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Barra de chocolate enviada como regalo por la reina Victoria sigue intacta después de 121 años

LONDRES, 31 mar (Reuters) - Una barra de chocolate de 121 años, de una serie encargada por la reina Victoria para las tropas británicas que combatían en Sudáfrica, fue hallada en su caja de hojalata original en el ático de una casona inglesa.

El chocolate perteneció a Sir Henry Edward Paston-Bedingfeld, un aristócrata inglés que combatió en la segunda guerra de los Bóeres, y fue hallada dentro de la caja de su casco en Oxburgh Hall, la casa de 500 años de su familia en Norfolk, al este de Inglaterra.

"Aunque (...) no lo querría como regalo de Pascua, aún está completo y es un hallazgo extraordinario", dijo Anna Forrest, curadora del patrimonio cultural en el National Trust, la organización benéfica patrimonial que administra Oxburgh Hall.

La tapa de hojalata tiene un mensaje escrito a mano por la reina Victoria que dice "Te deseo un feliz año nuevo" y la inscripción "Sudáfrica 1900", así como un retrato de la reina.

El National Trust dijo que creía que Henry había mantenido el casco y el chocolate juntos como recuerdo de su participación en la guerra. Los artículos fueron descubiertos entre las pertenencias de su hija Frances Greathead luego de su muerte a los 100 años en 2020.

La segunda guerra de los Bóeres, de 1899 y 1902, enfrentó a las tropas británicas contra las fuerzas de dos estados sudafricanos independientes dirigidos por los bóeres, agricultores de habla afrikáans, en los que se habían encontrado enormes depósitos de oro y diamantes.

Victoria encargó 100.000 barras de chocolate de media libra (226 gramos) para levantar el ánimo de las tropas en terreno.

Los tres principales fabricantes de chocolate de Reino Unido en ese momento, Cadbury, Fry y Rowntree, eran dirigidos por cuáqueros que se oponían a la guerra, por lo que se negaron a aceptar el pago del pedido y empacaron el chocolate en latas sin marca.

Sin embargo, la reina insistió en que los soldados británicos debían saber que el regalo provenía de casa, y los fabricantes cedieron y pusieron su marca en algunos de los chocolates, aunque no en las latas.

Si bien algunas latas sobreviven, dijo el National Trust, es extremadamente raro asociar a una con su propietario original, y más raro aún encontrar el chocolate, ya que la mayoría de los destinatarios se comieron el suyo.

(Reporte de Estelle Shirbon; Editado en Español por Ricardo Figueroa)