medio periodo del año pasado, un porcentaje menor que el 63% de los votantes latinos que Biden se llevó en 2020 y el 66% de los hispanos que apoyaban al partido en 2018, cuando los demócratas asumieron el control de la Cámara de Representantes, según AP VoteCast, una amplia encuesta del electorado nacional.

Mientras tanto, el 39% de los votantes hispanos respaldaron a los republicanos el año pasado, una ligero incremento con respecto al 35% que apoyaron el intento de reelección del expresidente Donald Trump.

El alcalde de Miami, Francis Suarez, un republicano que está contemplando postularse para ocupar la Casa Blanca, dijo que los demócratas no han conseguido establecer un vínculo con los electores hispanos y se perjudican ellos mismos al adoptar términos como latinx, alternativa de género neutro para “latino” y “latina.”

“Han creado una oportunidad enorme para los republicanos", declaró Suarez. "Muchos de los temas que les preocupan a los hispanos son temas que está promoviendo el Partido Republicano”.

Los demócratas dicen que mantienen la delantera en temas de políticas, pero los líderes del partido habían esperado otro incremento en el apoyo electoral después de cambios demográficos recientes en la población hispana. Una porción cada vez mayor son angloparlantes y nacidos en Estados Unidos, y provienen de una gama de antecedentes cada vez más amplia.

Muchos demócratas también creyeron que la dura retórica de los republicanos antes, durante y después de la presidencia de Trump —que famosamente inició su campaña en 2015 diciendo que los inmigrantes mexicanos eran violadores y criminales— funcionaría en su favor.

Sin embargo, incluso los virajes modestos hacia los republicanos podrían significar millones de votos más para ese partido en 2024, pues los hispanos constituyeron el 62% del crecimieno total a nivel nacional de los electores elegibles para votar entre 2018 y las elecciones del año pasado, según Pew. Y eso hace que sea crucial la eficacia a la hora de contactar a los hispanos, dicen activistas.

“¿Están rezagados?”, preguntó Javier Palomarez, director general del Consejo Empresarial Hispano de Estados Unidos. “Sí”.

El apoyo de los hispanos a los republicanos ha aumentado en lugares como Nuevo México y Nueva York, dijo Palomarez, quien destacó que esas tendencias podrían continuar —sobre todo porque las recomendaciones boca a boca son cruciales para influir en el voto hispano—, a menos que los demócratas cambien la forma en que trabajan para movilizar a los electores latinos.

“Lo que necesitan hacer de inmediato es realmente empezar a hablarle a la comunidad hispana de forma auténtica”, dijo Palomarez, crítico acérrimo de Trump que llegó a incorporarse al consejo de diversidad de su gobierno con la esperanza de encontrar consenso. “No somos menos importantes que ninguna otra comunidad, pero nos han dejado atrás”.

La estratega demócrata Maria Cardona argumentó que en casi cada ciclo hay “activistas que se ponen muy nerviosos y dicen: ‘La campaña no está haciendo suficiente, no estamos escuchando a suficiente gente’”.

Dijo que la campaña de Biden está neutralizando esas percepciones con “pasos e inversiones históricos” en lo referente a la movilización del voto hispano, particularmente importante porque un estadounidense de origen hispano cumple 18 años aproximadamente cada 30 segundos. Esto ayuda a explicar por qué hay aproximadamente 4 millones de votantes hispanos más que cumplen los requisitos para votar con miras a 2024 de los que había en 2020.

Los partidarios de Biden también aseguran que incidentes como poner “Despacito” no resuenan entre los electores hispanos, que están más interesados en logros concretos de políticas, sobre todo cuando los principales candidatos republicanos azuzan los temores cargados de racismo en torno a los migrantes y la frontera entre Estados Unidos y México.

“El presidente Biden ha dedicado sus primeros dos años en el puesto a centrarse en los problemas que enfrentan muchas familias latinas: disminuir los costos de la atención médica, crear empleos bien pagados, reabrir nuestros pequeños negocios y escuelas, y combatir la violencia con armas de fuego en nuestras comunidades”, dijo Kevin Munoz, vocero de la campaña de reelección de Biden, en una declaración.

Desde luego, las meteduras de pata culturales son bipartidistas, y se remontan a 1976, cuando el presidente Gerald Ford mordió un tamal en Texas sin quitarle la hoja de maíz. Y desde hace tiempo, Trump y otros altos republicanos han empleado expresiones como “extranjero ilegal”, que para muchos latinos es deshumanizador.

A largo plazo, las políticas antimigratorias implementadas durante el gobierno de Trump, entre ellas separar a los niños de sus padres en la frontera sin planes de reunirlos de nuevo, podrían ser más relevantes que las iniciativas para acercarse a los votantes hispanos. En todo caso, el apoyo de los electores latinos a los candidatos republicanos se mantuvo firme entre 2018 y 2020, en el 35% a nivel nacional, según Vote Cast.

Y “Despacito” no ha sido el único traspié de la campaña de Biden desde entonces.

Durante una visita a Puerto Rico en otoño del año pasado, el presidente pidió ayuda para pronunciar Caño Martín Peña mientras promovía financiamiento federal para mejorar el canal. La primera dama Jill Biden se equivocó al pronunciar “Sí se puede” —el antiguo eslogan del sindicato de trabajadores del campo que después se convirtió en una consigna de la era de Barack Obama— durante un discurso en California la primavera pasada. Después, en Texas el verano del año pasado, dijo que la comunidad hispana era “tan única como los tacos para desayunar aquí en San Antonio”.

“No somos tacos”, tuiteó la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos a modo de respuesta, ante lo cual la oficina de la primera dama emitió una disculpa.

Matt Barreto, que realiza encuestas para la Casa Blanca y el Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), dijo que parte del cambio hacia los republicanos ocurrió entre quienes dicen que la situación económica es lo que más les preocupa.

Barreto dijo que el Partido Demócrata y sus aliados han intensificado los programas de vinculación con la comunidad hispana durante los últimos dos años o más y han encontrado formas de asegurarse de que sus mensajes tengan resonancia.

“Hemos estado aprendiendo nuestras lecciones y mejorando constantemente, y no hemos dado por sentado que tenemos la aprobación de la comunidad", manifestó Barreto. “Eso no quiere decir que algunas de las personas que desean que hagamos más estén equivocadas”.

Los demócratas también se vieron obstaculizados por la pandemia en 2020, que limitó severamente la organización en el terreno y las visitas a las viviendas. Sin embargo, cuando esas labores se reiniciaron en 2022, los demócratas de todas formas perdieron contiendas a la Cámara de Representantes en zonas con elevada población hispana en el sur de California y Florida, incluso pese a que excedieron las expectativas a nivel nacional.

En efecto, el viraje hacia el Partido Republicano fue especialmente pronunciado en Florida, en donde más de la mitad de los electores hispanos respaldaron al gobernador republicano Ron DeSantis, que ahora es candidato a la presidencia. Él aboga por posturas migratorias radicales que incluyen utilizar fondos estatales para enviar a los solicitantes de asilo desde Texas a la isla de Martha’s Vineyard en el noreste del país porque, dijo, los demócratas de las ciudades del norte estaban ignorando los problemas en la frontera entre Estados Unidos y México.

Los mensajes republicanos que retratan a los demócratas como de extrema izquierda y anticapitalistas también tocaron fibras de votantes hispanos en el sur de Florida, sobre todo entre los migrantes recién llegados de países socialistas en dificultades como Venezuela y Cuba.

En el condado Broward, en Florida, uno de los pocos bastiones demócratas que quedan en el estado, Richard Ramunno, un empresario de 31 años de edad de origen argentino y chileno, recordó el episodio de Biden con “Despacito”, pero no le dio importancia. Dice que le preocupan más las decisiones en torno a las políticas que los republicanos están tomando a nivel estatal, como la Ley de los Derechos de los Padres en la Educación que promulgó DeSantis y que facilita cuestionar un libro por su contenido.

“Las leyes que están aprobando en estos momentos son muy conservadoras", hizo notar. "Se están retirando libros de las escuelas”.

Pero Ramunno también dijo que los demócratas deberían hacer más para contactar a los votantes antes de las elecciones de 2024.

Un punto más positivo para los demócratas el año pasado fue Nevada, en donde la primera latina en ser elegida para el Senado, la demócrata Catherine Cortez Masto, fue reelegida pese a que los republicanos se quedaron con la gobernación. Melissa Morales, fundadora del comité de acción política Somos, que apoyó a Cortez Masto, declaró que las elecciones de mitad de periodo demostraron la importancia de enfocarse en políticas económicas como vivienda y atención médica asequibles, no en cuestiones de guerra cultural encabezadas por los republicanos.

“Lo que realmente salió a la luz para nosotros en 2022 fue que a los latinos les interesan las soluciones”, dijo Morales.

Lima, cuyo grupo progresista moviliza a votantes durante contiendas electorales a nivel nacional y local, dijo que la economía es una de las motivaciones más importantes para los hispanos, y que Biden y los principales candidatos demócratas pueden citar sus logros legislativos, incluido un paquete para obras públicas de gran envergadura y el aumento del gasto federal en atención médica, servicios sociales y energía limpia.

Pero Lima los denominó “pagos iniciales” y dijo que los votantes hispanos esperarán que Biden y los demócratas “cumplan” las políticas que ayuden a que la economía funcione mejor para ellos, incluso si los republicanos controlan la cámara baja.

“No podemos regresar con ellos sin haber hecho avances en 2024”, dijo.

No obstante, muchos de los mismos activistas que han criticado a Biden y los demócratas han elogiado al presidente por elegir a Julie Chavez Rodriguez, nieta del icono de los derechos civiles Cesar Chavez, para que dirija su campaña por la reelección. Verónica Escobar, representante de Texas, es codirectora de la campaña.

Morales dijo que elegir a Rodriguez no sólo tuvo importancia simbólica, sino que también fue alentador, dados sus antecedentes sindicales.

“Queda muy claro que es la persona adecuada para el trabajo”, dijo Morales.

En un comunicado que detalla la estrategia para 2024, que la campaña de Biden produjo en inglés y español, Rodriguez prometió que la campaña “se involucraría de forma anticipada y frecuente” con los hispanos y otros votantes con quienes cuenta. El Comité Nacional Demócrata también planea seguir desarrollando Adelante, un plan de extensión comunitaria con millones de dólares en financiamiento que el año pasado incluyó anuncios bilingües en radio y prensa en Florida, Nevada, Arizona, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania y Texas.

Los anuncios comenzaron en mayo pasado. El DNC también está ayudando a financiar la coalición hispana y a organizar al personal en estados electoralmente muy reñidos, y planea los “campos de entrenamiento” que utilizó durante la campaña por los comicios de mitad de periodo. Capacitan a personal bilingüe de campaña en estados clave.

“Creo que ahora el Partido Demócrata está en una posición en la que, cuando le digo a la gente: ‘quiero que hagas más’, tengo a socios dispuestos”, dijo Barreto, quien trabajó de cerca con Rodriguez en contactar a la comunidad hispana durante la campaña de Biden en 2020. “Eso me da más optimismo de que no voy a pasarme los siguientes 12 meses intentando recordarle a la gente que los latinos son importantes”.

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La periodista de The Associated Press Hannah Fingerhut contribuyó a este reportaje desde Washington.